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Á. MOHORTE
Sábado, 2 de septiembre 2017, 23:51
valencia. La salud de las empresas que hoy forman el sector cerámico castellonense puede llevar a engaño sobre el impacto de la crisis en una de las principales industrias de la Comunitat. Se estima que en los últimos 10 años ha desaparecido una de cada cuatro empresas, en la mayoría de los casos por su cierre y en los menos, por las fusiones y adquisiciones que se han registrado.
Sin embargo, las compañías que han podido salir adelante lo han hecho en muchos de los casos fortalecidas gracias a la internacionalización y la generación de marca. Uno de los casos más relevantes, y que se cita como ejemplo a seguir, es el de Colorker y el papel de su consejero delegado desde 2010 Manuel Ángel Murillo.
Licenciado en Derecho por la Universitat Jaume I de Castellón en 1993, se especializó en Derecho internacional financiero, mercantil y tributario. Pronto entró a trabajar en Colorker y en 1995 asumió la jefatura de ventas con destino a la exportación de la compañía. Después de nueve año en esa responsabilidad asume, la dirección comercial para el mercado español entre 2004 y 2010.
La crisis está entrando en su fase más dura en España, pero la evolución de Colorker le permite apartarse de la trayectoria de la ola que se llevará a un buen número de compañías azulejeras. Murillo es ya el primer ejecutivo de la empresa, pero decide ampliar su formación para la nueva responsabilidad. En 2011 cursa el Executive Master en Dirección de Empresas de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) y al completar éste, comienza el Master en Dirección de Negocios en un Entorno Global que imparte Inede Business School - Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir.
«Todo el mundo tiene un azulejo que le representa», asegura Murillo y esa ha sido la clave de la transformación de la empresa: definir un producto teniendo en cuenta perfiles específicos de cliente a los que prestar servicio. El directivo reconoce que el posicionamiento de marca siempre fue uno de los ejes sobre los que trabajar y es esa proximidad a las exigencias de la demanda lo que explica el crecimiento en ventas del 18,96% en 2016 hasta superar los 50 millones de euros y después de aumentar un 7% en 2015. La marcha no se detiene y al cierre del pasado mes de mayo ya había aumentado su actividad en un 12% frente al mismo periodo del ejercicio anterior.
Al mismo tiempo, la inversión en innovación se entendió como la forma de poner tierra bajo los pies y el año pasado Colorker destinó 9,5 millones el pasado año para incrementar su capacidad productiva y a lo largo de este año tiene previsto destinar otros cinco millones para seguir mejorando aspectos productivos. Fruto de esta estrategia, en octubre lanzaron una nueva marca, ZYX, orientada a los profesionales de la arquitectura, el interiorismo y la decoración, muy basado en aspectos decorativos como los volúmenes y el color.
En todo caso, el esfuerzo de Murillo se ha producido en una compañía que desde sus orígenes ha mantenido una visión del negocio que va más allá de lo inmediato. Fundada en 1987 por un grupo de directivos de la industria cerámica, Colorker comenzó su actividad en l'Alcora (Castellón), fabricando gres de pasta roja. La buena marcha del proyecto, pese a la crisis de los 90, les permitió ampliar sus instalaciones en 1994 y casi doblar la producción. Ese fue el momento de la entrada de Murillo, encontrando una empresa en plena transformación, ya que se optó ganar mercado con la construcción, ampliando producción con una planta de revestimientos y pavimentos en pasta blanca.
Con el cambio de siglo, entra en funcionamiento su nueva planta de gres porcelánico en Chilches (Castellón). Esta decisión significó que, a diferencia de lo que producían hasta entonces, desarrollaran un producto con texturas, elementos gráficos, nuevos formatos y diseños que posicionan la marca en el sector Premium del azulejo y el desarrollo de recubrimientos exteriores.
Las inversiones hicieron que en 2009 se trasladara toda la producción a dicha sede, pero entre medias los frutos del avance se empiezan a cosechar en forma de premios y de proyectos, como el recubrimiento del pabellón de China en la Exposición Internacional de Shangai, iniciando un transformación que hoy le ha permitido ser puntero en el sector.
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