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La crisis de materias primas, producida por el desequilibrio entre la oferta y la demanda surgida con la reactivación económica tras la pandemia, ha cambiado ... la política de aprovisionamiento de las empresas valencianas. Y es que, su dependencia del exterior se ha elevado en los últimos años, especialmente en 2020, por lo que la escasez de productos por parte de ciertos proveedores ha golpeado con fuerza a la Comunitat y ha recordado a las empresas la importancia de diversificar.
Además, también ha llevado a las mercantiles a comprar más caro y a corto plazo, con el objetivo de garantizar el suministro. Es una de las conclusiones del informe 'Las cadenas de suministro y su dependencia del exterior para las empresas de la Comunitat', elaborado por CaixaBank y Cámara Valencia. Y es que, tal y como señala el estudio, la «certidumbre en el suministro» cobra especial importancia frente al factor coste/precio.
En concreto, ante posibles interrupciones de sus canales de suministro, las empresas valencianas, durante el último año, han aumentado los inventarios, «lo que a corto plazo resulta caro». Sin embargo, esto no evita la escasez a medio y largo plazo. Es decir, tratan de apagar los fuegos más próximos. Además, han incrementado la diversificación de los proveedores y desarrollado cadenas de suministro duales –varias rutas para recibir el mismo producto o similares–.
El director territorial de CaixaBank en la Comunitat Valenciana, Xicu Costa, aseguró que con este trabajo, Cámara y CaixaBank tratan de apostar «por la apertura» de las mercantiles valencianas a nuevos mercados. «El tejido empresarial valenciano está demostrando, en los dos últimos años, una capacidad de resistencia que pone de manifiesto su competitividad y fortaleza en los mercados exteriores. De hecho, las exportaciones valencianas han alcanzado cifras récord durante 2022, incrementando sus valores más de un 25% respecto al año anterior», afirmó, por su parte, José Vicente Morata, presidente de Cámara.
A pesar de estos datos positivos, las empresas valencianas se enfrentan a un escenario de elevada incertidumbre, tanto por la inflación como por las tensiones geopolíticas. Las perspectivas inmediatas son de desaceleración, tanto del comercio global como de la actividad económica. Este contexto va a seguir incidiendo en las cadenas de suministro, afectadas notablemente tras la pandemia por la congestión del tráfico marítimo y el alza de precios. Este escenario ha transformado las políticas de suministro de las empresas –tanto exportadoras como no exportadoras–, en la búsqueda de mayor certidumbre y estabilidad.
El estudio pone de manifiesto también que las empresas valencianas tienen una oportunidad de encontrar nuevos nichos de mercado, al convertirse en potenciales proveedoras de empresas europeas que «buscan calidad y certidumbre». Esto reforzará la tendencia a concentrar el comercio con Europa y otros países desarrollados como EE UU y Canadá, algo que se producirá aún más en bienes semimanufacturados y de alto valor añadido.
Además, el informe recomienda las fusiones o acuerdos de cooperación a nivel internacional para ganar tamaño y poder de negociación, que les permitan implantarse e invertir en mercados con potencial suministrador de materias primas. De este modo, reducirían el grado de incertidumbre en el suministro, algo que se ha visto agravado por el aumento de la dependencia de la Comunitat de EE UU y China en 2020.
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