Sólo una de cada tres azulejeras ha recibido las ayudas del Gobierno por la crisis energética

Con cuentagotas. Así están llegando las ayudas del Gobierno central a las empresas gasintensivas, como las azulejeras, para atajar el alza de los costes energéticos, una medida incluida en el real decreto de marzo de plan de respuesta a las consecuencias económicas y sociales de la guerra en Ucrania.

Hasta primeros de agosto, sólo el 30,37% de las compañías del sector cerámico han recibido las ayudas, que podían alcanzar los 400.000 euros por empresa y que tenían un importe global de 125 millones. Así lo confirma la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer), que señalan que hay un «número importante de empresas a la espera de recibirlas todavía». En este sentido, su secretario general, Alberto Echavarría, explica que de los 158 expedientes positivos de ayuda a empresas gasintensivas del sector cerámico «sólo 48 han llegado». Unas ayudas que, como recuerda eran «urgentes». Pese a eso, el 70% de los expedientes siguen a la espera, algo de lo que la patronal ya ha alertado otras veces, pues la previsión era, según anunció el propio Ministerio de Industria, que las transferencias llegaran antes del 3 de junio.

La patronal considera que son «insuficientes» dada «la gravedad de la situación» y los plazos no están siendo «todo lo ágiles que deberían». Para Echavarría, «la ayuda y las medidas deben llegar antes de que sea demasiado tarde para las industrias. Una de las medidas que más impacto positivo podría tener para nuestra industria es que se implementen al máximo las ayudas permitidas por la UE para sectores gasintesivos muy afectados por la guerra. Se ayudaría a las empresas a ganar liquidez y poder mitigar el negativo impacto en su normal actividad».

Y es que en el sector hay mucha preocupación. «Existe mucha incertidumbre en los mercados, la energía sigue marcando precios récord, la inflación sigue creciendo y las perspectivas de cara al otoño no son halagüeñas», detalla el secretario general de la patronal, que pone el foco en el elevado precio del gas. «Con ese nivel de precio, es más que probable que las empresas reducirán su consumo obligadamente por cuestiones económicas obvias, con la consecuente reducción de actividad y repercusión en el nivel de empleo», señala.