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Jóvenes en una terraza de Valencia. IVÁN ARLANDIS
El paro juvenil se enquista

El paro juvenil se enquista

La tasa de desempleo de este colectivo se sitúa en el 38% frente a al 17% de las cifras generales de la población valenciana

Sábado, 31 de octubre 2020, 23:27

Es un mal endémico y característico de la economía valenciana y española pero no por ello merece menos atención que otras cuestiones. Este es el paro juvenil, una tasa que esta misma semana se confirmaba que se sitúa en la Comunitat en el 37,38% frente al 17,26% del desempleo general de la población valenciana. Datos que evidencian la dificultad del sistema para absorber a aquellos que buscan uno de sus primeros empleos.

Las cifras de los últimos años en las provincias valencianas evidencian como el desempleo en la población menor de 25 años siempre tiene valores que, como poco, duplican los totales. La brecha se había reducido en los últimos meses y en el último trimestre 2019 representaba el 26% pero en este ejercicio, primero con el confinamiento y ahora sufriendo las consecuencias de la crisis económica generada con el coronavirus, se ha vuelto a agrandar la diferencia. El anuario de Adecco Group Institute del Mercado de Trabajo 2020 deja claro que este sector de la población es el que más sufre las consecuencias de la pandemia. De hecho, asegura que se han perdido uno de cada cuatro empleos que estaban en manos de los menores de 25 años. Además, se apunta que la franja de edad de entre 26 y 39 también sufrirá, aunque en menor medida, el impacto de la recesión en el futuro.

Dentro de las mismas cifras del paro juvenil encontramos diferencias ya que existe una brecha de género. Por norma general, el desempleo femenino es varios puntos superior al de los hombres y en los datos del último trimestre esta diferencia es de casi cinco puntos, situando la tasa en el 40,5%. A nivel geográfico también se evidencian disparidades ya que en la ciudad de Valencia el dato es incluso peor y roza el 40%. Una situación llamativa ya que en esta estadística difundida por el Ayuntamiento se tiene en cuenta también al colectivo de entre 25 y 29 años, que en el resto de registros quedan excluidos del paro juvenil.

Las cifras valencianas y estatales sitúan al país en los peores registros de la Unión Europea ya que tan solo se pueden comparar con Grecia. Eso sí, hay que tener en cuenta que en otros casos como el de Alemania, con un valor de algo más del 15%, se tiene un sistema de microempleos que hace que no se puedan comparar de forma directa los datos. Pese a este error de la muestra, el problema es de una magnitud enorme y las instituciones comunitarias ya han instado a España a buscar soluciones en varias ocasiones.

Ya desde hace años se han implantado programas desde las diferentes administraciones que pretenden disminuir las distancias pero los datos evidencian que aún son insuficientes. Además, existen casos de que lo presupuestado nunca llega a ejecutarse o que incluso se destina a otros proyectos. Este mismo agosto la Generalitat decidió recortar el programa 'Avalem Joves', que pasó de contar con un presupuesto de 55 millones a solo 8,5 con el argumento de que se necesitaban fondos para paliar el impacto del coronavirus. En los presupuestos presentados estas semanas las partidas han aumentado pero es necesario que estos datos fijados en el papel se materialicen.

Trabajos precarios que impiden emanciparse

Los altos índices de paro juvenil no son la única mala noticia para los valencianos menores de 25 años ya que también existen problemas endémicos asociados a los que, en teoría, tienen la suerte de estar incorporados al mercado laboral. Tal y como indica el último informe de Adecco Group Institute, este colectivo ocupa trabajos a tiempo parcial en casi cuatro de cada diez ocasiones mientras que a nivel general la tasa se sitúa en el 14,1%. En el caso de los menores de 30 años los datos son algo mejores pero aún así representa el 26,1%.

Como denuncia el Consell Valencià de la Juventut, otro problema que se encuentra este sector de la población es la alta precariedad. Existe un importante índice de contratos temporales y muchos trabajan a través de becas o cursos de formación que no les garantiza una continuidad, por lo que la incertidumbre es una constante.

Esta situación lleva a que la mayor parte de los jóvenes no puedan realizar planes a medio o largo plazo y que se centren en vivir el día a día laboral. Las consecuencias de esta precariedad se reflejan directamente en los planes de vida. Los datos del Observatorio de la Emancipación evidencian que cuatro de cada cinco jóvenes menores de 30 años no pueden irse de casa de sus padres y esto se achaca principalmente a la difícil incorporación al mercado laboral y los problemas de precariedad de muchos de los que ya cuentan con un empleo. Esta problemática también tiene una incidencia directa en las bajas cuotas de natalidad.

«Asunto prioritario»

Una de las entidades que más ha criticado la falta de políticas activas de empleo juvenil ha sido el Consell Valencià de la Joventut y su presidenta, Pilar Blasco. Esta misma semana, desde la organización advirtieron que se ha «normalizado escuchar cifras terribles relacionadas con la ocupación juvenil pero hace falta entender que se trata de un asunto prioritario«. Por ello, Blasco reclamó »que los problemas de la juventud sean vistos como los problemas de toda la sociedad«.

Inmaculada Carbonell, responsable del programa de empleo juvenil PICE de la Cámara de Comercio de Valencia, considera que el capital humano de los jóvenes «no está tan valorado como en otros países». «En general la formación es buena pero es necesario hacer un llamamiento para que se busquen estos perfiles porque aunque no tengan tanta experiencia lo compensan con otros valores», destaca Carbonell. Además, a este colectivo les insta a formarse. «Muchas veces los jóvenes tienen titulación pero les hacen falta habilidades transversales que demandan las empresas», indica la responsable de la Cámara de Comercio de Valencia.

Esta institución ha celebrado hace pocos días una feria del empleo virtual centrada en este colectivo. En ella se expuso el programa PICE por el que ya han pasado más de 9.000 jóvenes y que ofrece cursos de capacitación para empleos que aunque sean poco cualificados necesitan una titulación. Además, se presentaron las ayudas a empresas para contratar jóvenes, los cursos de habilidades transversales y el programa para hacer prácticas en otros países. Esta feria de empleo fue la primera edición virtual pero tuvo muy buena aceptación, tal y como señalaron los organizadores, que lograron congregar a 500 participantes y realizar 300 entrevistas de trabajo.

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