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Clemente Navarro Collado (segunda generación), Clemente Navarro Fabregat (fundador de Eleka) y Merche Navarro (actual directora ejecutiva) LP

Los Navarro, la familia que revolucionó las alianzas de boda

Sagas valencianas ·

Eleka es la marca sobre la que se asienta el trabajo de estos fabricantes de joyería con más de seis décadas de trayectoria empresarial

Isabel Domingo

Valencia

Domingo, 8 de agosto 2021, 00:14

Si lleva una alianza en uno de sus dedos (da igual el color, modelo o forma) casi con toda probabilidad habrá salido del taller de ... Eleka, la firma valenciana que revolucionó el diseño de las alianzas de boda y que es uno de los principales fabricantes–por no decir el primero– de este producto en España. Pero su historia, la de la familia Navarro, no empieza en el sector nupcial sino entre cadenas de oro. Sin embargo, en uno y otro producto, revolucionaron la forma de trabajar.

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Hay que viajar hasta 1958 para situarse en el momento en que a Clemente Navarro Fabregat, que era comerciante de piedras preciosas y semipreciosas, un cliente que no podía pagarle y que acumulaba una deuda importante decidió entregarle unas máquinas de cadena como pago. «No tenía ni idea de los procesos pero decidió aceptar eso antes de perder más», comenta su nieta y actual directora ejecutiva de Eleka, Merche Navarro.

Pero no se quedó ahí sino que le pareció «fundamental» dedicarse «a algo con un valor diferencial y decidió comprar más máquinas de cadena, además de viajar a Alemania e Italia para aprender», ya que hasta ese momento los proceso de microfusión eran los habituales. Se instaló en Godella y así inició la fabricación de cuatro modelos de cadenas de oro y plata que, en pocos años, pasaron a ser más de 200.

«Era un genio, le gustaba arriesgar... Lo que hoy llamaríamos un emprendedor», recuerda Navarro. Rápidamente el negocio se expandió por España y Europa, lo que incluso le llevó a obtener reconocimientos de la Cámara de Comercio de Valencia y a promover iniciativas comerciales como el MODI (Salón de Moda y Diseño) y la Feria de Joyería. Una creencia en el asociacionismo que ha heredado la actual generación, pues Merche Navarro es vicepresidenta de la Asociación de Jóvenes Empresarios y la empresa acaba de entrar en el IVEFA (Instituto Valenciano para el Estudio de la Empresa Familiar). «Y estoy moviéndome para poner en marcha una asociación de joyeros en Valencia», añade.

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La fábrica de Godella, a finales de los años 50. LP

Clemente Navarro se fue consolidando como un fabricante de joyería de calidad, «serio y correcto en el trato, algo que en este sector es especialmente importante al trabajar con metales preciosos. Tienes que confiar mucho en tu proveedor», cuenta Merche Navarro. Precisamente por eso el nombre comercial fue desde siempre Eleka, es decir, «las siglas que conforman su nombre L y K, Ley y Kilates, estandartes de la marca».

En 1976 se convirtieron en sociedad anónima y se incorporó la segunda generación, Clemente Navarro Collado, además de Enrique Fernández como socio. El primero, en la parte administrativa y comercial. El segundo, en producción. Es también en esta década cuando revolucionan el mercado y cambian las reglas de juego de un negocio en el que los fabricantes no interactuaban directamente con los joyeros, sino que lo hacían con los distribuidores.

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«Empezó a trabajar directamente con los joyeros tras demostrar que el producto que se ofrecía era de mucha calidad frente al de distribuidores que no siempre llevaban la mejor cadena ni la que se ajustaba a la ley del metal», desgrana Navarro. Eso les abrió «un mundo nuevo» y les dio impulso para una siguiente etapa, en la década de los noventa, cuando redirigieron su mercado a la producción de alianzas de boda.

¿El motivo? «El proceso para fabricar la alianza tradicional sólo te permitía cortarla más grande o más pequeña. Nosotros incorporamos tecnología de control numérico (tornos y fresadoras) que posibilitaba trabajar la forma que quisieras y en una sola pieza, sin soldaduras, lo que da mayor calidad», detalla Navarro. «No había nadie que utilizase este método en España y, como trabajábamos directamente con los joyeros, tuvimos mucho éxito», añade. Al mismo tiempo introdujeron el 'electroforming' (que haría popular la firma Tous), por lo que tenían tres líneas de producto.

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Era 1996. «El joyero estaba acostumbrado a alianzas amarillas o blancas de media caña. Y empezamos a mostrarle que podíamos hacer la forma que quisiéramos (cuadradas, circulares, etc.) y de distintos colores (bicolor, tricolor), acabados (brillo, mate). Así que pasaron de tener una tipología y dos anchos para el cliente a un estuche de 30 alianzas», continúa. Además, el producto estaba listo en apenas una semana. Se apostó entonces por el mercado nacional.

Un operario trabaja dando forma a una alianza. Abajo, a la izquierda, la versión física del configurador; a la derecha, juego de anillos de varios colores y forma poligonal. LP

La amplia variedad de modelos de alianzas que ofrecía Eleka contribuyó al éxito de esta línea de trabajo, lo que hizo decrecer las otras dos. «Optamos por especializarnos en este nuevo producto», recuerda la actual representante de la firma.

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En 2005, la empresa se traslada al Parque Tecnológico de Paterna ante la imposibilidad de continuar creciendo en Godella. «Nos fuimos con lo que conlleva estar en un polígono, teníamos que ser una empresa limpia, sin residuos ni humos; algo que, por otro lado, siempre nos ha caracterizado», resalta. El cambio de sede hizo que se mejorase la distribución y amplitud de espacios y que el sistema de trabajo fuera «rápido y eficaz».

Unos años después, en 2008, con la crisis económica y la subida del precio del oro, deciden comercializar el estuche de muestrario en latón para hacerlo asequible. «Fue una revolución. Esto nos permitió pasar de 30 a 100 modelos», resalta Merche Navarro, que se incorpora a la empresa familiar en 2010 como responsable de producto tras haber estudiado en Italia y haber trabajado en Bvulgari.

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«Mi abuelo siempre me preguntaba si quería entrar en la empresa, mientras que mi padre era partidario de salir fuera a aprender, ya que él no pudo hacerlo pues al acabar estudios pasó directamente a trabajar en la fábrica. Yo decidí seguir estudiando», recuerda. «De él aprendí a tomar decisiones con amplitud, mirar todo con una visión global sopesando pros y contras y heredé seguramente su tranquilidad y serenidad para afrontar el día a día», señala. ¿Y del fundador? «De mi abuelo aprendí que si tienes un sueño y crees en él, puedes lograrlo».

La tercera generación impulsó una nueva web con un configurador «muy potente, de forma que el cliente pudiera diseñarse su alianza ideal» y también una versión física del mismo, algo así como un estuche herramienta para los joyeros. «Siempre hemos intentado ir más allá, innovar y abanderar la calidad», reflexiona.

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