Cabina de simulación de conducción en la escuela de Renfe en Valencia. Jesús Signes

Maquinistas de tren, en vía hacia el pleno empleo

La liberalización no sólo ha traído un 'boom' de viajeros o billetes más baratos sino la necesidad de conductores, cerca de un millar en los dos próximos años

Isabel Domingo

Valencia

Lunes, 29 de enero 2024, 00:55

Experto en ciberseguridad, especialista en Inteligencia Artificial (IA), analista de datos... Son algunas de las profesiones que, en los últimos años, siempre entran en el ranking de los empleos de futuro que elaboran distintas entidades. Y entre ellas, aunque sea de aquellas 'de toda la ... vida', se cuela la profesión de maquinista ferroviario, en auge por la liberalización del sector –vigente en España desde diciembre de 2020 para la alta velocidad– y por la situación de la plantilla de Renfe, la empresa pública dependiente del Ministerio de Transportes que es, además, la principal operadora del país por cuota de mercado, eso sí, con permiso de Iryo y Ouigo que le van pisando los talones gracias al 'boom' del tren en España, tanto para pasajeros como para mercancías.

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El motivo de esa demanda de maquinistas no es otro que el gran número de jubilaciones que se está produciendo en Renfe desde hace cuatro años (cerca de 4.500 conductores), a lo que se suma las contrataciones que deben realizar las nuevas compañías ferroviarias de pasajeros para incorporar líneas a su oferta. Según algunas fuentes, serán necesarios cerca de un millar de nuevos profesionales en los próximos dos años. De hecho, en mayo del año pasado, un informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) recogía la preocupación de las operadoras por la falta de maquinistas al tiempo que pedían incentivos de la oferta educativa debido al elevado coste que tiene y las escasas plazas que se ofertan.

Pero ¿es así? ¿Cómo se accede a una profesión que atrae a jóvenes y a adultos que quieren reciclarse? ¿Va camino del pleno empleo? «Ahora mismo la profesión de maquinista es una profesión en alza. Hay una demanda alta y por tanto es el momento de formar a estos maquinistas», explica Ana Rumbeu, directora de Formación de la Fundación Valenciaport, que puso en marcha una escuela de maquinistas –la primera de España vinculada a un puerto– que, además, ya prepara la tercera edición de su curso formativo.

«Tratamos de acompasar la demanda del sector y las convocatorias de la Agencia Española de Seguridad Ferroviaria (AESF)», que son tres al año, detalla. A ellas concurren los alumnos que han superado los cursos en alguno de los veinte centros homologados por la AESF. Una media de 1.200 aspirantes cada año, según los datos facilitados por el organismo que depende de Transportes. Así, en 2022, se presentaron al examen 1.536 personas pero sólo se emitieron 964 títulos.

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Los salarios rondan los 28.000 euros de entrada, llegando a cobrar entre 45.000 y 50.000 euros anuales según la compañía

Para llegar hasta Madrid (lugar donde se realizan los exámenes oficiales de la AESF) es necesario, además de tener el curso formativo, haber cumplido 20 años, estudios mínimos de Bachillerato o Grado medio de FP y haber superado un examen psicofísico (médico y psicológico). Con la licencia y el diploma de conducción de trenes ya pueden ser contratados por las empresas que, a su vez, tendrán que darles formación específica de los vehículos y líneas por las que vayan a conducir.

Pero este punto, el de sumergirse en el mercado laboral, se alcanza tras una intensa preparación en una escuela formativa si uno consigue plaza (Renfe cuenta con unas 300 en sus 12 centros, 24 de ellas en Valencia; mientras que las privadas ofertan alrededor de 200) y si, además, uno dispone de los 21.000 euros de media que cuesta un curso de maquinista. Si es así, aún habrá que superar un examen de acceso con dos pruebas: una de conocimiento, es decir, de cultura general tipo test, y otra psicotécnica.

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Con el aprobado, listos para entrar en las aulas, donde los alumnos se enfrentan a una formación de 1.150 horas, de las que 650 son de teoría y el resto de práctica, que incluyen más de 200 de conducción, detalle Emilio González, uno de los profesores de la escuela de Renfe, situada en Fuente de San Luis. Conocer el material rodante y de remolcado, cómo son las infraestructuras, normativa («hay mucho que estudiar de legislación», añade), primeros auxilios, seguridad, prevención de riesgos laborales... Un largo etcétera antes de pasar a la parte práctica, donde los alumnos trabajan en un simulador y se enfrentan a posibles incidencias a bordo de un vehículo y luego pasan a prácticas reales a bordo de un tren.

«Es una profesión que exige una alta especialización, hay que estudiar y prepararse muchísimo», remarca Rumbeu, que reconoce que la estabilidad y los buenos sueldos son «un atractivo» para adentrarse en esta profesión. De hecho, los salarios rondan los 28.000 euros de entrada, llegando a cobrar entre 45.000 y 50.000 euros anuales según el operador ferroviario. Jóvenes que buscan estabilidad laboral, ingenieros técnicos, conductores de metro, pilotos, abogados o licenciados en ADE son algunos de los perfiles que han realizado el curso en Renfe mientras que en la Fundación Valenciaport, proceden de Grados de Comercio, Turismo, Magisterio, Relaciones Públicas, ADE o ingenierías de obras públicas e industriales. La edad media, 31 años en la primera edición y 29 años en la segunda.

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«Se trata de una profesión de futuro, que es estable, con una empleabilidad hoy por hoy muy alta y que tiene perspectivas de crecimiento», reflexiona Rumbeu. El ejemplo está en el 'robo' de personal que ha habido en las últimas semanas entre las compañías, ya que personal de Iryo y Ouigo han optado por incorporarse a Renfe al ser llamados por estar en la bolsa de empleo. Desde el sindicato Asimafe cifran en 124 las salidas que se van a producir en estas dos compañías dado que muchos conductores se decantan por incorporarse a una empresa pública debido a las mejores condiciones laborales a largo plazo.

No obstante, tanto Asimafe como Semaf observan con preocupación el 'boom' de la formación ferroviaria porque consideran que, aunque hay una necesidad puntual de maquinistas, a la larga sobrarán porque no habrá plazas suficientes en el mercado para absorber el número de profesionales formados cada año.

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