El martes 29 de octubre por la tarde, en torno a las 16:00 horas, Vicente Lambíes, CEO de la compañía Neowise Energías Renovables, enviaba a sus trabajadores a casa ante el peligro de desbordamiento del barranco del Poyo. Él, sin embargo, cogía su coche ... e intentaba acceder al ya colapsado polígono de El Oliveral de Ribarroja. El resto es historia: «En nuestra oficina no quedó nada de nada, pero el tema material me lo tomo con mucho optimismo. Al no poder llegar a nuestra nave, cogí la carretera de Madrid y me acabó salvando la UME a la altura del barranco del Poyo».
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El relato de Lambíes es sólo uno de entre los miles que surgieron durante las horas en las que el agua, y el terror, arrasaron un área industrial de 30,5 millones de metros cuadrados. O lo que es lo mismo, una superficie tres veces superior a la que quedó devastada en Hiroshima tras la explosión de la bomba Little Boy en 1945, que supone más del 13% del suelo industrial valenciano.
Las cifras del desastre en los parques de empresas de la zona afectada son apabullantes: más de medio centenar de polígonos industriales afectados, unas 6.000 compañías damnificadas en toda la provincia y «decenas de miles» de puesto de trabajo en el aire, según explican desde la Federación de Parques Empresariales de la Comunitat Valenciana (Fepeval). Para Diego Romá, gerente de la organización, «los daños son todavía incalculables», aunque asegura que la riada ha afectado a cerca del 10% del parque empresarial valenciano.
Desde Cámara Valencia se empiezan a realizar las primeras estimaciones económicas de la catástrofe. El organismo calcula que los daños totales en el sector industrial provocados por la DANA ascenderían a 4.592 millones en la zona de elevada afectación. Una cifra que, no en su totalidad, pero sí en su mayoría, puede atribuirse a la destrucción sufrida por los polígonos ubicados en los 47 municipios con niveles de afectación moderada o alta, donde quedaron asoladas más de 4.000 compañías.
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El estudio realizado por Cámara, no sólo cuantifica los daños en el sector industrial, sino también los que se han producido en otros con gran presencia en los polígonos industriales de la zona, como son la construcción y la logística, que alcanzan la cifra de 3.813,1 millones de euros y 2.189,7 millones de euros respectivamente.
Municipios enteros de l'Horta Sud han visto arrasados sus parques empresariales. Polígonos como El Bony, La Mina o L' Alqueria del Moret han quedado inhabilitados. Pero la comarca que más víctimas ha registrado no ha sido la que más superficie industrial ha perdido por la DANA. En Ribarroja, los daños en parques empresariales han afectado a un área de más 6,5 millones de metros cuadrados, mientras que en otras localidades como Quart de Poblet o Algemesí la superficie industrial afectada también se va hasta los siete dígitos.
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Tres semanas después de la catástrofe, la imagen «sigue siendo espantosa», como explica Lambíes. Su empresa está «estratégicamente bien colocada» en términos empresariales, pero fue una de las más afectadas por la avenida en el polígono Mas de Baló de Ribarroja. El CEO de la empresa dedicada a la energía solar fotovoltaica cree que el material que ha podido salvarse tras la riada representa entre un 1% y un 2% de todo el que disponía su compañía antes de la fatídica tarde del 29 de octubre. Ahora, después de varias semanas de limpieza, arranca la fase de reconstrucción.
En ese mismo proceso se encuentran miles de empresas, que con la ayuda de trabajadores, familiares y conocidos han podido empezar a pisar terreno firme. La situación es muy distinta según el polígono y el músculo financiero de la compañía afectada. En zonas como Ribarroja, Picanya, Paiporta o Sedaví el fango sigue muy presente. Pablo Estrela, gerente de Hyundai Koryo Car, uno de los concesionarios anegados por el agua en las proximidades de la Pista de Silla, empieza a tener los primeros coches expuestos en su escaparate tras un importante trabajo colaborativo de todo el grupo empresarial. Este lunes, sus 30 trabajadores saldrán del ERTE de fuerza mayor y la actividad se irá retomando «poco a poco». Por la zona empieza a verse movimiento, aunque a cuentagotas.
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El panorama tan solo metro más hacia dentro es otro. En la calle Acequia de Calvera, los trabajadores de distintas empresas siguen sacando barro del interior de las naves. Una empresa dedicada a la fabricación de bolsas de papel traslada su maquinaria, de la que chorrea fango, a Barcelona para tratar de repararla. El reinicio del trabajo costará más tiempo en esa zona.
Ribarroja y Quart de Poblet son dos de los municipios afectados que cuentan con amplios polígonos industriales y zonas logísticas estratégicas para la provincia de Valencia. Allí también empieza a verse algún que otro rayo de luz. Julián Crespo, empresario vinculado al sector de la ferretería, sabe lo que es reponerse de una catástrofe similar a esta. En el año 2000 su planta de almacenaje, en la que la mañana del 29 de octubre se podían encontrar unas 12.000 referencias de productos, sufrió un incendio. El negocio sobrevivió. Ahora el objetivo es el mismo: retomar la actividad lo antes posible. «El día siguiente de la riada convoqué una reunión en mi casa y decidimos tirar hacia delante por responsabilidad con nuestros trabajadores», comenta el gerente del grupo empresarial con sede en Ribarroja, que ha contado con la ayuda de la iniciativa privada 'Alcem-se' impulsada por Juan Roig.
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¿Hablar de normalidad? Una cuestión de varios meses. Pablo Estrela estima que van a ser necesarios, como mínimo, tres para que todo vuelva al estado previo. Su previsión es incluso optimista. Diego Romá no se atreve a poner una fecha, aunque tiene claro que van a tener que pasar «muchas semanas» para que «la marcha económica» vuelva a su cauce.
Desde la asociación de parques empresariales creen que la gente «quiere pasar página rápido». Los accesos ya están completamente despejados en la mayoría de zonas industriales, «ahora falta la limpieza de los viales, despejarlos de barro y de enseres», comenta Diego Romá, quien también destaca la colaboración de la Conselleria de Industria, a través de la figura del Director General de Industria, Manuel Rosalén.
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En ese sentido, a principios de semana, El Consell, a través de Ivace+i,aprobó una modificación en la convocatoria de ayudas para la mejora de áreas industriales de 2024 que contempla un incremento hasta el 100 %, frente al 70% y 80 % actual, de las subvenciones concedidas a aquellos polígonos afectados directamente por la riada.
La llegada de la DANA sorprendió a todo tipo de empresas. El desastre no se cebó con un sector en concreto, pero sí que tuvo mayor afección en ciertas industrias. Según el estudio elaborado por Cámara Valencia, las empresas de productos metálicos y las de la madera y el mueble podrían ser las ramas industriales con mayor afectación.
Sin embargo, el desastre no solo dañó a las empresas, sino también a la cadena de valor. Una muestra de ello se ve en el sector de la automoción, donde la inundación de importantes empresas proveedoras de piezas han provocado el cierre de Ford Almussafes, y también la paralización de otras fábricas de vehículos ubicadas fuera de la Comunitat, como la de Volkswagen en Navarra durante los días posteriores al desastre.
De modo que el impacto de la DANA se extiende mucho más allá de las cuatro comarcas afectadas y deja cierta incertidumbre respecto a la influencia que dicha catástrofe puede tener en el PIB de la región valenciana.
Asimismo, desde Cámara destacan el impacto indirecto que ha spuesto la tragedia para el sector industrial. Los cálculos apuntan a que, en tres semanas de inactividad, las pérdidas en la cifra de negocio en la zona de alta afectación podrían ascender a 86,9 millones de euros. Por su parte, las pérdidas de inversión en activos materiales ascenderían a 6 millones de euros y el valor añadido bruto que se dejaría de generar sería de 34,5 millones de euros, el equivalente al 0,2% del valor añadido bruto de la provincia en un año.
Entre el empresariado, las opiniones respecto a la ayuda obtenida por parte de la Administración son distintas. «Los factores externos nos hacen ralentizar mucho la vuelta a la normalidad», explica Eulalia Pardo, gerente de la empresa logística Tolosa y Pardo, también ubicada en una de las áreas industriales de Ribarroja golpeadas por la catástrofe. «Nosotros recuperamos la luz hace una semana porque reconstruimos el nicho donde se resguarda toda la instalación eléctrica», comenta Pardo.
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A unos 5 kilómetros de su nave, atravesando la escena del desastre, se ubica Neumáticos Ortega, concretamente en la calle X –me pregunto quién pone nombre a las calles de los polígonos–, de El Oliveral, una de las zonas más perjudicadas por el paso de la DANA. El agua superó los dos metros de altura a su entrada en la nave de Rafael Ortega Toledo, que tras haber vivido varias riadas en esa misma ubicación considera que la de esta vez «ha sido un escándalo». Todavía quedan labores de limpieza, ya que hasta el lugar «no ha venido nadie» hasta hace escasos días: «Nos han dejado de la mano de Dios. Ahora empiezan a llegar efectivos».
Fran Figueroa, dueño del box de entrenamiento TCV Crosstraining de Paiporta, también retomará sus clases «aunque con horario reducido» a partir del lunes. Allí, la ayuda militar llegó hace «semana y media», después de varios días con los accesos completamente inutilizados debido a la enorme cantidad de fango que se acumulaba en las calles.
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Los daños no solo han afectado a las empresas, sino también a las vías de acceso e infraestructuras de una zona «de mucha actividad industrial y productiva». La movilidad también se ha visto afectada. Entre los más de 100.000 vehículos destrozados por la barrancada se encuentra un número importante de camiones, por lo que todo se ralentiza.
Por ello, desde Fepeval defienden la puesta en marcha de un plan de ayudas a fondo perdido por parte de la Comisión Europea y del Gobierno de España «para reanimar la actividad empresarial de una zona con una base industrial importante». Según el presidente de la asociación, algo así como un Plan Marshall, que sirva para que las compañías afectadas puedan superar el bache surgido tras la tragedia. «Las empresas se hunden en el lodo de la incertidumbre. No pueden pasar mucho tiempo paradas. Necesitan un plan de ayudas que sea ágil», reclama Diego Romá.
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Las propias compañías se suman a la petición del portavoz de la patronal de parques empresariales. También añaden otras demandas. Eulalia Pardo exige soluciones para que las empresas de transporte puedan recuperar su flujo de actividad previo a la DANA. «A nivel operativo hemos recuperado la normalidad, pero ahora tenemos un cuello de botella enorme. Existe gran dificultad para encontrar camiones, lo que deriva en problemas de abastecimiento», comenta la empresaria de la firma de logística. Para Rafael Ortega, de Neumáticos Ortega, la prioridad, a parte de las ayudas, debe ser la seguridad de los trabajadores de los polígonos afectados. «No es la primera vez que se inunda esta calle. En otras ocasiones, el agua subía setenta u ochenta centímetros. Esta vez ha sido un escándalo», protesta Ortega, que considera fundamental mejorar el desaguado del canal del Pozalet, uno de los que arrasaron la zona industrial de Ribarroja: «Esto lo vamos a superar, pero lo que no quiero es que vuelva a pasar».
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