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Aunque el panorama sigue siendo desolador para multitud de afectados por la dana pese a haber transcurrido un mes y medio de la tragedia, lo cierto es que se van sucediendo pequeños milagros que nos recuerdan que la esperanza se abre paso. Para algunas empresas, la campaña navideña constituye una parte importante de su actividad o, incluso, se juegan toda su facturación en estas fechas, como es el caso de las empresas dedicadas a las míticas cestas de Navidad, esas con las que se agasajan a empleados y seres queridos.
En este sector, son varias las compañías ubicadas en algunos de los municipios de la zona cero, como es el caso de Sadival y Sierra de Padelma, que han tenido que realizar labores de limpieza, reparación y reposición en un tiempo récord para tratar de llegar a las fechas clave.
«Nuestra fábrica está en el polígono de Massanassa. El agua llegó a un metro setenta de altura. El lodo destrozó toda la mercancía que no estaba en estantería metálica y fueron venciendo todos los palets. La nave tiene 25.000 metros cuadrados y todo estaba devastado, pero ocurrió un milagro», cuenta Ana Vanessa Rodríguez, gerente de Sierra de Padelma, que se encuentra sumergida en unas intensas jornadas de trabajo. «Estamos saturados. Hemos tenido que ampliar la plantilla en casi 50 personas más, por lo que ahora estamos cerca de 160 personas. Nos hemos puesto a fabricar en tiempo récord», añade la gerente de esta empresa con más de 30 años de trayectoria. En concreto, la fábrica está operando a tres turnos desde el 13 de diciembre, cuando se levantó el acta favorable de Inspección de Sanidad.
«Después de la dana decidimos hacer tres turnos para estar 24 horas trabajando con el objetivo de salvar lo máximo posible de la campaña», señala. El horario habitual de la factoría antes de la dana era de 6 a 14 horas y de 14 a 22 horas, además de un turno parcial de 8 horas a 17 horas.
Pero este milagro de Navidad del que habla Sierra de Padelma no hubiera sido posible sin la colaboración de amigos y empresarios. «Hemos contado con mucha ayuda y estamos muy agradecidos. El día 30, a través de empresarios amigos nuestros, conseguimos una retroexcavadora y tres contenedores. Primero hicimos una reunión e protocolo y actuación. Estábamos de acuerdo en que saldríamos adelante. Quedaban 50 días de campaña y nos reactivamos a los 20 después de la tragedia. Teníamos los días contados», relata Rodríguez, que destaca que la nueva consellera de Industria, Marián Cano, visitó las instalaciones para dar la enhorabuena a la compañía y la plantilla.
Eso sí, la gestión no está siendo fácil. «Hay atasco para sacar la mercancía. Vienen cinco agencias para repartir», apostilla la empresaria, quien no se atreve a dar una cifra de las ventas que esperan de este año. «Ni siquiera tenemos cuantificados los daños materiales que hemos sufrido», añade.
Rodríguez tampoco puede olvidar la respuesta a nivel nacional de clientes, entre empresas y particulares, a los que les debe también parte de esta frenética reactivación. «Muchos clientes se han volcado con nosotros y eso es increíble. Muchos proveedores nos han ayudado y algunos clientes han venido con sus furgonetas para repartirnos raciones de comida caliente mientras los operarios estaban aquí sacando lodo», cuenta, emocionada. Pero, además, también hay empresas que han optado por comprar a esta firma valenciana con el objetivo de aportar su granito de arena en la recuperación de Valencia. «También tenemos casos de empresas que han querido comprarnos a nosotros por habernos visto afectados», afirma la dirigente empresarial.
Pero el gesto solidario ha ido más allá y lo han protagonizado algunas de las empresas afectadas hacia sus empleados. «Sobre todo tenemos clientes de Massanassa, que se han volcado con nosotros para hacer el regalo a través de Sierra de Padelma. Han querido tener este gesto a pesar de sus propias situaciones», apunta la gerente de esta compañía, que facturó entre siete y ocho millones de euros el año pasado.
Sadival se ubica en Xirivella y también ha tenido que resurgir del fango para afrontar la campaña de Navidad de este año a contra reloj, con el desafío productivo y logístico que supone. Antonio Gea, gerente de Sadival, confiesa que, tras la dana, parecía «imposible llevar adelante la campaña», puesto que su nave quedó completamente inundada. «Pero en siete días pudimos volver y estar más o menos operativos», relata.
Eso sí, la afectación de empresas de transporte y otros proveedores ha llevado a la compañía a tomar caminos alternativos. «Eso nos ha perjudicado. Hemos sufrido algunos pequeños retrasos porque hay menos agencias. También hay menos almacenes para trabajar y menos camiones, entonces nos ha penalizado un poco. Hay proveedores que han perdido mercancía y no nos han podido servir, por lo que hemos recurrido a otros proveedores distintos», explica el empresario.
En su caso, Sadival ha recibido pedidos de clientes que se ubican en la zona cero, pero Gea subraya que son puntuales. «La mayoría no han hecho pedido porque la situación es muy complicada», indica. No obstante y a pesar de ello, confía en que se conseguirá una buena campaña. «Más o menos lo que teníamos previsto, ya que repartimos a clientes de todo el territorio nacional. Calculamos que vamos a crecer un 20%», señala Gea, quien también destaca la solidaridad de algunas asociaciones que les han encargado cestas para mandar a personas afectadas por la dana. «En ese caso las regalamos», agrega el empresario, que también ha mandado lotes a una asociación de policías.
Otra historia diferente es la de la empresa Lotes de España, que aunque no se ha visto arrasada por las riadas, también ha sufrido las complicaciones de la logística, puesto que cuentan con proveedores en la zona cero. «Hasta el 23 diciembre no paramos. Estas fechas son un desafío para la organización. Estamos viendo destellos de solidaridad este año. En nuestro caso, el 80% de los clientes que tenemos en pueblos afectados está haciendo sus pedidos como todos los años», cuentan desde la firma, que prevé crecer un 10% con esta campaña.
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Patricia Cabezuelo | Valencia
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