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La Asociación de Empresas Fabricantes y Distribuidores (Aecoc) ha mostrado su preocupación por la evolución de la situación en el mar Rojo, derivada del conflicto bélico entre Israel y Palestina y que ha obligado a las grandes compañías del transporte marítimo a desviar sus ... barcos hacia otras rutas para evitar los ataques de los rebeldes hutíes, incrementando los tiempos de viaje.
Según explican desde la organización multisectorial que aglutina a 33.000 empresas asociadas de toda la cadena de valor (desde productores y fabricantes a operadores logísticos y distribuidores), la actividad en la zona se ha reducido un 20% aproximadamente en las últimas semanas. «La ruta alternativa supone desviarse al sur de África, hecho que aumenta significativamente los tiempos y los costes económicos de las operaciones», indican.
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Porque esta situación afecta «de manera significativa» no solo al transporte de petróleo, gas, químicos y componentes de vehículos, sino también al sector del gran consumo (alimentación y bebidas, textil, droguería, bienes tecnológicos de consumo, etc.) integrado en Aecoc, cuyos asociados representan el 20% del PIB nacional. Son precisamente esos subsectores de consumo los que han elevado su preocupación por el aumento de costes que están sufriendo ya que, apuntan desde la organización, «de mantenerse en el tiempo, podría llegar a repercutir en el precio final del producto; algo muy perjudicial en el actual contexto inflacionista».
No es la única preocupación de los distribuidores y fabricantes pues el sector vive «un momento de inquietud» en relación con el acceso al suministro de determinadas materias primas. En ese sentido, indican desde Aecoc, las compañías de la cadena de valor del gran consumo que están ya adelantando sus compras de determinadas materias primas y mercancías «para preparar escenarios futuros de consumo, tratando así de evitar posibles roturas en la cadena de suministro». Un aspecto que, por otro lado, los expertos descartan porque las empresas están mejor preparadas para este tipo de situaciones a raíz del impacto de la pandemia de Covid.
La gran distribución no es el único actor económico que sigue con atención la situación en el mar Rojo. También lo ha hecho el sector químico, donde Quimeltia (agrupa a unas 200 pequeñas y medianas empresas), que ya mostraba hace unos días su preocupación por el retraso de entre 10-15 días en las entregas de los productos importados, ha pedido al Ministerio de Sanidad que garantice el suministro de desinfectantes ante la «amenaza de desabastecimiento» por la crisis del mar Rojo y el repunte de Covid.
La asociación que preside Pedro Rodríguez ha instado a la ministra de Sanidad, Mónica García, a que active la renovación «inmediata» de las licencias de producción de desinfectantes pues el pasado septiembre no se procedió a la continuidad de autorizaciones excepcionales para productos desinfectantes que contenían PROPAN-2-OL y PROPAN-1-OL, en virtud de la derogación temporal del artículo 55.1 del Reglamento 528/2012, aspecto que se trasladó a José Manuel Miñones, anterior responsable de la cartera.
Rodríguez ha subrayado la gravedad de la situación, ya que la crisis en el Mar Rojo ha generado una escasez de «materias primas cruciales» para la producción de desinfectantes, «mientras en las empresas del sector hay stocks que no pueden comercializarse por una cancelación administrativa que depende de que nuestro Ministerio de Sanidad haga una petición concreta a las autoridades sanitarias de la UE», que piden se realice cuanto antes.
. El 40% de las mercancías importadas de Asia (exceptuando Asia Central) son bienes intermedios para la industria manufacturera valenciana. «Es por ello por lo que esta situación vuelve a tensionar las cadenas de suministro y elevar los costes de fabricación», refleja el último informe de la Cámara de Comercio de Valencia sobre la situación en el mar Rojo. Así, las industrias más afectadas son energía y aparatos eléctricos (células fotovoltaicas, transformadores y acumuladores eléctricos, circuitos integrados), automóvil (neumáticos, chips, partes y accesorios del automóvil y de motores), alimentación (aceite de palma, semillas de girasol, grasa vegetales o animales), química y plástico (polímeros, láminas de plástico, alcohol etílico y materias colorantes), metal (productos laminados de hierro, acero y aluminio, grifería, calderas, herrajes, tornillos, cajas y moldes de fundición) y textil (hilados y fibras sintéticas). Hasta octubre, la Comunitat exportó 112 millones en productos no perecederos a Asia, como naranjas o caquis. Además, el documento de la entidad que preside José Vicente Morata refleja que cerca del 48% de las importaciones procedentes de Asia son bienes de consumo, por lo que la nueva ruta por el cabo de Buena Esperanza, más larga, «implicará retrasos en la entrega de los bienes importados». Entre las consecuencias a media y largo plazo, que dependerán de la duración del conflicto y del tiempo que las navieras sigan navegando por la ruta larga, la Cámara señala que el aumento de los fletes se trasladará a medio plazo a los precios finales, lo que se verá reflejado todo en la segunda mitad del año.
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