La «tormenta perfecta» sobre el sector agroalimentario español, y sobre el citrícola en particular en la Comunitat y en Murcia. Es la definición que realiza el director de Financial Advisory de Deloitte, Alfredo Vasallo, sobre la situación en que se encuentra una industria «estratégica» para España que ha despertado el interés de los inversores financieros y fondos de capital riesgo, que ya se vio en 2015 y que ahora se ha incrementado debido también a la gran liquidez del mercado.
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Es una de las conclusiones que se refleja en el Informe del sector agroalimentario español 2021, elaborado por Deloitte, y que sigue la estela de los análisis que la compañía ha realizado para industrias como la azulejera. «España es líder en agroalimentación y el sector ha demostrado una gran resiliencia a los periodos de crisis», explica el socio director de la firma en la Comunitat y Murcia, Gerardo Yagüe.
Son tres los factores que han llevado a generar este «marco favorable», detalla Vasallo. Por un lado, la concentración cada vez mayor de población en entornos urbanos unido al cambio de tendencia hacia unos hábitos de vida y de consumo más saludables. Por otro, la creciente dimensión tecnológica. A lo que se suman otras características propias del tejido empresarial valenciano: la atomización del sector, los buenos resultados y el acceso al mercado único que da la pertenencia a la Unión Europea, además de «unas buenas infraestructuras logísticas», lo que aporta mayor competitividad, añade.
«Todo ello ha llamado la atención de los fondos inversores», señala, mientras Yagüe explica que el sector agroalimentario tiene «mucho recorrido aún», impulsado por la fusión de grupos industriales y la entrada de inversores financieros. Por ejemplo, en el ámbito hortofrutícola, entre 2017-2020, de las 24 principales operaciones que se materializaron en el sector a nivel mundial, 14 se produjeron en España. En el caso citrícola, en los últimos tres años, más del 65% de las operaciones han tenido como inversor (directo o indirecto) un fondo 'private equity'.
De hecho, en los últimos meses, el sector valenciano ha vivido operaciones de gran trascendencia, como las protagonizados por Miura, que entró en el accionariado de Martinavarro y constituyó el grupo Citri&Co; Atitlan, que compró Frutas Romu y Guillem Export; o MCH, que entró en el accionariado de la castellonense Llusar de la mano de SanLucar Fruit.
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gerardo yagüe
Aún así, recuerdan desde Deloitte, la industria agroalimentaria tiene que gestionar importantes retos a corto y medio plazo, entre ellos, el de la modernización o la optimización de la estructura. En este sentido, el socio director de la firma recuerda que en la Comunitat gran parte de la superficie son pequeñas explotaciones, lo que limita la consolidación del sector porque se ralentizan los cambios tecnológicos. «Ahí entra en juego la Administración, que debe dar un impulso decidido a la innovación», explica Gerardo Yagüe. Un escenario en el que, a su juicio, deberían aprovecharse los fondos europeos de reconstrucción.
No es el único deber que tiene pendiente el sector, que también se enfrenta a la competencia de países emergente con costes de producción y laborales más bajos. «Mejorar la productividad, generar valor en aspectos como innovación o digitalización, desestacionalizar la oferta y desarrollar nuevos productos o variedades» son algunos de ellos, enumera Alfredo Vasallo.
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