De visita en Valencia por el encuentro anual de Alumni en la zona Levante del IESE, Franz Heukamp remarca la importancia de la Comunitat ... para la institución, donde ya cuenta con 2.000 antiguos alumnos y donde en 2024 cumplirá 50 años desde que se impartió el primer programa. «Hemos contribuido a la formación de los empresarios y a apoyar el crecimiento de la Comunitat», asegura.
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–Lleva en el IESE desde 2002 aunque fue en 2016 cuando asumió la dirección general. ¿Cómo ha evolucionado la institución?
–Han sido las dos décadas de la gran internacionalización, que empezó en 2003 en Alemania y siguió en Nueva York y Sao Paulo. Esa internacionalización se plasma más allá de los campus porque más de la mitad de los profesores del claustro son de fuera de España y en los alumnos, por ejemplo, el 85% de los de MBA son extranjeros. Otra evolución es la tecnología y cómo abre nuevas posibilidades de trabajar en el sector de la educación. En 2002 empezamos un máster que tenía casi la mitad de los contenidos 'online', fue una verdadera revolución.
–Tecnología al servicio de las personas. Ahora que hablamos tanto del chat GPT, ¿qué ventajas o peligros le encuentra?
–Hay que intentar utilizar la tecnología para enriquecer lo que se quiere hacer; la enseñanza es clave para el avance de las personas a todos los niveles. Las ganas de seguir aprendiendo y encontrar una oferta adecuada es importante para la gente y, si la tecnología nos ayuda en esto, es perfecto. Es verdad que la inteligencia artificial (IA) llama ahora la atención porque nos da un montón de información en poco tiempo. El GPT tiene sus limitaciones por el modelo que usa y no será el que acabará cambiando el mundo pero es un ejemplo de lo que va a hacer la IA y de cómo nos va a transformar.
–Año tras año ocupan las primeras posiciones en los rankings internacionales como una de las mejores escuelas de negocio. ¿Hay un ingrediente clave para ese éxito?
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–Depende de tener buenos profesionales y nosotros los tenemos en la parte académica y en el equipo que los acompaña. Y luego hay trabajar muy bien, atender muy bien a los participantes, etc. Es un tema de querer mejorar siempre, no quedarnos donde estamos porque el mundo cambia constantemente.
–¿La pandemia de Covid ha modificado las formas de liderar?
–La pandemia ha acelerado un cambio que estaba en el aire, muy relacionado con la cercanía, con las ganas de la persona que lidera un proyecto de hacerlo atractivo para todo el mundo en la organización, saber explicarlo y relacionarlo con la tarea que cada uno tiene en la empresa.
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–¿Qué cualidades debe tener un buen líder?
–Las listas se pueden hacer muy largas pero en el IESE insistimos en tres, que son los ejes para un buen trabajo directivo: la excelencia profesional, la integridad con la que persona hace su trabajo y el espíritu de servicio.
–Menciona la integridad y esto me recuerda las críticas de semanas atrás de un partido político hacia los empresarios. ¿Qué papel juegan en la sociedad?
–Cuando uno coge perspectiva y se aleja de la batalla, ve que el avance en la sociedad pasa a través de las empresas. Donde hay buenas empresas, y fuertes, hay trabajo, educación, formación… ingredientes que no se pueden construir sin las empresas, al contrario, son el motor del avance de la sociedad. Y es relevante que los empresarios lo vean así porque sacar adelante una empresa es muy difícil. Es un trabajo inmenso y desde la sociedad se lo debemos agradecer.
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–¿Falta cultura del emprendimiento en España?
–A todas las sociedades les va bien tener un espíritu emprendedor y no tanto de querer enriquecerse. Y es bueno tener más personas con ese espíritu.
–La crisis del coronavirus también puso sobre la mesa cuestiones que hasta ahora estaban en un segundo plano, como la sostenibilidad, la salud emocional, etc. ¿Se han introducido en los programas del IESE, como camino a que cada vez más empresarios las asuman?
–La sostenibilidad empieza con el impacto ambiental pero también se es sostenible socialmente. Es el segundo tema, junto al de la IA, al que le hemos dedicado una iniciativa en el IESE porque está cambiando por completo a la empresa y a la sociedad. Y también vemos que pesa mucho el sufrimiento que ha traído la pandemia y hay más dificultades en la salud mental. Debemos pensar en cómo crear un clima amable en la empresa para que las personas estén bien. Y esto ya se habla entre directivos.
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–Uno de los problemas de la economía española es la falta de determinados perfiles profesionales. ¿Cómo se puede atajar?
–Publicamos un informe cada año sobre el talento y vemos cómo el 70% de las empresas españolas no encuentran el talento que buscan porque hay un 'gap' entre las necesidades de las empresa, los puestos de trabajo reales, y la formación que reciben los jóvenes. El centro del posible avance puede estar en que las empresas estén más involucradas en la definición de los planes de formación, sobre todo en la FP que es donde la mayoría de estas personas se deberían formar. Se habla bien de la FP alemana y hay una diferencia con lo que se está tratando de hacer en España: las empresas se unen, a veces en una estructura como la Cámara de Comercio, para definir un perfil de egresado y decir cuáles son las capacidades de cada puesto. Ahí está la clave.
–Su especialidad académica se centra en las razones de la felicidad y la toma de decisiones. ¿Qué percibe un alemán respecto a las de los españoles?
–Lo que marca es el portafolio de la felicidad: la familia y los amigos, la espiritualidad y tener un trabajo que nos llena. Esas son las tres partes que mejor explican la felicidad de las personas estén donde estén.
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