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Sede del Banco Central Europeo. Reuters

El euro digital que prepara Europa permitirá pagos gratuitos y bajará las comisiones a los comercios

El Banco Central detalla en el Parlamento Europeo las bondades de la nueva forma de pago que está ultimando y en la que los bancos tendrán un papel determinante

Nacho Ortega

Valencia

Sábado, 28 de septiembre 2024, 01:04

El Parlamento Europeo, una vez comenzada la nueva legislatura, ha retomado el camino para la implantación del euro digital, que sería el dinero emitido por ... un banco central en formato digital para que lo utilicen los ciudadanos y las empresas en sus pagos minoristas. Esto implicaría establecer una nueva forma digital de dinero, junto con los billetes y monedas en euros, y para ello Europa está dando pasos para su aplicación práctica.

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Esta semana Piero Cipollone, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, compareció ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo para explicar en qué momento de tramitación se encuentra y, especialmente, para explicar las bondades que se esperan del euro digital y cómo afectaría a los ciudadanos, al comercio y a los bancos, así como especialmente a los pagos minoristas.

Características básicas

El euro digital sería una forma digital de efectivo que podría utilizarse para todos los pagos digitales en toda la zona del euro, tanto online como offline. Sería ampliamente accesible, gratuito para uso básico y disponible con o sin conexión a Internet. Además, no se pagarían intereses por las tenencias de euros digitales.

Ofrecería el máximo nivel de privacidad y permitiría a los usuarios liquidar pagos de forma inmediata en dinero de banco central. Salvo contadas excepciones, el euro digital sería aceptado obligatoriamente por todos los beneficiarios y, por lo tanto, equivalente al efectivo.

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Podría utilizarse en operaciones entre particulares, en los puntos de venta, en el comercio electrónico y con las Administraciones Públicas. Ningún instrumento de pago digital ofrece todas estas características. El euro digital colmaría esta laguna, subrayan desde el Banco de España.

Para evitar desplazamientos masivos desde los depósitos minoristas al BCE que afectaría a los bancos y a la economía, el banco central sopesa limitar el importe que los particulares podrán tener en euros digitales –está por definir cuánto se permitirá a las empresas y comercios, aunque en su día se filtró la cifra de 3.000–. Además, las cuentas en euros digitales podrían estar en los bancos para evitar impactos en la estabilidad financiera.

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Las fechas clave

• Europa comezó la fase de investigación en 2021 y ahora nos encontramos en la mitad de la fase de preparación, que concluirá dentro de un año aproximadamente.

• Ahora en 2024 se está trabajando en la fase de preparación , con la finalización de las normas de funcionamiento del euro digital y se están seleccionando posibles proveedores que puedan desarrollar una plataforma y una infraestructura adecuada.

• A finales de 2025, el Consejo de Gobierno del BCE decidirá si pasa a la fase siguiente del proyecto. No obstante, el Consejo de Gobierno no tomará ninguna decisión sobre la emisión de un euro digital antes de que se adopte el correspondiente acto legislativo.

• Aún no hay fecha establecida para su puesta en funcionamiento . «La introducción de un euro digital que todos los bancos y otros proveedores pongan a disposición de sus clientes y que todos los comerciantes acepten en toda la zona del euro llevaría varios años», explica el Banco Central Europeo. En su día ya se anunció que la implantación efectiva del euro digital no ocurrirá en ningún caso antes de 2026, una fecha que ahora parece demasiado optimista.

El discurso de Cipollone

Según explicó Cipollone, «los consumidores podrían utilizar el euro digital para todo tipo de pagos en cualquier lugar de la zona del euro y también para comercio electrónico. Con el euro digital, ordenar o recibir pagos sería gratuito y tan sencillo como pagar en efectivo actualmente. Los consumidores solo necesitarían utilizar un dispositivo y recordar una contraseña. Además, disponer de un único medio de pago para todo tipo de situaciones permitiría a los usuarios tener una visión general de sus gastos».

El ejemplo de España

Cipollone empezó su discurso haciendo una mención a España. «Teletransportémonos al año 2030 e imaginemos que estamos en España asistiendo al mundial de fútbol. Queremos comprar un refresco, pero solo se puede pagar con Alipay. Este escenario no es tan improbable como podría parecer: este verano las entradas del campeonato europeo de fútbol celebrado del Alemania solo podían comprarse utilizando medios de pago chinos o estadounidenses. ¿Pueden imaginar algo así en Estados Unidos? ¿Querer asistir a la final de la liga de fútbol americano, por ejemplo, y no poder pagar con medios de pago de ese país? Yo, definitivamente no.

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Aunque naturalmente el Eurosistema seguirá garantizando que en Europa podamos seguir pagando con efectivo, este está perdiendo popularidad con el avance de los pagos digitales y del comercio electrónico. Por ejemplo, cada vez más personas hacen la compra online. Pero no se puede pagar con efectivo y la única opción disponible es casi siempre PayPal, o una red internacional de tarjetas, como Visa o Mastercard.

Y cada vez más gente utiliza carteras digitales como PayPal o Apple Pay en sus teléfonos móviles. Se espera que en 2027 estas plataformas gestionen el 40 % del comercio electrónico y el 27 % de los pagos en establecimientos físicos en Europa.

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¿Qué pasaría si no pudiéramos pagar digitalmente?

«Imaginemos qué pasaría si no pudiéramos pagar digitalmente. Por ejemplo, hace dos semanas gran parte del mercado europeo de pagos con tarjeta se vio afectado por una caída que duró casi un día entero. Al igual que con la electricidad, el gas o el agua, no pensamos en los pagos hasta que dejan de funcionar», subrayó el dirigente, que recordó que «la proporción de empresas que no aceptan efectivo ha aumentado significativamente en la zona del euro. Estos cambios están contribuyendo a la marginación de las personas mayores o con menor dominio de la tecnología. También nos hacen depender de empresas no europeas, con el riesgo que entraña».

«Necesitamos nuestro propio sistema de pagos digitales sólido. Podemos conseguirlo llevando el dinero del banco central a la era digital con la introducción de un euro digital: una forma de efectivo emitida por el banco central y disponible para todos en la zona del euro», se explayó, antes de comentar que «el euro digital aportaría beneficios tangibles a todas las partes interesadas: consumidores, comerciantes y bancos».

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Cómo afecta a los ciudadanos

El euro digital «sería accesible para todos en cualquier lugar de la zona del euro, a través de una aplicación móvil o de una tarjeta física, de forma que los usuarios puedan elegir la tecnología con la que estén más cómodos, independientemente de su edad o dominio tecnológico».

El euro digital estaría disponible tanto online como offline. «En la modalidad offline, los usuarios disfrutarían de un nivel de privacidad similar al del efectivo. La información sobre los pagos offline con euros digitales solo la conocerían el ordenante y el beneficiario. También para los pagos online, aseguraríamos que los datos personales sigan siendo privados. El Eurosistema no podría identificar al usuario, ni vincularlo directamente con sus pagos».

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Cómo afecta al comercio: límites a las comisiones

El euro digital ofrecería nuevas oportunidades a los comerciantes europeos. «Estos dependen en gran medida de un reducido número de métodos de pago online o con tarjeta dominantes, controlados generalmente por proveedores no europeos. Las redes internacionales de tarjetas representan actualmente el 64 % de las operaciones con tarjeta en la zona del euro. Esto cuesta mucho dinero a los comerciantes europeos, que en conjunto pagan cada año elevados importes a las redes internacionales de tarjetas, como Visa o Mastercard. Y estos costes son soportados principalmente por los comerciantes más pequeños, que incurren en costes entre tres y cuatro veces superiores a los de sus competidores de mayor tamaño.

El euro digital incluiría salvaguardias para los comerciantes en forma de límites a las comisiones que aplican los bancos por procesar los pagos. Por tanto, un euro digital reduciría la brecha entre lo que pagan los comerciantes más grandes y más pequeños por los pagos digitales.

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Al ofrecer una verdadera alternativa a las soluciones de pago existentes, el euro digital también situaría a todos los comerciantes, grandes y pequeños, en una posición más fuerte para negociar mejores condiciones con otros proveedores. Por último, proporcionaría una red de seguridad a los comerciantes en caso de caídas de red o apagones eléctricos, gracias a su modalidad offline.

Ventajas para los bancos

«Los bancos también se beneficiarían», desveló Cipollone. «Los bancos recibirían una remuneración por los servicios que presten, mientras que el Eurosistema cubriría los costes del esquema y de la infraestructura del euro digital».

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Si comparamos un euro digital con servicios como PayPal o Apple Pay, las ventajas para los bancos son aún más evidentes. Por ejemplo, los bancos no ganan nada cuando los usuarios recargan el saldo de una cuenta PayPal mediante domiciliación bancaria. Y con Apple Pay deben pagar una comisión para que sus tarjetas puedan utilizarse en Apple Wallet.

Un euro digital también proporcionaría a los bancos una nueva fuente de ingresos al permitirles prestar servicios de valor añadido a sus clientes. Además, con el euro digital los proveedores de servicios de pago (PSP) europeos podrían ofrecer a sus clientes la comodidad de utilizar su producto en cualquier lugar de la zona del euro, igual que las empresas internacionales de tarjetas. Asimismo, reforzaría la posición negociadora de los bancos frente a esas empresas.

Por último, los bancos y otros PSP se encargarían de distribuir el euro digital, por lo que actuarían como único punto de contacto para sus usuarios. En consecuencia, el euro digital podría ayudar a los bancos a retener a sus clientes ante la creciente competencia en los pagos.

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