uDirector general de Casfid. Joaquín Costa. lp

Joaquín Costa, la suerte del observador

El joven ingeniero de telecomunicaciones aunó su experiencia en eventos y el 'big data' para acabar con los problemas de aforo

Sábado, 15 de febrero 2020

Joaquín Costa es el ejemplo de lo que sucede cuando unes experiencia, atención, ganas de emprender y una pizca de azar. Este ingeniero de telecomunicaciones es cofundador y director general de Casfid, una compañía valenciana especializada principalmente en la gestión de eventos y control de aforo por radiofrecuencia.

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Costa fundó la empresa junto a Javier Juanes el 14 de febrero de 2014, hace justo seis años. Ahora, en plena celebración de este nuevo aniversario, el empresario está enfocado en la expansión tanto nacional como internacional de la compañía. En esa línea, la mercantil acaba de dar el salto al continente asiático al conseguir gestionar la carrera Titan Desert, que se celebró en Arabia Saudí hace dos semanas.

Costa se licenció por la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y cuenta con un MBA por la Universidad Europea (UEV). Estuvo trabajando durante ocho años en Red Bull, donde fue responsable de marketing e imagen de la marca en toda la Comunitat y Murcia.

Tal y como cuenta él mismo, antes de iniciar su propia empresa, era pluriempleado y compaginaba sus estudios con las clases particulares y su afición al baloncesto. «En el departamento de Red Bull tenía muy buena relación con los proveedores y les preguntaba cuánta gente entraba, pero nunca me lo sabían decir con exactitud, sólo hacían estimaciones en base a fotos aéreas», explica el empresario, quien supo ver la necesidad de un seguimiento real de la afluencia en eventos de grandes dimensiones.

Y entonces llegó el fatídico Madrid Arena. «Aquel suceso nos hizo ver aún más la importancia de controlar el aforo», señala. Fue entonces cuando Costa y su socio se centraron en el desarrollo de una tecnología que permitiera controlar las salidas y entradas. «Javi es muy buen programador y empezamos a visitar proveedores. Entonces, vimos la opción de instalar una placa en las pulseras con código QR», indica Costa.

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Así empezó Casfid. Tal y como recuerda este joven emprendedor, su primer evento fue un congreso de 400 programadores en la fundación Bancaja, mientras que Mare Nostrum fue su primer festival, al que le siguió posteriormente Medusa. «En ese momento no implantábamos radiofrecuencia aún porque era muy cara y éramos dos personas que no tenían suficientes recursos para eso», explica.

Uno de los momentos clave para el crecimiento de Casfid ocurrió en el Palacio de Congresos, cuando vieron la necesidad de diversificar el negocio. «Le enseñé al jefe de compras el dossier que teníamos. Todo iba bien hasta que dijimos que habíamos gestionado festivales, ya que al Palacio de Congresos no le interesaba verse vinculado a este tipo de eventos. En ese momento le dije a mi socio que teníamos un problema y que teníamos que crear dos marcas distintas», cuenta.

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Después de preguntar a sus amigos y conocidos si veían una buena idea crear otra marca, decidieron dejar la decisión al azar. «La mitad nos dijo que sí era un acierto, mientras que la otra mitad no. Por ello, decidimos tirar una moneda al aire, literalmente», cuenta el ingeniero. «Salió la opción de crear dos líneas diferenciadas». Por ello, Casfid se centra en eventos de corte profesional mientras que Idasfest en festivales. Después, les siguieron otras líneas: Enterticket, IDCongress, IDSports e IDCars. La marca ha pasado a tener una plantilla de 35 personas y ya cuenta con varios premios a sus espaldas.

Entre sus próximos objetivos, destacan superar los ocho millones de euros de facturación y trabajar con clubes de primera y segunda división de las diferentes ligas deportivas profesionales.

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