La proveedora de aviones de extinción de incendios de Air Nostrum deja atrás el concurso de acreedores y supera el riesgo de quiebra. La compañía aeronáutica Thrush Aircraft da por completado su proceso de reestructuración que se inició hace diez semana «con una firma y varios apretones de manos de celebración», según comunica la empresa.
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El veterano de la industria Mark McDonald es el nuevo CEO de Thrush y junto a su equipo se ha puesto a los mandos para "aumentar la competencia y la capacidad de la compañía, aprovechando sus 75 años combinados de experiencia en aviación".
"Nuestros clientes en todo el mundo pueden seguir contando con ventas, entregas, capacitación y soporte para continuar en su mejor momento, y para que cada uno de nuestros servicios mejore aún más", aseguró el vicepresidente Eric Rojek. "Los últimos años han sido difíciles para Thrush y para todos nuestros 'stakeholders'", destaca McDonald, "pero los problemas que la empresa tuvo que superar tuvieron poco que ver con la calidad de nuestro producto, y nada que ver con la calidad de nuestra gente".
"Ahora, cuando comenzamos un nuevo capítulo en la historia de esta legendaria compañía, puedo decirles que, desde la fábrica hasta la línea de vuelo, todos estamos realmente entusiasmados con el futuro de esta gran marca", aseguró Rojek. A finales de mes está prevista la presentación del nuevo equipo y de las novedades en cuanto a producto.
El empresario Carlos Bertomeu y sus socios en la aerolínea y fundadores del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), Antonio Pellicer y José Remohí, hicieron pública su apuesta en este ámbito por el modelo Thrush 710P, como una aeronave con eficacia demostrada en la extinción de incendios tanto en Australia como en Estados Unidos.
Con él se estrenaron con la sociedad Plysa con un contrato de la Xunta de Galicia por cerca de un millón y medio de euros, para realizar tareas de extinción de incendios durante tres años en esa comunidad autónoma con dos aeronaves fabricadas por Thrush. Sin embargo, Plysa solicitó financiación al Banco Europeo de Inversiones (BEI) en 2018 para comprar hasta cincuenta aeronaves dedicadas a la extinción de incendios, en varias fases, a lo largo de seis años.
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Como publicó este periódico, el montante total de la inversión prevista para esas adquisiciones alcanza los 44 millones, la mitad correspondiente a la solicitud al BEI. Esa operación se enmarca, según la empresa, en un plan de máximos diseñado tras analizar los potenciales concursos de extinción de incendios en el sur de Europa, norte de África y Sudamérica para los próximos años.
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