La Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) ha presentado este 5 de marzo de 2024 la tercera edición del Barómetro del sector lácteo, una iniciativa destinada a difundir los datos más relevantes del sector y que en este caso refleja un estancamiento en el consumo ... de alimentos lácteos en España, mientras que crecen las importaciones y se dispara el consumo de alimentos lácteos de marca blanca.
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Además, FeNIL, que representa a más de 60 empresas del sector que transforman el 95% de la producción nacional de alimentos lácteos, observa con preocupación el cambio que se está produciendo en los patrones de consumo y que pone en peligro al sector del queso nacional.
Aunque en 2023 las ventas totales de alimentos lácteos aumentaron debido al incremento de costes y precios, el consumo en categorías como yogures, batidos y quesos nacionales ha experimentado una disminución notable. Y los quesos nacionales están siendo sustituidos por productos terminados «de bajo valor añadido», como quesos fundidos o rallados, procedentes de Alemania o Países Bajos, señala FeNIL.
Este hecho está provocando que se acumulen grandes stocks de queso nacional que obligan a reducir su ritmo de fabricación y, en consecuencia, a que haya una menor necesidad de leche por parte de las queserías.
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Los hogares españoles consumieron en el año 2023 un total de 4.233 millones de toneladas de leche y lácteos, lo que representa una discreta variación de +0,16% respecto al año anterior, según los datos elaborados por Circana (antes IRI) para FeNIL.
Por categorías, el volumen de ventas de yogures y postres cayó un 3,1%, así como los batidos, que bajaron un 2,5%. La leche líquida experimentó una subida del 1,8% y, aunque el conjunto de quesos creció un 1,1%, el volumen de las ventas de queso tradicional español cayó por encima del 3%.
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El contexto inflacionario, con el consiguiente aumento de precios, ha propiciado que los consumidores se refugien en la marca blanca (MDD, o marca de distribuidor) y en las importaciones de quesos bajo valor añadido. Prueba de ello es que, en la práctica totalidad de categorías lácteas, su cuota de mercado ya supera a las marcas de fabricante (MDF) en volumen. En el caso de la leche líquida clásica, la MDD obtuvo el año pasado una cuota del 58%, mientras que en yogures y quesos esa cuota llegó a rozar el 70%.
Puedes ver los datos en el barómetro publicado por FeNIL.
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En cuanto a las importaciones de leche y lácteos, en el 2023 se comercializaron en España un total de 890.000 toneladas provenientes del extranjero, el dato más alto de los últimos 10 años, frente a las 510.000 exportadas por las industrias nacionales. En el pasado, España solía importar leche cruda como materia prima para su industria láctea, mientras que, en la actualidad, las importaciones se centran en productos terminados de bajo valor añadido, como quesos procedentes de Alemania o Países Bajos.
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Este hecho está poniendo en peligro al sector quesero nacional, formado por un gran tejido de medianas y pequeñas empresas familiares, que observa cómo está siendo expulsado del lineal de las grandes superficies y de los mercados de exportación. Aunque el consumo de quesos en su conjunto creciera el año pasado en torno al 1%, la evolución fue diferente por subcategorías: aumentaron las ventas de queso importado, entre los que se incluyen también los rallados y fundidos, mientras que cayeron las de quesos tradicionales y frescos.
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Para Luis Calabozo, director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL), «la industria láctea española, y más aún la PYME, afronta momentos de gran incertidumbre, pues ha asumido la mayor parte del incremento de los costes de producción derivado de la crisis inflacionaria (energía, transporte, materias primas, etc.). Aunque se vislumbra una estabilización de ciertos costes, algunos de ellos, como el precio que se paga por la leche a los ganaderos, persisten en niveles más altos que en el resto de la UE». Además, ha añadido que «desde el inicio de la crisis de costes en 2022, la industria láctea ha desempeñado un papel crucial como estabilizador de los precios al consumidor».
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En este contexto, Calabozo señala que «la competitividad es un factor fundamental para no destruir tejido ganadero e industrial. Las cifras muestran que los precios récord pagados a los ganaderos de oveja y cabra por su leche, lejos de estimular la producción, están produciendo un efecto opuesto. Nuestros quesos están dejando de ser competitivos y están siendo sustituidos por importaciones de bajo valor añadido, acumulándose grandes stocks de queso nacional que obligan a reducir su ritmo de fabricación y, en consecuencia, a que haya una menor necesidad de leche por parte de las queserías».
Luis Calabozo, director general de la Federación, ha recordado que, según las recomendaciones de las autoridades sanitarias y de nutrición, la pauta idónea de consumo de lácteos está fijada en 3 raciones al día, llegando a 4 en ciertas etapas de la vida.
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Además, ha señalado que es fundamental que los consumidores opten por lácteos elaborados en España y que se reconozca el valor que hay detrás de cada vaso de leche, yogur o trozo de queso, de forma que todos los eslabones reciban un precio acorde a su labor en la cadena. Apuntan también que, «al respaldar hoy a nuestro sector productor y transformador eligiendo lácteos españoles, no solo estamos preservando nuestra cultura e identidad gastronómica, sino que, además, apoyamos la economía de las zonas rurales».
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