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Pérdidas. Tres agricultores comprueban el mal estado de esta finca de cereal, todavía verde, pero con las plantas muy poco desarrolladas por falta de agua. Aunque lloviera pronto, ya no se salvarían. La cosecha será escasa. EFE

La sequía pone en jaque la producción de alimentos y su esperada bajada de precios

Las pérdidas se generalizan en los cultivos de secano por ausencia de lluvias y se extienden en los regadíos que ya sufren restricciones de agua

CARLOS BONELL

VALENCIA.

Lunes, 17 de abril 2023, 00:46

En medio de la polémica sin fín sobre las tensiones inflacionarias en alimentación, irrumpe de nuevo la dura sequía que amenza con recrudecer el problema. Lejos de resolverse este asunto, que afecta a toda la población, lleva camino de complicarse más todavía por culpa de la falta de agua. Los consumidores se quejan insistentemente de que los precios no paran de subir, y señalan tal comportamiento como paradójico, en comparación con lo que sucede en otros ámbitos cotidianos. ¿Por qué bajan la gasolina, el gas y hasta el recibo de la luz pero siguen subiendo el aceite, la leche, la carne, las frutas y verduras... y no se ve que descienda o se modere el precio de ningún artículo?

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Unos -incluyendo la oposición- le echan la culpa al Gobierno; desde esferas oficiales se tiende a señalar los márgenes comerciales, sobre todo los de grandes cadenas de distribución, y hasta se ha insinuado desde alguna instancia ministerial que los productores deberían bajar sus precios de venta en origen, cuando lo cierto es que ningún productor manda en sus precios, impuestos casi siempre desde el final de la cadena.

Entre tanto, se impone en medio de la confusión una verdad inmutable: la naturaleza es la que manda, y como no llueve, pone en jaque buena parte de las próximas producciones de alimentos en España -y en otros muchos países- y la ansiada bajada de precios. Lejos de abaratarse próximamente, cabe que aún suban más. De hecho ya lo advirtió recientemente el Banco de España.

Agricultores y ganaderos de casi toda España piden ayuda a la Administración para poder resistir otro año con escasos ingresos

A grandes rasgos se pueden diferenciar tres grandes sectores por su disponibilidad o no de agua, esencial para que se puedan desarrollar con normalidad árboles y plantas en todo su ciclo productivo: cultivos de secano, de regadío y ganadería.

En el secano se depende por entero del agua de lluvia. Si no llueve puntualmente, mal asunto, y si la sequía es de meses, desastre generalizado. En tal situación se encuentran los cultivos de cereales, oleaginosas, olivar, vid, frutos secos, etc. que se desarrollan en puro secano en la mayor parte de España. Sólo se salvan zonas aisladas, especialmente cuanto más al norte, y la cosa está muy grave en Andalucía, Extremadura, Aragón, Cataluña, Castilla-La Mancha y comarcas del interior de la Comunitat Valenciana. Las próximas cosechas pueden ser muy escasas en todos estos ámbitos, lo que presumiblemente agravará la cuestión de disponbibilidad y de precios.

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El regadío representa el 25% de la superficie cultivada en España, pero aporta el 65% de la producción total de alimentos, especialmente en frutas y hortalizas y en menor medida en todos los demás sectores, donde se ha ido extendiendo la aportación de riego. Cada vez más, la seguridad en disponer de agua marca la viabilidad de una explotación agraria y el abastecimiento alimentario. Pero como la ausencia de lluvias determina que bajen las reservas en embalses y acuíferos subterráneos, no todos los abastecimientos de agua están garantizados. Está asegurada ante todo el suministro doméstico de agua, pero no para regar en todas partes. En Andalucía, Cataluña y lugares de Castilla-La Mancha y Extremadura ya hay restricciones fuertes en dotaciones de caudal, hasta el punto de que muchos agricultores optan por concentrar la producción en superficies más reducidas o incluso desisten de cultivar. El resultado es algo más seguro en general que donde se depende por entero del cielo, en el secano puro, pero también habrá bajadas de producción en regadío, con lo que no será de esperar una abundancia que contribuya a que bajen los precios. Y en ganadería, pues el resumen de todo lo anterior: sin lluvias, menos pastos, mayores compras de piensos más caros, costes al alza... Y entre los consumidores y las adversas circunstancias, miles de agricultores y ganaderos que se verán sin producciones para poder seguir adelante, por lo que ya empiezan a reclamar ayudas a la Administración.

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