Á. MOHORTE
VALENCIA.
Viernes, 7 de septiembre 2018, 01:13
Lladró todavía no consigue recomponer sus piezas. Veinte meses después de la adquisición de la firma por parte del fondo de inversión español Grupo PHI Industrial, la nueva dirección ha anunciado su primer ajuste laboral. Se trata de un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para llevar a cabo un «ajuste temporal de la producción» en áreas todavía por definir y así «adaptarla a la demanda actual» del mercado.
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Concretamente, la empresa asegura que quiere frenar la acumulación de piezas que hoy se hacen y no se venden, hasta que se establezcan las nuevas líneas y productos. La medida afecta exclusivamente a Porcelanas Lladró y a Arte y Porcelana (Nao), que se encargan de la fabricación de las piezas, y deja al margen al resto de actividades, como el diseño, la comercialización o la gestión de la firma, repartidas otras dos sociedades mercantiles.
Tras anunciar a los sindicatos el miércoles la decisión, se ha abierto un periodo de consultas y de negociaciones donde se explicarán las «necesidades y posibilidades» de la firma y se concretarán los términos del ERTE. En un plazo aproximado de 15 días tendrá lugar la primera reunión.
Los detalles, como las áreas y trabajadores afectados o la duración y plazos del proceso, no se expondrán hasta la negociación entre los representantes de los trabajadores y de la empresa. Sin embargo, desde la firma han insistido en que «no es un expediente de extinción ni de suspensión» de empleo, sino una «medida bastante habitual» para la «flexibilización de la capacidad productiva de una empresa».
Fuentes sindicales aseguran que no se ha trasladado ninguna pista sobre por dónde irá el ajuste, pero estiman que se puede tratar de una reducción de jornadas enteras que podrían ser de un día por semana. Aunque desde la dirección se busca no consumir la buena acogida que tuvo en la plantilla el cambio de dueños, esta situación llega después de más de 10 años de ajustes en una empresa que llegó a tener más de 2.000 empleados y que hoy ronda un tercio de esa cantidad.
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Además, los cambios en la dirección están siendo habituales, con la salida de veteranos, pero también de algunas de las nuevas incorporaciones, que «no han encajado en la empresa o la empresa no ha encajado en ellos», según la compañía.
La plantilla ha sido afectada por prejubilaciones, reducciones de jornada y despidos, los últimos de los cuales se realizaron hace apenas dos años, justo antes de la venta por parte de la familia fundadora al Grupo PHI Industrial. En 2016, el entonces Ministerio de Empleo y Seguridad Social se comprometió a aportar ayudas por valor de 1,8 millones de euros al «plan de rentas» (prejubilaciones) que estaban negociando la dirección y los sindicatos de las cuatro empresas que forman Lladró. La plantilla de redujo en 292 personas, un 40% del personal.
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