Detrás de un fruto seco (sea almendra, cacao, pistacho o anacardo) hay algo más que un alimento asociado a los snacks, que un producto para los momentos de desconexión o para picar entre horas. Y es que hasta los frutos secos naturales (no tostados) tienen detrás de si todo un proceso de trabajo para unificar su sabor, para controlar que el producto llega en las condiciones apropiadas para el consumidor que lo escoge.
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Es ahí donde entra en escena el equipo de I+D de una empresa, que en el caso de la valenciana Importaco va en su ADN desde 2008, cuando puso en marcha en Beniparrell su centro tecnológico, algo así como el laboratorio de ideas desde el que se investigan y exploran todas centro tecnológicolas posibilidades que ofrecen los frutos secos.
Ese compromiso de "ir más allá", de "buscar la semilla del conocimiento" y de "estar abiertos al mundo para ayudar a nuestros clientes, proveedores y consumidores" lo ejemplifica Teresa Cercós, directora de Calidad, Innovación y Medio Ambiente y al frente del Centro Tecnológico de Importaco, que ha pasado de los siete-ocho trabajadores del año de su creación hasta los 150 que trabajan en la actualidad (40 de ellas de forma habitual y el 70% del total, mujeres) en los siete laboratorios dedicados a la realización de análisis físicos, químicos y microbiológicos y una sala de catas (o experiencias) para validar los productos con catadores expertos en la materia que han sido entrenados para medir con los mismos parámetros un determinado valor.
Como recuerda Cercós, fue el anterior presidente, el empresario Francisco Pons Alcoy (fallecido en 2018), quien fue "bastante visionario" y se empeñó en tener "espacio para pensar, para salir de la rutina". Un testigo que recogió el actual presidente, Toño Pons, en una decidida apuesta por la innovación y la especialización.
Y ese compromiso se respira desde que uno pisa el centro y observa los paneles centrales y las paredes, donde se encuentra explicado todo el modelo de innovación que aplica la compañía, que el año pasado facturó más de 660 millones de euros y cuenta con 17 centros productivos, además de presencia en países como Reino Unido, Bélgica, Italia, Alemania o Francia.
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Nueve pasos en total. Desde "la ideación, ese momento en que se crean ideas para ver si tienen cabida en el negocio", hasta el control de calidad desde la perspectiva de "¿cómo puedo ayudarte?". Como explica Cercós, "somos un centro generador de conocimiento para ayudar al cliente a avanzar en su negocio". Un conocimiento que, además, llega a la boca del consumidor, a quien se estudia para entender qué le engancha, qué emociones genera un determinado snack.
Detrás de ello, técnicas de neurociencia que permiten, a través del movimiento de los ojos, el latido del corazón o la expresión de emociones, descubrir variables sobre los gustos cuando uno tiene delante un tipo u otro de almendras, nueces o cacahuetes. Eso se transforma en características del producto que permiten evocar sabores, recuerdos, etc. "Lealtad hacia un snack a través de la ciencia", resalta Cercós.
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Junto al consumidor, el producto, "que también hay que entender muy bien sus características para vincularlo al consumidor". Por ello, Importaco controla la calidad desde el lugar donde están las materias primas con las que trabaja. A todo esto se suma un 'leitmotiv' que se repite en toda la conversación: la innovación está presente en todas las áreas de la compañía, ya que se busca la implicación de toda la plantilla. "Todos contribuyen a hacer mejor el producto en el mercado", comenta la responsable del centro tecnológico.
Ese proceso de conocimiento del cliente y del producto llevó a la empresa a articular dos proyectos. Por un lado, "el árbol de innovación" que, como si fuera la deconstrucción gastronómica, permite abordar el desarrollo de nuevos productos desde la óptica de lo natural y las nuevas tendencias de alimentación. Porque, recuerda Cercós, "el snack no está reñido con lo saludable", por ejemplo, tiene efecto saciante, función energética (buscada por deportistas), poseen proteínas y grasas buenas. Por otro, ligado al sector farmacéutico, productos que ayuden a la salud del consumidor mediante una personalización de la nutrición. En definitiva, conocer lo que hay más allá de los frutos secos.
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