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Esta es, en principio, una buena noticia para los pequeños y medianos agricultores, porque finalmente han quedado exentos de tener que desplegar planes de ... aprovechamiento de restos de cosechas, según lo que dispone la Ley para la Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, aprobada la semana pasada.
Es buena noticia porque la finalidad de esta ley es evitar precisamente el desperdicio en toda la cadena alimentaria, abarcando desde la producción primaria (el campo) hasta los últimos eslabones de distribución, puntos finales de venta y hostelería. Y tanto en el preámbulo de la ley como en infinidad de textos y declaraciones del Gobierno y distintos organismos, partidos políticos y asociaciones de todo tipo se ha venido insistiendo en que evitar el desperdicio implica a todos los eslabones, incluyendo la fase primaria.
Eso podía entrañar graves problemas y complicaciones añadidas para los modestos productores, de llegar a establecerse tal como se planteaba en múltiples instancias políticas y sociales. Porque lo que finalmente se ha aprobado obliga a que cada empresa cuente con un plan para gestionar el aprovechamiento de los restos o excedentes de cosechas, antes que nada para su consumo humano, y si no para su industrialización, y en última instancia para compost. Imaginen lo que podría representar tal obligación para infinidad de agricultores modestos, los costes inasumibles, la extendida incapacidad para gestionarlo, la consiguiente contratación de gestores especializados...
Sin embargo la ley exime de seguir tales planes de aprovechamiento a las 'microempresas' agrarias, que, según los baremos aplicados por la UE, son aquellas que tengan menos de 10 trabajadores y hasta un volumen de facturación de dos millones de euros anuales, lo que deja fuera a la gran mayoría. Las demás, las grandes, sí quedarán obligadas, y por ahora se desconoce el grado de aceptación que pueda haber en tal segmento, puesto que, por ser tan reciente la aprobación, todavía no se han divulgado posibles problemas o contradicciones.
Mayor recorrido han tenido aspectos relacionados con las obligaciones en hostelería: facilitar que los comensales se puedan llevar las sobras de sus consumiciones, y en establecimientos de venta (que tengan más de 1.300 metros cuadrados): donar los excedentes de comida para consumo humanitario.
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