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Cuando les planteé la pregunta a Paloma Mas, analista de inversión de Plug and Play, y a Teresa Doménech, responsable de comunicación del Centro Europeo de Empresas Innovadoras de Valencia (CEEI), automáticamente la lanzaron en un grupo de whatsapp con mujeres emprendedoras en el que ambas se mueven como peces en el agua. «Una idea no vale nada. Lo que vale es que haya un equipo comprometido a asumir un coste de oportunidad por desarrollarla», me devolvieron enseguida. «Una idea es una entelequia que requiere de estrategia, foco y talento para llevarla a la realidad», dijo otra de las emprendedoras. «La motivación que te genera para llevarla a cabo, eso es lo único que vale, pero en términos económicos cero». Otra opinión en la misma línea. «Preguntar cuánto vale una idea es como preguntar cuánto vale el talento, no tiene precio por sí mismo hasta que no sabes cómo usarlo», sentenciaron. Primeras pistas que, ya de entrada, me dejaron claro que las ocurrencias que cada mañana tenemos muchos de nosotros en la ducha no son un billete directo a una jubilación dorada.
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Así que contacté con Nacho Omeño, business angel y Cofundador de Startupxplore, por cuyas manos pasan cada año miles de ideas en las que invertir. O no. Y me lancé a bocajarro a ver si me desvelaba el secreto mejor guardado. ¿Qué es una buena idea? «Aquella que se presenta en el mercado y el mercado la valora y la compra. La que es capaz de generar valor a la sociedad y capturar parte de ese valor asociado. Por ejemplo, me dice, si yo necesito agua y alguien me la ofrece cuando tengo sed, yo lo intercambio por valor…. El valor es distinto en cada momento. Si estás en el desierto ese agua es valiosísima», me soltó. Y es que según me explicó, una idea sobre papel vale cero euros si no se desarrolla y no se instrumentaliza. Entonces, ¿cómo se sabe si una idea puede valer dinero? Ahí entran en juego varias cosas. Quién va a ser el equipo que la va a llevar al mercado. «Nos guste o no vivimos en una sociedad capitalista, que utiliza a las empresas como mecanismo de valor y captura de ese valor generado. Lo cuantificamos sabiendo quién es el equipo que está detrás. Sabiendo el mercado al que se dirige. Cuántos hay sedientos y dispuestos a pagar por el agua», apunta.
Y, en plena era de la economía de la atención, conseguir el tiempo de una persona o que esté dispuesta a darle valor o a generarlo, es ya en sí un precio cuantificable que genera negocio. Y, ¿qué pistas nos puede dar algo para saber si estamos ante una idea valiosa? «la capacidad de ejecución del equipo y si se ha probado en el mercado o no. «El mercado es soberano aquí y es quien da y quita las razones. Si se satisface una demanda», asegura.
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Así que, se puede vivir de una buena idea. «Lo hacen muchísimas familias», dice Omeño, que cita como algunas de las mejores ideas de nuestros días las redes sociales. «Han supuesto una revolución en la forma de comunicarnos». El impacto de Facebook en el mercado de la publicidad, o el impacto de un market place como Amazon nos han cambiado la manera de vivir. Y la manera de relacionarnos, cuenta.
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Para otro de los veteranos en el sector de la innovación, el presidente de Startup Valencia, Juan Luis Hortelano, los tiros van por el mismo sitio a la hora de cuantificar una idea. »Hay mucha gente que se ofende si le dices que las ideas apenas tienen valor. Mucha gente tiene ideas iguales o parecidas, y la clave es la ejecución y el timing de esas ideas», explica y alerta de que «las meras ideas cada vez valen menos». «Hubo un tiempo en el que la gente con una idea en un powerpoint conseguía inversión. Pero, sobre el papel, las ideas valen poco. Si valiesen algo, yo sería millonario», reconoce con ironía y alerta de que también hay un perfil de impostor muy típico que no te quiere contar nada sobre la idea o te quiere hacer firmar un acuerdo de confidencialidad de una idea «sin haberla ni escuchado».
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En el mundo empresarial, un unicornio define aquella compañía de capital privado que alcanza una valoración de 1.000 millones de dólares o más sin haber salido aún a Bolsa.
Sin ir más lejos, Twitter en su día, nació como una iniciativa privada que posteriormente fue uno de los grandes unicornios americanos. Hace días, la red social se ha vendido al dueño de Tesla, Elon Musk, por algo más de 44.000 millones de euros.
En España, hasta la fecha, hay nueve compañías que han conseguido alzarse con este título, aunque en el mismo momento en que salen a bolsa, dejan de serlo. Se trata de las startup Glovo, Job and talent, Edreams, Wallbox, Devo, Idealista, Cabify, Travelperk y Flywire. Otra veintena de empresas serán los nuevos unicronios en breve, con Capchase, Colvin o Civitatis como algunas de las más conocidas.
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