En el sector de la automoción eran conscientes de que la planta de Ford en Almussafes, al igual que la mayor parte de las europeas, había vivido en 2021 uno de los peores ejercicios de su historia. La pandemia y efectos derivados como la ... crisis de componentes se unieron a una demanda de vehículos a la baja que produjeron una tormenta perfecta a la que ahora se le ha puesto datos. La filial española de la multinacional cerró el ejercicio con nada menos que 34,87 millones de pérdidas por una debacle sin precedentes de producción y ventas.
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Así lo reflejan las cuentas de Ford España SL, que abarca la planta de Almussafes y su servicio comercial, depositadas en el Registro Mercantil. Las mismas contrastan con los 6,15 millones de beneficios registrados en 2020, el año en el que comenzó la crisis sanitaria y el confinamiento. Unas cuentas que ya supusieron caída de más del 90% de las ganancias respecto al ejercicio anterior.
Pero en 2021 todo fue a peor por la falta de un componente fundamental como son los microchips semiconductores, muy fáciles de conseguir hasta el Covid. Esta diminuta pieza es esencial para cualquier estructura electrónica y sin ella no se puede fabricar. El déficit de las mismas afectó de forma especial a la industria de la automoción y Ford Almussafes se vio obligado a aprobar ERTE ante la rotura de la cadena de suministros y el menor tirón de los coches que se ensamblan en la Comunitat Valenciana. Estos recortes tuvieron un efecto contagio en toda la cadena de proveedores.
En el ejercicio ya cerrado, cuyas cuentas se aprobaron a finales de junio pese a salir ahora a la luz, las ventas fueron de 5.553 millones frente a los 6.655 de 2020. Entre 2017 y 2019 esta cifra oscilaba entre los 8.000 y 9.000. Por su parte, la producción se desplomó hasta los 168.426 vehículos.
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El coche más popular y que acaparó algo más de la mitad del total fue el Kuga, que cuenta con una versión híbrida enchufable y es, hoy por hoy, la joya de la corona al no contar con una fecha de caducidad. Este es el peor registro desde 2012, cuando la planta estuvo a punto de cerrar a raíz de la crisis económica y vivió un proceso similar al de este año en el que compitió con otra factoría europea. En ambos casos, pese a los malos registros, se garantizó el futuro.
Uno de los pocos datos positivos se encuentra en la sección de motores, que pese a ser de un tamaño mucho menor tiró del carro al producir 288.142 unidades, lo que representa un 16% más que el ejercicio anterior. Por otro lado, la actividad más limitada también implicó que el período medio de pago de proveedores ascendiera a 40 días.
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De forma paralela a esta debacle también se terminó de materializar un ERE aprobado con anterioridad y vio la luz uno nuevo. Una situación que implicó la reducción de la plantilla de la que ya habían alertado los sindicatos. 2022 empezó con un total de 6.088 empleados en la factoría valenciana frente a los 6.782 de 12 meses antes. Tras las salidas, el grueso de la misma son ahora hombres de entre 30 y 50 años. Aún quedan algo más de 1.300 que superan esta franja y la compañía confía que, si en el futuro tiene que realizar más recortes de cara a la electrificación de la planta, pueda convencer a los de mayor edad para prejubilarse.
Los malos resultados de la filial española no son, ni mucho menos, una excepción en Europa. El negocio del Viejo Continente, que incluye también plantas en países como Alemania, se resintió en 2021 y arrojó unas pérdidas de 154 millones de euros. Sin embargo, el buen comportamiento de Norteamérica permitió que el balance global fuera positivo y se consiguió alcanzar la cifra de 17,91 millones de euros frente a los 1.279 de pérdidas del ejercicio anterior.
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Los malos resultados de Ford España en 2021 no suponen ningún escollo para la factoría valenciana, que desde el pasado junio tiene asegurado el futuro tras confirmarse que producirá coches eléctricos.
La llegada de estas inversiones y la superación de la crisis de los microchips que parece que se va acercando a su fin implicará un aumento de la producción de vehículos y del volumen del negocio de Ford España que ya será una realidad en 2022. En el actual ejercicio el ensamblaje de vehículos ha repuntado y ya se da por sentado que las cifras serán mejores que las de 2021, lo que implicará reducir pérdidas o incluso volver a los beneficios.
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De hecho, en las mismas cuentas la cúpula admite que «la factoría de Almussafes sigue siendo una de las instalaciones de producción más importantes y eficientes del sector en Europa». Declaraciones que comparten en la industria auxiliar.
Pero hasta que la crisis pueda superarse con garantías se siguen realizando pequeños ajustes en los calendarios de producción. La dirección en la fábrica valenciana ha retrasado varios días de parada de producción previstos dentro del ERTE que está en vigor en la factoría. En concreto, en operaciones de vehículos, el día de ERTE previsto para el lunes 29 de agosto se traslada al miércoles 31 de agosto, y las jornadas del 2 y 5 de septiembre, al 22 y 23 de ese mismo mes.
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Por su parte, en montaje de motor, se traslada la parada prevista para el lunes 29 de agosto al viernes 23 de septiembre. El actual expediente termina en octubre y ante la mejora de la crisis de componentes se trabaja para que no se tenga que alargar o aprobar uno nuevo y así se de por cerrada esta etapa.
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