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Rocas decorativas de los Jardines de Les Amplàries, cerrados en invierno. Jesús Signes

Marina d'Or, del turismo del pelotazo a la degradación

Vecinos de Les Amplàries, el barrio que irrumpió de la mano de los hoteles, denuncian el deterioro en las calles y jardines

Domingo, 21 de enero 2024, 01:29

Cuesta creer que las mismas calles que ahora lucen un ambiente funesto fueran las mismas que en su día se postulaban como uno de los mejores resorts de toda Europa. Hubo una década de éxito desenfrenado en Marina d'Or. Entre 1997 y 2007, se ... inauguraron cinco hoteles, numerosos bloques de apartamentos, un balneario de referencia, parques de ocio y restaurantes donde antes sólo había huertos. Una revolución en los fastuosos tiempos de la burbuja inmobiliaria. Les Amplàries, situado a unos cuatro kilómetros del centro de Oropesa del Mar, se convertía así en un atractivo complejo vacacional destinado, principalmente, a las familias. El negocio radicaba en las más de mil habitaciones, pero sobre todo en la venta de pisos a aquellos que buscaban una primera o segunda vivienda dentro de un animado barrio de nueva construcción a escasos pasos de la playa. Actualmente, buena parte de esos inquilinos que se rascaron el bolsillo persiguiendo el paraíso se encuentran en pie de guerra. Más allá de la imagen desoladora relacionada con el cierre invernal de los hoteles, que este año se ha producido de forma prematura debido al cambio de los gestores del proyecto, la zona ha sufrido una ostensible degradación en los últimos años. Un declive alarmante. Aceras, jardines, parques infantiles, fuentes, alumbrado, eventos… Las deficiencias en el mantenimiento saltan a la vista para cualquiera que dé un paseo por la zona y los residentes denuncian «un abandono» por parte del Ayuntamiento. Un escenario tétrico en el que apenas resisten negocios con la persiana levantada.

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Carmen Alberdia, presidenta del Movimiento Vecinal Marina d'Or, llega con puntualidad a la cita. Lo hace junto a otra compañera de la plataforma, creada el año pasado. El encuentro se produce en primera línea de playa, en una calle inerte de Les Amplàries. Establecimientos apagados y un entorno deteriorado. Una imagen que impacta si se recuerda el espíritu con el que nació el proyecto. De camino al famoso balneario de agua marina que se convirtió en emblema del complejo turístico, se dan la mano numerosos bloques de apartamentos que fueron vendidos a particulares dentro de la macrourbanización. Aquel imperio, levantado por el empresario catalán Jesús Ger entre finales del sigo XX y principios del XXI, ha pasado ahora a su tercer propietario: Grupo Fuertes y Magic Costa Blanca se han convertido en los nuevos líderes después de una breve etapa bajo el paraguas del fondo estadounidense Farallon. El último traspaso ha provocado que los cinco hoteles y todos los restaurantes y establecimientos de ocio asociados cesaran su actividad a mediados de septiembre, más pronto que en los últimos años. Los acontecimientos se precipitaron, ya que los nuevos gestores han puesto en marcha una remodelación con el objetivo de relanzar el negocio. La temporada estival llegó a su fin abruptamente.

«Las ventas han bajado mucho, pero estamos tratando de sobrevivir»

Es un día laborable y se acerca la hora de comer. Sin embargo, en el entorno de Marina d'Or, apenas hay movimiento. Impera el silencio. En las cercanías del complejo hotelero, cerrado desde septiembre por las obras puestas en marcha, resiste sólo un restaurante. En este local, Arco Iris, da la bienvenida Júnior. Es uno de los dos empleados que está manteniendo la dueña durante el invierno ante la baja clientela. «Somos los únicos que estamos abiertos dentro de esta zona de los hoteles de Marina d'Or. Pero con las pocas personas que hay por aquí, estamos aguantando como podemos Estamos esperando que abran los hoteles», comenta Júnior al otro lado de la barra. En la terraza hay algunas mesas ocupadas, pero en el interior del local reina la calma. «De momento, mi jefa se plantea estar todo el año. Llevan muchos años aquí y lo han mantenido siempre. Siguen tratando de sobrevivir. Ahora hay bajo personal, sólo estamos trabajando uno por la mañana y uno por la noche porque hay poca faena», añade Júnior, quien considera que la hostelería de Les Amplàries atraviesa su peor momento: «Por lo menos el año pasado había muchos eventos, pero este año no han presentado nada. Este año ha sido de menos productividad, las ventas han bajado mucho. Los hoteles cerraron y todo se quedó muy solo. Durante los puentes ha venido un poco de gente».

A la espera del impacto que pueda tener en el futuro la modernizada oferta turística de Marina d'Or, los cerca de 2.000 vecinos, esos que residen en una parte de los 16.000 apartamentos que se promocionaron en su día, claman el cielo y señalan al Consistorio de Oropesa del Mar. Hablan de «hundimiento».

Carmen expresa su indignación. «El Ayuntamiento considera que Marina d'Or es una urbanización cuando no es así. Las urbanizaciones son los edificios. Esto es Les Amplàries. Es un barrio de Oropesa. Y lo tienen más abandonado que el resto», afirma con contundencia mientras hace hincapié en el lamentable estado en que se encuentra la inmensa mayoría de los parques infantiles. Uno de ellos, vallado desde hace más de un año pendiente de su reparación.

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Los últimos supervivientes. Apenas quedan 2.000 residentes en los 16.000 apartamentos que se construyeron durante la década boyante

La compañera de Carmen es una mujer residente y jubilada que prefiere mantenerse en el anonimato. El Covid redujo ostensiblemente la actividad de Marina d'Or fuera de los períodos vacacionales. De ahí que cada vez menos locales estén dispuestos a continuar abiertos en invierno. En el sector donde se concentran los hoteles, en estos momentos sólo funciona un restaurante. Y con apuros. Se trata de Arco Iris, situado en una estrecha calle comercial que ha caído en la desolación. Carpas rotas, baldosas destrozadas... Pero Les Amplàries es mucho más. Ocupa 1,4 millones de metros cuadrados, de los cuales más de 500.000 están destinados a zonas verdes. Y en ese contexto, los vecinos de los bloques de viviendas subrayan la decadencia sufrida «en los últimos cuatro años».

En total, en el barrio, en este invierno suelen estar disponibles seis bares, cuatro agencias inmobiliarias, una tienda de electrodomésticos, una de muebles, una farmaciola, tres supermercados y un bazar chino. Por las mañanas también atienden dos peluquerías. Y hay un local de 'escape room' que abre sus puertas cuando cuenta con una reserva.

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En dirección al paseo marítimo, al margen de que prácticamente ningún banco se libra de los desperfectos en el trencadís, llama la atención el aspecto de las palmeras, las plantas y el césped. «Se mueren. Está todo preparado con sistemas de riego, pero se estropean y no los arreglan», apunta la compañera de Carmen en la plataforma vecinal.

Alumbrado, basura y buses

La pradera que se extiende en paralelo a la línea de costa está afectadísima por el paso de los jabalíes, que escarban con fuerza en busca de raíces con las que alimentarse. Los montículos de tierra rompen el paisaje verde. «Abandono total y dejadez. Por ejemplo, María Jiménez, durante su etapa como alcaldesa, se dedicó a dejar las fuentes sin agua y a taparlas con hormigón porque decía que era muy caro mantenerlas. También hay calles a oscuras completamente por los problemas de alumbrado», añade la presidenta del colectivo. Esta empresaria también lamenta las deficiencias en la gestión de la recogida de basura: «La gente la va dejando en el suelo porque no hay hueco en los contenedores. La calle es un basurero». En la nueva legislatura, de momento, no ha habido cambios: «Son todo buenas palabras, pero no terminan de ejecutar ni hacer nada. Esto sigue siendo lo mismo».

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1.168 habitaciones

Es el total contabilizando los cinco hoteles, que tienen entre tres y cinco estrellas.

8 centros de ocio

Figuran parques acuáticos y de atracciones, un jardín de fantasía, una casa de mascotas y una zona de juegos tecnológicos.

Antonio Pascual es otra de las cabezas visibles del movimiento vecinal. Y se tira de los pelos al ver los Jardines de Les Amplàries cerrados por mantenimiento. Estaban equipados con fuentes, un lago con peces y diferentes aves en libertad, pero cerraron al mismo tiempo que los hoteles en septiembre. También albergaban espectáculos para niños y mayores.

«En verano están abiertos. Los empezaron a cerrar a partir de la pandemia. Las fuentes no funcionan nunca. Es penoso. Es uno de los mayores atractivos turísticos que tenemos. La gente va ahí para ver las aves al aire libre y que los niños corran», afirma Antonio. Pese a tener puesto el candado, los viandantes pueden cruzarse, por ejemplo, con patos que entran y salen. Les ponen comida.

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Los comerciantes critican la falta de eventos durante el año que sí se celebraban anteriormente. «Antes había más ambiente en invierno. Vivía más gente y el fin de semana hacían actividades tanto para niños como para mayores. Había vida. Antes de la pandemia, en invierno siempre dejaban uno de los hoteles abierto y los fines de semana también abrían el balneario. Eso atraía», subrayan. Actualmente, las obras en Marina d'Or han acentuado la carencia.

Magic World, el nuevo nombre de un proyecto que plantó cara a Benidorm

El eslogan infantil de '¡Marina d'Or, qué guay!' se quedó grabado en la memoria de multitud de telespectadores. Ahora, con la reciente compra del complejo turístico por parte de Grupo Fuertes y Magic Costa Blanca, el objetivo es que la oferta vuelva a ilusionar a las familias que apuntan al Mediterráneo durante sus vacaciones. La inversión ascenderá a 40 millones de euros. El desafío consiste en relanzar un proyecto que empezó a deslumbrar en 1997 y que decayó tras el estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008. Los planes del artífice del proyecto, Jesús Ger, se hicieron añicos. El empresario catalán, quien llegó a facturar 400 millones de euros al año, quiso dar un golpe definitivo en 2005.

Mientras abría cien oficinas por España, Reino Unido, Francia, Irlanda y China, anunciaba Marina d'Or Golf, que debía convertirse en una especie de ciudad envuelta de lujo: tres campos diseñados por Greg Norman y Sergio García, seis hoteles tematizados evocando a diferentes partes del mundo, cerca de 40.000 viviendas... Una mastodóntica iniciativa que implicaba una inversión de 6.000 millones que haría temblar a Benidorm. Un deseo que no pudo convertirse en realidad. Llegó la crisis económica y el de concurso de acreedores. Tocaba adaptarse a las circunstancias y tratar de rentabilizar al máximo las instalaciones.

En 2020, en medio de la pandemia, el fondo estadounidense Farallon se hizo con la propiedad de Marina d'Or al adquirir sus 108 millones de deuda bancaria. Y el pasado mes de diciembre se produjo un nuevo cambio de manos. Grupo Fuertes y Magic Costa Blanca tomaron el control en busca de «un modelo más atractivo». El primero de los cinco hoteles de Marina d'Or nació en 1997. Además, el complejo cuenta con un balneario de agua marina que se convirtió en uno de sus principales reclamos y ocho centros de ocio, entre los que figuran parques acuáticos y de atracciones, un jardín de fantasía, una casa de mascotas y una zona de juegos tecnológicos.

Ahora, con el propósito de romper con el pasado, Magic Costa Blanca y Grupo Fuertes han decidido otorgar un nuevo nombre a Marina d'Or. Se denominará Magic World. El logotipo también cambia. Los nuevos propietarios aspiran a relanzar el complejo hotelero diversificando la oferta y mejorando la experiencia. Las obras están en marcha desde este mes de enero y la previsión pasa por celebrar la reapertura en junio. Entre las principales novedades del proyecto figuran la dotación de un carácter temático a tres hoteles (deportes, juegos y fantasía) y la creación de tres parques acuáticos con simuladores de surf y toboganes inspirados en la Formula 1.

Un empresario de la zona asegura que sólo tiene «dos meses de trabajo al año» y pide una revitalización de Les Amplariès: «Hay un abandono de año tras año. Incluso falta seguridad. Antes hacían viajes del Imserso, concentraciones de competiciones en el Palacio d'Or… Ahora, nada. Es un despropósito. Si no hay gente, no se puede mantener un negocio».

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Antonio se aferra a unos datos: «En todo Oropesa hay 11.000 habitantes. En Les Amplàries hay 16.000 viviendas y somos como mínimo 2.000 personas viviendo todo el año, ya sea como propietarios o como inquilinos». El presupuesto municipal para 2024 asciende a 21,28 millones: «Contabilizando los impuestos sobre la vivienda, en Les Amplàries estamos aportando más del 50 por ciento». Además, reclama una ampliación de la franja horaria en que los autobuses conectan el barrio con el centro de la localidad. También pide al Ayuntamiento un diversificación de la oferta: «Tenemos un espacio maravilloso para traer un centro empresarial, de negocios; pistas deportivas; un auditorio; un centro cultural…».

Carmen siente que Les Amplàries ha caído en el olvido: «Aquí no viene a vivir más gente porque no hay servicios. Hay una devaluación muy grande. Apartamentos por los que pagaron 200.000 ahora cuestan 100.000. Hay muchas personas a las que les gustaría vender, pero no pueden». Buscan el resurgimiento.

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