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Frustración, desconfianza y agotamiento no son palabras sinónimas, pero las tres sirven para definir el sentimiento que reina dentro de la planta de Almussafes tan solo 24 horas después de recibir un nuevo mazazo por parte de la dirección de Ford. La propuesta de ... la compañía para acabar con un tercio de la actual plantilla ha elevado, más si cabe, el negativismo entre los 4.875 empleados con lo que todavía cuenta la factoría valenciana. Para la mayoría de ellos la situación no es novedosa, ya que han tenido que hacer frente a los anteriores expedientes reguladores de empleo, por lo que es la sensación de desánimo la que reina entre una plantilla de edades variadas, que ve como la historia se repite una y otra vez y la solución nunca termina de llegar.
«El sentir que yo tengo es que la gente está muy negativa», comenta un empleado de la planta de vehículos con catorce años de vinculación a la empresa. Su positivismo le hace pensar que la negociación del ERE va a ir «más rápida que la del año pasado» y que la multinacional «sabe cómo tiene que manejar esto». Sin embargo, la desinformación y la incertidumbre que merodean las inmediaciones de la fábrica empiezan a pasar factura en el aspecto emocional. «Llega un punto en el que esto se ha alargado demasiado. Tenemos ganas de que se acabe», comenta el empleado de 54 años, que confía en poder acogerse a los posibles planes de prejubilación, similares a los que la empresa ya utilizó en los anteriores ERE para incentivar las salidas.
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En esa misma situación se encuentran, según las estimaciones de los propios trabajadores, unas 400 personas. La mayoría de ellas se quedaron a las puertas de la prejubilación el año pasado, cuando la edad requerida para apuntarse a las bajas voluntarias se redujo hasta los 53 años. «En el anterior ERE se apuntó tantísima gente para salir con una indemnización extra de 40.000 euros que el cupo no llegó a todos los que querían ser prejubilados», asegura el empleado.
Este jueves por la tarde, como de costumbre, ha vuelto a subirse al autobús que pasa por su barrio con dirección a la factoría. Aunque ya es de los pocos que utiliza las lanzaderas subcontratadas por la empresa para transportar a sus trabajadores. El descenso de producción y los continuos ERTE han dejado las paradas desiertas. «En el turno de tarde siempre llevo el autobús medio vacío», confiesa el conductor de una de las rutas que conectan la ciudad con el parque industrial de Almussafes.
Pasado el mediodía, un empleado de 25 años, que lleva trabajando desde hace poco en la empresa, llega a la planta de motores un día después de recibir la noticia. Su sensación y la de la gente de su entorno es similar, aunque no idéntica a la de los trabajadores más veteranos. «No hay una sensación de estar asustados, pero sí que estamos expectantes y desanimados porque no dicen nada definitivo», explica.
Los continuos excedentes temporales frustran al sector más joven de la plantilla. «Al mes te pasas siete u ocho días sin trabajar. Al final pierdes unos 200 euros y además te resta paro», lamenta el trabajador, que es consciente de que las condiciones para los empleados de menor edad son más inciertas que para alguien que está a punto de prejubilarse.
Ante tal situación, el Mecanismo RED se ve como una opción viable para continuar en la empresa, aunque todavía se mira con cierto desconocimiento. «Hay un gran secretismo y son todo decisiones de última hora», denuncia uno de los trabajadores de la planta de motores. La aplicación del instrumento de flexibilización y estabilización del empleo es el objetivo que se marcan los sindicatos presentes en la factoría. Sin embargo, su activación depende del Gobierno central, que, según han confirmado fuentes del Ministerio de Industria a LAS PROVINCIAS, abordará de manera inminente los posibles mecanismo que la ley actual contempla para estas situaciones transitorias.
El presidente ejecutivo de Seat y Cupra, Wayne Griffiths, ha comunicado este jueves su dimisión irrevocable de la presidencia de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) al considerar que el Gobierno central no ha cumplido con su compromiso de favorecer el avance de la electrificación.
«En diciembre renové como presidente de Anfac porque el Gobierno se comprometió a ser un aliado del sector, y a poner en marcha rápidamente medidas concretas y eficaces. Estas medidas no han llegado. Y por eso estoy decepcionado, porque ahora toca acelerar, no frenar», ha lamentado Griffiths.
El directivo, que mantendrá su cargo como presidente hasta que se produzca el nombramiento de su sucesor, ha explicado que España debe «mejorar la infraestructura pública de recarga», así como «facilitar la compra de coches electrificados con un verdadero plan de incentivos fiscales que permita cobrar la ayuda en el momento de la compra».
Griffiths, que fue una de las figuras clave para la llegada de PowerCo a Sagunto, ha considerado que el compromiso de los dirigentes políticos «no está a la altura de lo que merece nuestro país» al mismo tiempo que ha lamentado que España en lugar de ir hacia delante está yendo «hacia atrás».
En su despedida, el presidente ejecutivo de Seat ha agradecido el apoyo de su junta directiva y de la asamblea general durante su mandato, y ha asegurado que seguirá defendiendo «los intereses de la industria española del automóvil».
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