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Damián Rodríguez
Lunes, 20 de marzo 2023
Llegar a casa, abrir la nevera y encontrarte con un filete que no tiene muy buen aspecto. Quién diría que una situación tan cotidiana, a la que en cualquier momento cualquier persona se puede enfrentar, sería el origen de una startup biotecnológica de gran proyección. ... Así es como nace en el año 2017 Oscillum, la compañía ubicada en el Parque Científico de la Universidad Miguel Hernández de Elche, que ha desarrollado una etiqueta inteligente que, mediante un cambio de color, indica el estado de alimentos como la carne o el pescado en lo que se refiere a seguridad, calidad y frescura.
Pablo, Pilar y Luis todavía no sabían que les unía un futuro profesional juntos cuando eran compañeros de piso y estudiaban en Elche el grado de Biotecnología. «Los tres fundadores vivíamos juntos y Pablo quería comerse un filete que no tenía muy buen aspecto. El color había cambiado, ya no era tan rojo y el olor del producto se notaba algo diferente. Tanto Pilar como yo comentamos que tirase eso, que no podía estar en buenas condiciones, pero gracias a la carrera sabíamos que ni el olor ni el color eran indicativos reales sobre si el alimento estaba bueno o no. Así que Pablo decidió probar y se comió el filete sin ningún problema», explica Luis Chimeno, fundador y COO de Oscillum.
Así fue como los tres fundadores se dieron cuenta de que esa problemática era más común de lo que parecía y comenzaron a pensar en la forma de solventarla. Una vez finalizada la carrera, se adhirieron a un programa de emprendimiento potenciado por la universidad con el que lanzaron, en el año 2019, su primer prototipo para dar respuesta a ese problema.
Las etiquetas inteligentes desarrolladas por Oscillum funcionan mediante una reacción química que es la que produce el cambio de color en el sello. Estas etiquetas se ponen en contacto con los alimentos y van detectando las moléculas que emite el propio producto y que están relacionadas directamente con el estado de los alimentos. Los sensores químicos, adheridos al envase que contiene el alimento en cuestión, entran en contacto con esas moléculas que son los que, finalmente, producen los cambios cromáticos en las etiquetas. El color que presenta, y que se va viendo alterado con el paso del tiempo, está directamente relacionado con el estado del propio alimento, como si se tratase de un semáforo con los colores amarillo, verde y azul.
Esta etiqueta inteligente proporciona información en tiempo real sobre la frescura de los alimentos, pero no solo en el momento de la compra, sino también cuando lo tenemos en la nevera. «El tiempo de medida es prácticamente inmediato desde que se coloca la etiqueta en contacto con el alimento y funciona durante toda la vida útil del alimento, desde que se coloca en la línea de producción y etiquetado hasta que el consumidor utiliza el producto», cuenta Luis Chimeno, de Oscillum.
Más allá de los importantes beneficios de esta tecnología, los creadores de estas etiquetas están convencidos de que pueden constituir una revolución en el consumo actual. Y es que, pese a que la solución parece estar enfocada únicamente a la seguridad alimentaria en pro de la salud del consumidor, en Oscillum tienen claro que se trata de una solución que, además de garantizar el bienestar de las personas, aporta muchos más beneficios como la sostenibilidad o la reducción del desperdicio de comida.
«En la mayoría de ocasiones, tanto consumidores como la industria, desperdiciamos alimentos porque no sabemos si siguen siendo aptos para el consumo. Con nuestra tecnología podríamos tener esa información con lo que no solo evitaríamos desechar alimentos en buen estado, sino que, además, nos alertará sobre cuándo comerlo antes de que definitivamente se eche a perder. Nuestra tecnología permite dar una segunda vida útil a los productos que, aunque siguen en buen estado, ya no se pueden vender por la cercanía a la fecha de venta.», comentan desde Oscillum.
Los próximos pasos de la compañía, cuyos fundadores han sido incluidos en la última lista de 30 líderes menores de 30 años en España de Forbes, pasan por buscar nuevos socios que les ayuden a continuar desarrollando nuevos productos, así como expandir su tecnología internacionalmente, ya no solo en la Unión Europea, sino también en Latinoamérica y Asia, «donde este tipo de tecnologías tienen cada vez más acogida y se ve el gran potencial y el impacto que puede llegar a generar», explican.
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