Bimbo afronta esta semana la huelga de los trabajadores de su planta de El Verger, anunciada una vez se confirmó el plan para desmantelar las instalaciones. La que aún es la segunda fábrica de la multinacional en la Comunitat Valenciana afronta así una semana ... clave en la que la plantilla sueña con que se reconsidere una decisión que, en la práctica, representa prescindir de un centenar de empleados mientras se busca mano de obra a pocos kilómetros. Porque la otra factoría en la autonomía, la de Paterna, se encuentra en pleno proceso de crecimiento.
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Así lo confirman trabajadores de la empresa y se constata en las cuentas de Horno de Paterna 2020 SAU. Esta sociedad pertenece a Bakery Iberian Investments, filial española de Bimbo. Tal y como se constata en el Registro Mercantil, desde 2020 los empleados de esta firma y la paralela que le presta servicios no han dejado de incrementarse. Han pasado de ser 154 a 185 a principios de 2023. De forma paralela, en El Verger se ha reducido de 116 a en torno a un centenar.
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El motivo de esta paradoja se encuentra dentro de las plantas, en los productos que se fabrican. En la población de La Marina cuentan con líneas para elaborar tanto pan tostado como los 'Takis', un aperitivo picante que se ha popularizado en los últimos años. ¿Y por qué cierra entonces? Pues porque desde la multinacional se ha decidido traspasar esa línea de producción a Cataluña para condensar el trabajo, algo que ya se había hecho en el pasado. Por su parte, el pan tostado de la marca no goza de una buena salud y su popularidad no es muy alta.
Por su parte, la planta de Paterna vive la situación contraria. Bimbo compró la misma al Grupo Siro por 71 millones de euros hace casi cuatro años y, desde entonces, se ha exprimido al máximo. En este caso es porque la producción está enfocada al pan de molde de marca blanca que se vende en Mercadona. Un producto con mucha más tirada que los anteriores que, además, ha ganado popularidad en los últimos meses en plena espiral inflacionista que ha fomentado los alimentos con sellos como el de Hacendado.
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Esta situación ha llevado a que una de las ofertas que se haya puesto en la mesa de negociación sea el traslado de parte de los trabajadores a esta y otras instalaciones de España. El problema es que esta es una solución parcial ya que hay muchas personas que no tienen las posibilidades o los medios para desplazarse. Y así lo han reiterado en diferentes ocasiones desde la plantilla, que exigen el mantenimiento de la carga de trabajo al recordar que los 'Takis' tienen éxito y que se les ha llegado a instar a trabajar los fines de semana.
Con ese argumento remarcan la necesidad de mantener los empleos, justo lo que se quieren exhibir en la huelga que ha comenzado esta semana y seguirá. La misma, secundada por la totalidad de la plantilla dejó por la mañana una imagen curiosa ya que todos los empleados que debían estar en el interior de la planta estaban fuera para protestar en una sentada en la que lucieron camisetas contra la decisión.
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El comité de empresa se volverá a reunir con la plantilla en los próximos días para tratar de negociar, aunque todo apunta a que llegar a un pacto será más que difícil. Desde la multinacional quieren que la producción cese con el cierre del primer trimestre del año de forma definitiva. Por ello, se espera que las próximas jornadas de huelga para el 5 y 6 de febrero se mantengan.
Otro de los motivos que lleva a pensar que el cierre de la factoría de El Verger es irreversible es la crisis en la que está inmersa Bimbo en el país. Pese a que la empresa presenta un buen rendimiento a nivel global, en España no vive una buena situación en los últimos años. La marca tenía fábricas que no estaban a pleno rendimiento y, una vez materializada la compra de Panrico y de forma paralela a la adquisición de los activos del Grupo Siro, ha llevado a cabo una estrategia de recortes.
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Antes de la planta alicantina bajaron la persiana las de Granollers, Mallorca, Tenerife y Sevilla. También se llevó a cabo un ERE que afectó a 290 personas de la red comercial. Pese a todo, los trabajadores de la factoría de El Verger no se dan por vencidos y quieren presionar al máximo para tratar de encontrar una solución. Algo que también quieren las instituciones, que son conscientes de que esta es una de las pocas industrias que quedan presentes en La Marina.
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