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ISABEL DOMINGO
Domingo, 20 de septiembre 2020
¿Y ahora qué? Es la pregunta que ronda a los 20 millones de clientes que conformarán el nuevo CaixaBank, una vez que culmine el proceso de fusión con Bankia al que dieron luz verde los respectivos consejos de administración el pasado jueves. De momento, como apuntaban tanto José Ignacio Goirigolzarri (Bankia) como Gonzalo Gortázar (CaixaBank) el viernes en la presentación oficial del proyecto en Valencia, ambas marcas convivirán hasta el primer trimestre de 2021, fecha en la que está previsto que concluya el proceso.
Será a lo largo de esos seis o siete meses cuando las dos entidades bancarias den respuesta a las preguntas de analistas, inversores, accionistas y, también, clientes. «Se definirá a partir del cierre de la fusión», señalaba Goirigolzarri al ser preguntado por las comisiones o las políticas de los productos del nuevo banco, que mantendrá la marca de CaixaBank al estar más asentada y tener una cuota de mercado superior a Bankia, además de ser menos costoso el cambio de denominación que si se hubiera optado por Bankia.
La «fusión jurídica» que mencionaba el presidente de Bankia se prolongará varios meses y después llegará la integración de los sistemas de ambos bancos. Sin embargo, a efectos prácticos, para el cliente no cambiará nada el día después de que concluya formalmente la fusión.
El número de la cuenta de ahorros tendrá que unificarse (los de CaixaBank empiezan por 2100 y los de Bankia por 2038), pero se trata de un procedimiento automático y gratuito por lo que el cliente no notará ningún cambio respecto a la situación anterior a la fusión. De hecho, los clientes de Bankia ya sufrieron ese proceso durante la 'fusión fría' de Bancaja con Caja Madrid y otras cinco cajas de ahorros.
Igualmente, todos los gastos e ingresos domiciliados (nóminas, pensiones, prestaciones y contratos de suministros, por ejemplo), se seguirán recibiendo en la misma cuenta, sin que el consumidor tenga que realizar ningún trámite ni notificar el cambio de IBAN a clientes o proveedores.
Eso sí, los bancos tienen la potestad legal de modificar las condiciones de una cuenta cuando lo consideren oportuno. En este caso, están obligados a avisar a sus clientes con una antelación mínima de dos meses.
Habrá que esperar a que culmine la fusión para conocer las políticas comerciales de la nueva entidad, ya que se unificarán. No obstante, cualquier cambio de política comercial debe ser notificado con antelación suficiente, salvo que los nuevos términos mejoren para el cliente, que entonces se pueden aplicar de manera inmediata.
En el caso del uso de los cajeros automáticos tanto CaixaBank como Bankia comparten la red Servired, por lo que la integración puede ser positiva para los usuarios a la hora de utilizar estos terminales, ya que no se verán afectados por las comisiones. Entre ambos, suman casi uno de cada cinco cajeros en España, pues contarán con una red de más de 14.000 terminales.
La nueva entidad podría optar por sustituir las tarjetas antiguas, incluso antes de que caducasen. En ese caso, el cliente debería aceptar las nuevas condiciones de estos medios de pago y sus tarifas (cuota de emisión, de renovación...) que podrían ser diferentes a las actuales. El usuario puede cancelar el contrato sin que eso suponga ningún coste o penalización. En este sentido, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomienda que si se produce una subida de comisiones, se busque otra entidad bancaria.
La protección de los ahorros es uno de los aspectos que debe tenerse en cuenta si es cliente de las dos entidades. El Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) cubre el reembolso de hasta 100.000 euros por titular en cada entidad en el caso de que el banco quiebre. Es decir, los ahorradores que tienen depósitos en CaixaBank y en Bankia cuentan actualmente con una protección de 100.000 euros por titular en cada entidad (200.000 euros en conjunto).
Sin embargo, al fusionarse, el nivel de protección se reduciría a los 100.000 euros del FGD, por lo que todo el dinero que superase dicha cantidad quedaría desprotegido. Por ello, las asociaciones de consumidores recomienda distribuir los ahorros entre varias entidades.
Las hipotecas se contratan bajo unas condiciones pactadas que no se pueden modificar, a menos que las dos partes lleguen a un acuerdo posterior. Por lo tanto, los clientes que tengan una hipoteca contratada con Bankia o CaixaBank no verán afectadas sus condiciones actuales.
Este tipo de contratos tiene delimitada su duración y no es posible modificar las condiciones pactadas, salvo que se alcance un acuerdo entre las partes o si hay motivos válidos que se encuentren detallados en el contrato. Eso sí, una vez llegada la fecha de vencimiento, la nueva entidad podrá ofrecer nuevas condiciones de renovación que el cliente puede rechazar en el plazo estipulado.
Por otro lado, la venta de seguros es una de las apuestas de la nueva CaixaBank en su estrategia de lograr nuevos ingresos que no sean por la vía bancaria, como avanzó su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, en la presentación oficial del viernes en Valencia. El objetivo es extender la relación con SegurCaixa Adeslas y VidaCaixa a toda la nueva red de la entidad fusionada, por lo que Bankia romperá su relación actual con Mapfre, cuyos seguros generales distribuye en sus oficinas, debido a la «incompatibilidad» que existe tras la fusión.
Es uno de los temas que está sobre la mesa pero que las dos entidades aún no han abordado, al igual que los ajustes de plantilla donde los dos responsables anticiparon que serán «negociaciones complicadas». «Ahora no toca», dijo Gortázar.
Al fusionarse los dos bancos con sus respectivas redes de sucursales (suman 6.727 entre ambos en 2.200 municipios), se procederá al cierre y unificación de oficinas para evitar duplicidades. De todas las sucursales abiertas, un 60% corresponden a CaixaBank mientras que el resto son de Bankia. Madrid, Cataluña y la Comunitat son la zona con mayor índice de solapamiento entre ambas firmas.
Con total seguridad se cerrarán sucursales que están muy próximas o comparten código postal, una situación que se da en el 23% de las oficinas, según un informe de Barclays.
Respecto a la situación en las zonas rurales, donde la OCU mostró su preocupación por la escasez de recursos, los nuevos responsables del nuevo banco dejaron claro que hay «vocación de permanencia».
En el aspecto digital (uno de los destacados en la presentación al ser considerado «de primer nivel»), los servicios de banca 'online' pueden verse afectados y sufrir cambios la web y la app. Las dos entidades suman diez millones de clientes digitales.
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