CARLOS BONELL
Domingo, 23 de enero 2022
Según la última relación de cotizaciones de la Conselleria de Agricultura, las algarrobas se estarían pagando en origen (al productor) a entre 2 y ... 2,5 euros por kilo. Industriales del sector, en cambio, aseguran que no se ha llegado a tanto, que el tope estaría en 1,75, aunque cabe que haya casos con el IVA aparte (10% más) o ya incluido. Sea una cosa u otra, se trata de niveles de auténtico récord, realmente inesperados hace tan solo unos meses, mucho menos años atrás, y las grandes expectativas que se están generando alrededor de tamaña escalada (hace tres o cuatro campañas se pagaban a tan sólo 20 o 25 céntimos) hace que muchos hablen ya de una 'burbuja' más que podría pinchar en cualquier momento.
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La escalada de precios ha resucitado un gran interés por el cultivo de algarrobos. De arrancarlos sistemáticamente, como ha sucedido en los últimos sesenta años, para poner cítricos, frutales u hortalizas, se ha pasado a realizar nuevas plantaciones con criterios modernos: desfondes del terreno, marcos de plantación intensivos, riego de apoyo a goteo... Todo ello para asegurar un rápido desarrollo de los árboles y una productividad que pueda rentabilizar las inversiones.
El 'boom' de los almendros y olivos en plantaciones intensivas se ha trasladado ahora a los algarrobos, donde, en cambio, se ha trabajado poco -en centros oficiales nada- en cuanto a selección de material vegetal y definición de pautas de cultivo.
El inusitado interés actual por cultivar algarrobos cabalga a rebufo del fuerte ascenso de precios y la presunción de que esa dinámica no se tronchará, o tendiendo a pensar que, aunque bajasen las cotizaciones, se mantendrán todavía por encima de unos mínimos de rentabilidad. En cambio, poco conocen la mayoría de los neocultivadores sobre variedades más o menos productivas, rendimientos de garrofín y ni siquiera aciertan muchos al llamar 'bordes' a los que ven que no producen. Ocurre que está muy extendido el convencimiento de que los algarrobos que únicamente dan flor masculina son 'bordes', pese a que no corresponde dicho nombre al sentido que tiene tal término en la fruticultura, sino que son los 'machos', los que dan flores con estambres que proporcionan polen para que fructifiquen los que sólo dan flores femeninas. Y luego están los hermafroditas, de más reciente selección, que dan ambas flores y por tanto producen y ayudan a producir a los de sólo flor femenina.
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De no haber viveros con algarrobos se ha pasado a un aluvión. En el sector cuentan que hay más de sesenta. Los precios de los plantones algo desarrollados se han puesto por las nubes, porque no hay y se buscan mucho. Oferta y demanda. Hablan ya por encima de 10 euros la planta sin injertar de la clase deseada y entre 12 y 15 ya injertadas. Casi como si se tratase de aguacates, el otro 'boom' del momento.
Sin embargo las cosas no se ven con tanto entusiasmo desde el lado de los troceadores industriales, que apuntan que han frenado inversiones y que el mercado está parado desde hace semanas, lo que les hace temer «que pinche la burbuja» y que «acabemos muriendo de éxito».
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A pesar de que se ha diversificado la utilización de la pulpa de la garrofa en usos alimentarios (harinas, sustitutivo del cacao para chocolates sin cafeína, enriquecedores de alimentos, etc.), la principal parte del precio total del producto sigue descansando sobre la goma del garrofín, la semilla, que técnicamente es el aditivo E-410 en la industria alimentaria. Ha alcanzado los 20 euros el kilo, pero de media sólo es el 10% del peso total de la algarroba. El problema potencial es que, con tal encarecimiento, industrias de todo el mundo pasan a emplear de forma creciente otras sustancias que realizan los mismos papeles como espesantes, gelificantes, estabilizantes... en la elaboración de helados, derivados lácteos, sopas y una larga lista de artículos preparados.
Además de los productos alternativos ya conocidos de antes, como la semilla del guar o el alga agar-agar, están emergiendo otros derivados de extractos de otras algas marinas, como carregenato o alginato sódico. Todos ellos más baratos de obtener, porque no necesitan ni ser cultivados.
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