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C. Bonell
VALENCIA.
Lunes, 17 de julio 2023, 00:06
Los consumidores vienen notado que las sandías están caras -como también los melones- y que no siempre se encuentran en las tiendas. Escasea la oferta porque falla la producción, en buena parte porque un alto porcentaje de agricultores dejaron de apostar por esta fruta, escarmentados por los pésimos resultados de precios bajos en años anteriores. Pero también se debe esta situación en gran medida a la falta de agua, porque muchos productores dispuestos a plantar sandías no han podido ante la inseguridad de los riegos. Unas veces porque la sequía impide contar con caudal suficiente y otras, como en las tierras que dependen del Tajo-Segura, en la mitad sur de Alicante y gran parte de Murcia, porque los recortes impuestos han impedido igualmente plantearse este cultivo.
Si no se cuenta con bastante agua asegurada para todo un ciclo productivo, el agricultor no se arriesga, porque la inversión es alta y el ciclo se puede quedar a mitad, con lo que no habría ingresos. Esto es lo que ha pasado en las comarcas alicantinas que dependen del trasvase (sobre todo la Vega Baja y campo de Elche), según denuncia Asaja-Alicante.
El presidente de esta formación agraria, José Vicente Andreu, señala la gran paradoja que se viene registrando en España, puesto que «en otoño, invierno y primavera no faltan sandías y melones procedentes de Brasil o Senegal» en las cadenas de supermercados más importantes, y luego resulta que en su temporada natural, «al llegar el verano, no hay producción local ni en la propia Comunitat Valenciana, porque el Gobierno les quitó el agua a los agricultores que podían producir».
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Por otro lado advierte Asaja que en los pocos sitios donde puede encontrarse esta fruta, su cotización para el consumidor es elevada, rondando los 2 euros/kg, mientras que el agricultor sigue percibiendo en origen precios muy bajos que no le permiten cubrir los altos costes de cultivo.
Andreu culpa a «la desidia del Gobierno» de una situación que sufren los agricultores, que se quedan sin poder producir por falta de agua, pero sobre todo padecen al final los consumidores, que no pueden disfrutar de un suministro regularizado de las mejores sandías y a precios razonables, porque no hay.
Lamentablemente también se sufre una competencia interna en España por la diferente disponibilidad de agua: habrá más sandías en el mercado cuando llegue con fuerza la producción de Castilla-La Mancha, donde se ha podido cultivar con suficientes garantías de riego.
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