Si hay un sector económico que mira estos días con enorme preocupación la escalada del conflicto bélico entre Israel y Hamás ese es el azulejero, cuya industria se concentra básicamente en la provincia de Castellón. Por dos motivos: por un lado, Israel es el sexto ... cliente del sector en el capítulo de exportaciones y, por otro, la demanda de la cerámica está, desde hace unos meses, en caída libre por el contexto de incertidumbre global y por el impacto de los costes energéticos desde 2021.
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En el caso concreto de Israel, los datos facilitados por la patronal del sector, Ascer, muestran cómo las ventas ya habían experimentado un descenso del 31% entre enero y julio de este año, con 84 millones. Eso a pesar de que se venía de dos años con buenos resultados: 156,4 millones en 2021 y 194,1 millones el año pasado, donde fue el cuarto destino de las exportaciones.
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"Nos preocupa por la inestabilidad que va a causar, pues el mercado israelí se va a ver afectado y, potencialmente, los mercados que están cerca. El gas está subiendo de nuevo y estamos a las puertas del invierno, por lo que está subida va a afectar a las materias primas y a nuestros principales proveedores", explica el secretario general de Ascer, Alberto Echavarría. Como ejemplos, Arabia Saudita, Jordania o Egipto.
Los puertos serán otros de los afectados por la guerra, aunque el volumen del tráfico con el país apenas representa el 1,5% del total en el caso de Valencia y de Castellón, según los datos facilitados por las dos autoridades portuarias. Así, material de construcción, vino y otras bebidas alcohólicas y agroalimentación son los principales productos que las empresas exportan a Israel desde el puerto de Valencia. Mientras, a la inversa, las principales partidas de importaciones tienen que ver con los productos químicos y frutas y hortalizas.
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El año pasado, el puerto de Valencia exportó 432.922 toneladas y las importaciones sumaron 107.113 toneladas. En total, los movimientos con Israel ascendieron a 1,24 millones de toneladas y 97.274 TEU en 2022.
En el caso del puerto de Castellón, el volumen hasta septiembre de toneladas de importación y exportación con Israel es de 194.440 toneladas, de las que 24.110 corresponden a importaciones y 170.330 son exportaciones. Las importaciones corresponden básicamente a abonos potásicos y las exportaciones, a azulejos y baldosas.
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Del 1,5% del tráfico en los puertos de Valencia y Castellón a algo menos del 1% en el conjunto de las exportaciones e importaciones de bienes de la Comunitat. Hasta agosto, las exportaciones sumaron 182,1 millones, un 16,5 % menos que el mismo periodo del año anterior, según datos proporcionados por la Cámara de Comercio de Valencia.
Destaca la bajada en un 31,9% de las ventas de productos cerámicos, que representan el primer producto exportado con un valor de 82,2 millones, prácticamente la mitad del total de exportaciones valencianas. Los automóviles ocupan el segundo lugar y las materias plásticas y sus manufacturas, el tercero. Mientras, el capítulo de importaciones contabiliza 92,6 millones, un 25,3% más, sobre todo de máquinas y aparatos mecánicos, combustible y materias plásticas y sus manufacturas.
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En la Comunitat había 1.216 empresas exportadoras a Israel en 2022, de las 6.003 españolas, y 605 importadoras (4.870 en toda España, según la Cámara. Para su presidente, José Vicente Morata, "las consecuencias económicas de este conflicto dependerán de su duración y de su extensión a otros países de Oriente Medio". A su juicio, "las empresas se enfrentan de nuevo a un aumento de la incertidumbre que impacta en el comercio internacional, que ya sufría una ralentización y atravesaba un retroceso en los intercambios comerciales en todo el mundo. El conflicto puede afectar además al precio del petróleo, cuya subida podría provocar incrementos de los tipos de interés por la inflación".
José Vicente Morata
Cámara de Comercio
También el socio-director de la consultora Improven, Sergio Gordillo, apunta ese incremento del precio del combustible y que el consumidor se volverá más prudente, "lo que acelerará la reducción del consumo, por lo el IPC irá congelándose en ese aspecto, que no acabará de consolidarte por la energía".
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Según explica, "la volatilidad es parte de la nueva realidad que tienen que afrontar las empresas". Aunque dentro de este contexto, apunta un aspecto positivo: "China no arranca del todo y las previsiones de materias de primas no son elevadas, de ahí que los precios de materias primas a nivel internacional todavía no hayan despegado".
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