V. LLADRÓ
VALENCIA.
Lunes, 15 de julio 2024, 01:10
La crisis agrícola estimula movimientos compradores desde ámbitos urbanos. Funciona como los vasos comunicantes: unos lo dejan y otros acuden. A la vista de cómo se multiplica el abandono de cultivos en la huerta, tan cerca de Valencia y de cualquier otra población del ... área metropolitana, resulta tentador acercarse a ver si algo conviene. Los precios son bajos, en niveles rústicos, y lo único que frena algo la fiebre compradora es la prevención a sufrir las consecuencias de normativas que, según dicen, impiden la fragmentación de propiedades y la multiplicación de instalaciones precarias como las que se van extendiendo por doquier. También dicen que no pasa nada, que los ayuntamientos permiten, o que ya se verá. Pero, ¿y si nos pasa a nosotros? Bueno, los más atrevidos se arriesgan, y así, en medio de grandes áreas agrícolas en fase de abandono creciente, van emergiendo microparcelas con cabañas, contenedores y cercados que acogen espacios para diminutos huertos familiares, lugares de ocio, algún gallinero, piscinas de plástico...
Publicidad
Alguna que otra vez, cualquier agricultor que aún ande empeñado en sus cultivos ha tenido ocasión de que se presente alguien y le pregunte por algún campo de alrededor, o de los suyos. Llega un coche, se para, baja un señor y le dice, por ejemplo: «¿Sabe usted si se vende algún terrenito por aquí?» El fenómeno va a más.
El agricultor no quiere vender. Bueno, aunque no piense vender siempre dependería del precio. «Home, que qué pagaría? A vore, sí paga millor...» Pero el señor del coche no suelta prenda, sólo inquiere; pregunta porque anda en busca de alguna ganga. Le han dicho que por allí, según se sale de la autovía, se ven campos que no se cuidan, y todo ufano, recién llegado del centro de la ciudad, a un cuarto de hora, suelta: «Como veo que hay tantos campos abandonados; uno u otro querrá vender». El agricultor se escama algo. Vaya atrevido, piensa, este hombre se creerá que todo el monte es orégano. «Pues no sé, pero por aquí alrededor seguro que no; por lo que han comentado los vecinos no querrán vender. ¿Que usted cuántas hectáreas busca?» El del coche no quiere hectáreas: «no, sólo cuatro o cinco mil metros cuadrados».
Tendría que encontrar una parcela justo de tal dimensión, o juntar varias pequeñas, que ya sería suerte tenerlas juntas, si fuera el caso, porque lo contrario, partir una más grande, no es posible, por ley; no se permite segregar parcelas que den como resultado parcelas inferiores a la unidad mínima de cultivo, 5.000 metros cuadrado en regadío, 30.000 en secano.
Publicidad
Al hombre del coche le da igual. «Eso se arregla», dice; «no necesito más porque es para meter unos caballos». Al agricultor, escamado, le da igual lo que haga el otro, pero como ve que no se arredra, tan lanzado, le da por avisar que aquello es agrario, y el del coche le dice que «los caballos también; son ganado». ¿Y el agua? «Se busca, se compra, se trae; con dinero...» O sea, que está más que claro: buscan terrenos aparentemente ociosos, a precio de saldo si puede ser, luego ya se arregla todo lo demás con dinero. Lo de siempre.
Se están produciendo cambios importantes que afectan a la estructura agrícola de muchas áreas rurales, con especial relevancia en zonas próximas a Valencia y otras grandes poblaciones. Lo de l'Horta reviste mayor gravedad, porque la realidad de los hechos supera las teóricas prevenciones protectoras de una ley que no resuelve nada. Al mismo tiempo se está generando un problema que altera la ordenación del territorio que siempre se aspiró a regular y que, cuanto más se tarde en ver, más costará de atajar y corregir.
Publicidad
Mientras se siguen prodigando fastuosas declaraciones ilusionadas en pos de idílicas transformaciones territoriales y agrícolas, los hechos van por otros lindes y casi nadie parece enterarse; no sólo no se emprenden acciones y proyectos con voluntad de futuro sino que se mira hacia otra parte y se consiente, lo que favorece que muchos acudan al campo desde la urbe dispuestos a encontrar «algún terrenito barato que se venda por aquí».
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.