En los últimos años, el emprendimiento social se ha convertido en una herramienta clave para afrontar algunos de los desafíos más complejos de nuestra sociedad. ... En España, más de 30.000 personas viven en situación de sinhogarismo, una realidad que no solo pone en riesgo su salud y dignidad, sino que también evidencia las limitaciones de los sistemas tradicionales de inclusión. Ante este panorama, Valencia se posiciona como un referente en iniciativas innovadoras que combinan impacto social, sostenibilidad y economía local.
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Un buen ejemplo de ello es Flores Solidarias, una iniciativa valenciana que ha logrado transformar la venta de flores en una solución integral contra la exclusión social. Con un modelo de negocio basado en la suscripción y la colaboración con entidades locales, esta iniciativa no solo genera empleo para personas sin hogar, sino que también promueve el comercio justo y la sostenibilidad.
«No se trata solo de ofrecer un trabajo, sino de brindar oportunidades reales para que las personas puedan reconstruir su vida», explican los fundadores, Mateo Blay y Arturo Grau.
Flores Solidarias aborda el sinhogarismo desde una perspectiva integral. Además de generar empleo, proporciona acceso a vivienda y acompañamiento psicosocial, elementos esenciales para que las personas en situación de vulnerabilidad puedan recuperar su autonomía.
El proyecto se apoya en la colaboración con asociaciones como la Asociación Natania y el Centro de Atención a Personas Sin Techo (CAST) del Ayuntamiento de Valencia, lo que garantiza un enfoque coordinado y eficaz en los procesos de selección y seguimiento.
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Su modelo de negocio, basado en la venta de flores cultivadas por agricultores locales, no solo impulsa la economía de proximidad, sino que también refuerza su compromiso con la sostenibilidad. «Cada ramo de flores vendido contribuye directamente al empleo digno y a la inclusión social, además de apoyar al comercio local», subrayan los responsables del proyecto.
El origen de Flores Solidarias se remonta a un movimiento ciudadano que surgió en Valencia hace más de diez años. Conocido como 'Los hombres del saco', este grupo de voluntarios, liderado por Mateo Blay, comenzó repartiendo sacos de dormir entre personas sin hogar durante los inviernos. Sin embargo, con el tiempo, entendieron que la solución requería un enfoque estructural y sostenible.
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Fue en 2024, tras una colaboración con Arturo Grau y otras entidades sociales, cuando la idea evolucionó hacia un proyecto empresarial capaz de ofrecer empleo y vivienda a personas en situación de exclusión. En pocos meses, la iniciativa se consolidó como un modelo innovador que demuestra que el emprendimiento puede ir más allá de los beneficios económicos, generando un impacto positivo en la sociedad.
Actualmente, la startup ha logrado emplear a cuatro personas que anteriormente vivían en la calle, brindándoles la oportunidad de retomar sus vidas con dignidad. Además, su equipo multidisciplinar trabaja en la expansión del modelo a otras regiones de España, con el objetivo de replicar su éxito y ampliar su impacto social.
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Flores Solidarias no solo representa una apuesta por la economía sostenible y el comercio justo, sino que también es un ejemplo de cómo las empresas pueden liderar el cambio social desde la innovación y la responsabilidad.
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