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La incertidumbre por la baja demanda de los vehículos de combustión que se fabrican en la planta de Ford en Almussafes no era el ... único motivo de la crisis que atravesaba la planta y que esta semana se ha cerrado con la asignación de nuevos coches eléctricos. En estas horas bajas también ha sido determinante la falta de un componente fundamental para una infinidad de industrias, los microchips. Un problema muy particular que, después de meses obligando a aprobar ERTE, se empieza a superar.
Estas pequeñas piezas, que en su mayoría se producen en países asiáticos, son la base para crear estructuras eléctricas de todo tipo. Hasta la pandemia era baratas y fáciles de conseguir pero tras el confinamiento se convirtieron en un bien preciado por la caída de la producción de las pocas factorías especializadas debido al cierres por casos de coronavirus y desastres naturales. Muchas industrias hicieron acopio pero la automoción no y eso ha provocado que haya habido una verdadera batalla en los mercados para hacerse con los microchips.
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El déficit de los mismos obligó a aprobar a finales de 2020 los primeros ERTE que se extendieron durante 2021 hasta el punto de que la producción ese año fue menor que la del ejercicio anterior, que estuvo marcado por el confinamiento. 2022 comenzó de una manera similar y la inestabilidad del suministro obligó a aprobar más y más expedientes que se ampliaron por otros episodios internacionales como la guerra de Ucrania.
Pero en las últimas semanas la situación ha comenzado a cambiar. De hecho, muchas fábricas españolas que también estaban afectadas por esta crisis han rechazado aprobar nuevos ERTE al considerar que pueden asegurar el abastecimiento de esta pieza clave. Ford Almussafes prefirió ser previsora y a finales de mayo apostó por prorrogar el expediente en vigor con el visto bueno de los sindicatos hasta el 31 de julio.
Desde entonces se ha dejado de trabajar en determinadas jornadas, aunque el clima ha cambiado. La prueba de esta buena inercia es que pocas horas después del gran anuncio de la multinacional la dirección de la planta convocó a los representantes de los trabajadores para notificarles nuevos cambios que, en la práctica, suponen recuperar turnos que estaban suspendidos.
En la reunión de la comisión de seguimiento, la cúpula expuso a los sindicatos la necesidad de modificar de nuevo el calendario de aplicación del ERTE «debido a la situación actual», según informaron fuentes de UGT, el sindicato mayoritario en la fábrica valenciana. La compañía ha cancelado varios días de paradas de producción. En concreto, en operaciones de vehículos sí que se producirá finalmente el próximo lunes 27 de junio en ambos turnos y sistemas.
Por su parte, en operaciones de motores y en la planta de montaje se ha cancelado el día de ERTE previsto para este 23 de junio y se trasladarán los días previstos para el 27 y 28 de junio al 7 y 18 de julio. Mientras, se mantienen «por el momento» los previstos para el 30 de junio y el 1 de julio «a la espera de conocer el programa de producción de la próxima semana». Por último, en la planta de mecanizados, se cancelan los días de ERTE previstos para el 25 y 26 de junio.
La empresa ha explicado que continúan «las tensiones en la cadena de suministros de componentes, agravadas por la situación geopolítica en el este de Europa y el tráfico marítimo». Ahora la factoría tiene el reto de que se puedan suspender el máximo número posible de días programados en el ERTE para recuperar cuanto antes la normalidad y esperar que en agosto no tenga que aprobarse una nueva prórroga. Las expectativas son buenas, pero nadie da por cerrada esta crisis.
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