El pegamento de la industria

Carlos Albors (Valencia, 1978) dirige la empresa química que fundaron sus padres en 1970, con 50.000 pesetas que les prestó su tío. María Ángeles Ramos y Francisco Albors, actual presidente de Laiex y entonces profesor de química orgánica en Barcelona, comenzaron a fabricar colas blancas tras detectar la falta de una empresa de compuesto de látex en Valencia y cimentaron un negocio a punto de cumplir medio siglo de vida.

Con plantas de producción en Paterna, Brasil y Alemania, Laiex fabrica polímeros de base agua, «materias primas, más técnicas», que sus clientes de sectores como el automóvil, calzado, construcción o madera incorporan a sus productos para mejorar las características técnicas. Sus compuestos son los responsables, por ejemplo, de que las pinturas huelan menos y sean más sostenibles o de que las plantillas de zapatillas sustituyan metales pesados por látex y el forro del zapato no se despegue.

Las emulsiones de Laiex están presentes en muebles de Ikea, moquetas empleadas por Ford, latas de refrescos o cromos infantiles, así como en el asfalto, microcemento, parqué, césped artificial y piscinas de medio mundo, en buena medida gracias a la fuerte apuesta por la I+D+i que realiza la firma.

Premio Cámara Valencia en la categoría de Transformación Digital, tiene a los mandos al galardonado como Joven Empresario del Año por AJEV. Ingeniero industrial por la Universidad Politécnica de Valencia, se incorporó a Laiex en el año 2000 como ayudante del director de Producción y tres años después, cubrió su vacante. «Me quedé solo para todo, mantenimiento, producción, medioambiente... y ahí es donde de verdad aprendí», confiesa Albors, que después dio el salto a la dirección de ventas en España, a director comercial general, adjunto a dirección y, en 2015, a la gerencia.

«Los relevos generacionales nunca son fáciles«, admite, como defensor de »una mentalidad muy digital y de delegar responsabilidades« para cumplir objetivos concretos, por departamentos y que se evalúan a tiempo real gracias a la automatización, frente al modelo tradicional de »empresa más pequeña, en la que se controla todo«.

En Laiex conviven hoy dos generaciones, el fundador como presidente y sus tres hijos a cargo de distintas responsabilidades. Carlos como gerente, su hermana Begoña, ingeniera química y doctora en polímeros como directora técnica, y Arancha, licenciada en Administración y Dirección de Empresas, al frente del área de operaciones.

Es la única empresa química productora de polímeros de capital 100% español, en un mercado global de grandes multinacionales, líder nacional en pinturas y cuarta europea su clase –multinacionales aparte– en polímeros base agua, con la aspiración de «ser una alternativa real a las multinacionales«.

En ocho años, Laiex ha triplicado facturación y plantilla, fruto de su apuesta tecnológica y del cierre de multinacionales. En 2018 ingresó 30,6 millones de euros y prevé alcanzar los 48,5 millones, con planes ambiciosos de crecimiento en Alemania, donde en julio compró una planta de mayor capacidad que la de Paterna. La dirige una profesional que empezó como becaria en la instalación de Fuente del Jarro, que alberga sus laboratorios centrales.

Ronda las 125 personas en plantilla, más comerciales, y el 26% del negocio corresponde a la exportación. Posee clientes en 39 países y su gerente asegura conocerlos «a todos», con el consiguiente esfuerzo para intentar conciliar esa dedicación con la vida familiar. Padre de dos hijos a los que le encantaría pasar el testigo en Laiex, Lucía de once años y Carlos de nueve, asegura que su esposa, Silvia, es crucial para lograrlo. Juntos, reparten el tiempo libre entre los partidos de fútbol de su hijo y los planes para desconectar con amigos.