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La movilidad cambia el paso y se apunta a la descarbonización

Sostenibilidad ambiental, electrificación, hidrógeno verde, pago por uso... Son algunos de los conceptos sobre los que asentará el transporte del futuro. Un horizonte en el que el ferrocarril, tanto de pasajeros como de mercancías, será el principal protagonista

Isabel Domingo

Valencia

Lunes, 14 de junio 2021

Se avecinan cambios en la movilidad y no sólo por la cada vez mayor presencia de patinetes, bicicletas o todo tipo de vehículos compartidos en ... las ciudades, sino porque el objetivo de la descarbonización total tiene una fecha marcada en rojo en el calendario, 2050, año en que Europa quiere –y ese fue el compromiso de los países miembros– que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) sean neutras.

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Es aquí donde cobra relevancia la movilidad, en concreto el transporte, que es el sector que genera un mayor volumen de GEI, de ahí que se considere clave en el proceso de descarbonización del modelo energético. Y, aunque dispone de una mayor madurez en las soluciones técnicas respecto a otros sectores, los expertos coinciden en que las políticas actuales no garantizan la consecución de los objetivos por lo que son necesarias actuaciones más eficientes.

Ahí entran, por ejemplo, los fondos europeos de rescate, que incidirán en aquellos proyectos y políticas que fomenten el sector de las llamadas energías limpias. Y también la electrificación del transporte y el desarrollo del ferrocarril. En este caso, es considerado por los expertos como el transporte protagonista de los próximos años, especialmente en el ámbito de las mercancías y en el de viajeros en el caso de las áreas metropolitanas.

«Los ejes sobre los que se vertebra la movilidad del futuro son la digitalización y la sostenibilidad. Vehículos de transporte masivo, como el tren o el autobús, van a jugar un papel clave en el transporte debido al crecimiento de la población en entornos metropolitanos, que necesita soluciones de movilidad», reflexiona Juan Alfaro, director de Transportes y Movilidad de Deloitte.

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Para Ernesto Colomer, miembro de la comisión de Movilidad del Colegio de Ingenieros de Caminos en la Comunitat, «la movilidad del futuro y del presente ha de afrontarse desde una premisa básica: la sostenibilidad ambiental, por lo que las medidas que se adopten deben tener una postura activa de lucha contra el cambio climático». Potenciar el transporte público y el ferrocarril y, por tanto sus inversiones, es fundamental, según Colomer, que también recuerda que eso no significa que se abandonen proyectos de carreteras que están colapsadas.

«Habrá que valorar muy bien las inversiones en términos económicos y medioambientales», añade. Un escenario en el que la electrificación caminará en paralelo a la más que posible tasa en carreteras para garantizar su mantenimiento y sostenibilidad.

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Automoción: Los retos de la electrificación

Los coches del futuro serán lo que los gobiernos quieran que sean, debido a las legislaciones que se aplican». Es la reflexión que realiza Antonio García, profesor titular de la Universitat Politècnica de Valencia (UPV) e investigador del Instituto CMT-Motores Térmicos. Está claro que la tendencia es hacia la electrificación, con combustibles derivados de la electricidad o con los 'carriers' de hidrógeno. Sin embargo, aún quedan incógnitas por resolver, como las infraestructuras de carga.

A su juicio, «se debería dejar que las distintas tecnologías compitan entre sí y al final quede la que convenza al usuario». Además, añade que la pregunta no debería ser el tipo de tecnología que se emplea para la movilidad sino «cómo resolvemos los problemas de emisión de CO2, es decir, cuántas emisiones se generan con cada una de ellas». Sí que parece claro que el modelo será electrificado en el caso de los vehículos ligeros y de hidrógeno o con pila de combustible para los vehículos pesados.

En paralelo, en el caso de la carretera, la carrera por las plantas de baterías de litio (la Comunitat compite) y el debate que el Gobierno quiere abrir sobre el pago por circular en las carreteras de alta capacidad (autovías) para afrontar los gastos de conservación en carretera y por el que el Estado podría ingresar 1.500 millones anuales.

Ferrocarril: De la liberalización al impulso

Los expertos sitúan al ferrocarril en el centro del cambio de las políticas de movilidad. «Si el futuro tiene que ser más sostenible, eso pasa porque el tren gane más cuota. A nivel internacional y nacional, en tráfico de mercancías; en el ámbito autonómico y local, en el de pasajeros», explica el miembro de la junta del gobierno del Colegio de Ingenieros Industriales de la Comunitat, Pascual Lloria. En el primer caso, el porcentaje de España está muy por debajo de la media europea, con apenas un 4%; en el segundo, están en el horizonte la ejecución de inversiones en Cercanías o la ejecución de los corredores. También entra en escena la liberalización de los servicios de alta velocidad lo que ha permitido más oferta y una reducción de precios.

Para Juan Alfaro, director de Transportes y Movilidad de Deloitte, los principales factores que han contribuido a la relevancia del ferrocarril son dos. «Primero, en la operación: en ámbitos metropolitanos los servicios de Cercanías están resolviendo de manera eficiente las necesidad de movilidad de los ciudadanos; y en la larga distancia el AVE es percibido como el medio de transporte con más calidad. En segundo lugar, factores como la seguridad, con porcentajes de accidentalidad mínimos, y, sobre todo, la sostenibilidad, con muchas menos emisiones de CO2 por pasajero que el resto de modos», explica.

Aviación: Impuestos y supresión de

El sector aéreo también está en el punto de mira del Gobierno con medidas encaminadas a disminuir su impacto medioambiental modificando algunos hábitos de movilidad. Así, en el plan 'España 2050' presentado recientemente, se propone introducir una tasa de viajero frecuente o un impuesto sobre los billetes de avión y se recomienda prohibir los vuelos en aquellos trayectos que puedan realizarse en tren en menos de 2,5 horas.

Medidas que no convencen a la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) por su impacto sobre el turismo y el empleo debido a que desalentarán al pasajero a volar y que provocarán una pérdida de competitividad en los destinos españoles. Fuentes de la entidad explican que son los primeros en apostar «por un cambio de modelo, por una transición hacia nuevos combustibles, un proceso en el que se hace necesaria la ayuda de la Administración a las empresas».

Y es que el sector también quiere ser neutro en 2050 y por eso apuesta por el uso del biocombustible, de la propulsión mediante hidrógeno verde e, incluso, del avión eléctrico, además de acompañarlo de medidas económicas, en referencia al comercio de los derechos de emisión. Tendencias encaminadas a ayudar a la descarbonización, a las que se suman las actuales renovaciones de flotas por aviones hasta un 25% más eficientes.

Portuario: Reducir emisiones

«Tenemos claro que el puerto del futuro debe ser, principalmente, sostenible en todas sus actividades». Es lo que en más de una ocasión ha resaltado el presidente de Puertos del Estado, Francisco Toledo. Pero ¿en qué aspectos se debe incidir? Lo explica la portavoz y directora de promoción de la Innovación y Sostenibilidad Ambiental de la Fundación Valenciaport, Eva Pérez, que detalla que hay varias fuentes de emisiones, susceptibles de actuaciones para lograr el objetivo de cero emisiones.

Por ejemplo, en los equipos que consumen diésel, como las grúas de patio en las terminales de contenedores, o en los tractores de la terminal, que pasarán a ser eléctricos o a utilizar hidrógeno «pero que cuentan con el problema de la autonomía de la máquina en el primer caso y de la elevada inversión necesaria y altos costes operativos en el segundo». Así, dos prototipos de equipos a hidrógeno se probarán en las terminales de VTE y MSC.

Pero la principal fuente de emisiones se produce por los buques, sobre todo cuando están atrapados en muelle. «Es fundamental desarrollar proyectos de electrificación cuando estén atracados en el puerto. También se colabora con navieras en tecnologías de ahorro de energía y de propulsión (pila de hidrógeno, por ejemplo) para reducir ese impacto», explica Pérez que también incide en el transporte terrestre.

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