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Uno de los productos desarrollados por Ipronics. IPRONICS
Ipronics: De startup prometedora a referente en chips fotónicos
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Ipronics: De startup prometedora a referente en chips fotónicos

Ana González, vicepresidenta de Desarrollo de Negocios del spinn-off de la UPV incide en la importancia de apoyo institucional: «Hace falta más soporte desde la administración, y más agilidad para ejecutar las ayudas. No tiene sentido pensar que un área pueda ser referencia de algo sin soporte público»

Lourdes Martí

Valencia

Lunes, 25 de marzo 2024, 16:48

Valencia Silicon Cluster, la estrategia de la región de semiconductores aprobada hace justo un año por les Corts y que surgió desde el mundo empresarial y académico para dar respuesta a la necesidad de generar un posicionamiento del ecosistema de la ciudad en este tipo de tecnología no se entendería sin el papel de Ipronics.

El spinn-off de la Universitat Politécnica de València, que revoluciona la fotónica y las comunicaciones con soluciones tecnológicas innovadoras que potencian a empresas, industrias y particulares y que democratizan su acceso se encuentra en una ronda de financiación para lograr «un producto final que pueda revolucionar los centros de datos, en cuanto a eficiencia y velocidad transfiriendo información, y en cuanto a reducción en consumo de energía principalmente».

La doctora Ana González, VP, vicepresidenta, de Desarrollo de Negocios de Ipronics explica qué diferencia existe entre los chips que la mayoría de personas conocen y los que este spin-off de la UPV desarrolla: «En un chip fotónico el procesado se da mediante luz, mientras que en un chip electrónico el procesado se da mediante electrones. Esto tiene implicaciones en cuanto a consumo de energía, velocidad y cantidad de información que puede procesarse. La luz procesa datos consumiendo menos energía por lo tanto calienta menos el chip. Podríamos decir que procesar con luz será más eficiente y respetuoso con el medio ambiente, permitirá tener más funciones en menos espacio, y exigirá menos sistemas de refrigeración, al final todo contribuye a una disminución en el consumo de energía».

El pasado verano, la prestigiosa revista científica Nature, calificó Ipronics, como la startup más prometedora. Sus aportaciones en 5G o inteligencia artificial, entre otros según los expertos deben ser seguidas. Un reconocimiento que González reconoce que supone una motivación «extra»: «Cuando la revista Nature nos eligió como una de las empresas que deben seguirse, no teníamos producto, no existía el dispositivo todavía y justo habíamos acabado de desarrollar el simulador para empezar el ß-testing program con los clientes que querían ser los primeros en adoptar la tecnología. Para nosotros estas señales significaron un reconocimiento al potencial de la tecnología. Sin embargo, todavía quedaba un largo camino a recorrer hasta ver nuestro primer dispositivo funcionando, cosa que sucedió a finales de 2022».

La creación del spinn-off de la UPV cumple alrededor de cinco años. Hace un lustro se marcaron objetivos como la reducción de costes o la optimización de los procesos de fabricación de estos chips fotónicos, acerca del cumplimiento de estos retos, la doctora, matiza: «Los objetivos técnicos de la empresa en cuanto a funcionamiento de los chips fotónicos, está muy relacionado con las mejoras en tecnología de fabricación de semiconductores. Resulta que estas mejoras han pasado más rápido de lo esperado, así que nuestros objetivos de optimización de procesos de fabricación se han cumplido también antes de lo esperado. Respecto a disminuir los costes, estos están muy relacionados a los volúmenes que hay que fabricar, en esta dirección hemos reducido el foco de nuestras aplicaciones. Nuestro primer producto era un dispositivo para prototipar funciones fotónicas, para tener en el laboratorio. Pero el mercado para esta aplicación es relativamente pequeño y no nos permitió incrementar volúmenes. Sin embargo, en estos momentos estamos desarrollando un dispositivo de interconexión para centros de datos, que es un mercado mucho más grande que permitirá la fabricación de muchos dispositivos conduciendo a la reducción de costes.

En 2022, Ipronics logró cerrar una ronda de inversión de 3,7 millones de euros precisamente para intentar acelerar la tecnología de chips fotónicos programables. Dos años más tarde se encuentran inmersos en otra de estas captaciones de fondos para alcanzar otros retos: «Estamos ahora trabajando en cerrar una nueva ronda de financiación para desarrollar este dispositivo de interconexión para centros de datos. El primer prototipo está ya funcionando y demuestra el concepto de lo que queremos conseguir, pero necesitamos más financiación para conseguir un producto final que pueda revolucionar los centros de datos, en cuanto a eficiencia y velocidad transfiriendo información, y en cuanto a reducción en consumo de energía principalmente».

La doctora Ana González, VP de Desarrollo de Negocios de Ipronics. LP

Josep Capmany, cofundador de la empresa, siempre ha mostrado su interés en que Valencia sea un área de referencia en la formación de semiconductores. Un empeño que da sus frutos con trabajo y talento. «Él es un visionario y junto a Pascual Muñoz, han convertido Valencia en el área de referencia para la fotónica integrada en España. Gracias a los grupos que trabajan en fotónica integrada en la UPV las empresas pueden crecer con personal muy cualificado, y estos estudiantes que salen de la carrera o doctorados pueden acceder a puestos de ingeniería en empresas punteras sin tener que mudarse a otros países. El ejemplo perfecto es el cofundador y leader de iPronics, Daniel Perez, que fue estudiante de doctorado de Jose Capmany y desde cero fundó una empresa que ahora tiene más de 40 empleados y es conocida en todo el mundo por la tecnología innovadora que se desarrolla. Por otro lado, hace falta más soporte desde la administración, y más agilidad para ejecutar las ayudas. No tiene sentido pensar que un área pueda ser referencia de algo sin soporte público», indica la doctora González.

El reconocimiento y admiración de una empresa como Ipronics llega también desde fuera: «Durante mucho tiempo, en España no ha habido interés en financiar tecnología y es difícil seguir el paso a otros países donde ha habido mucha financiación estatal. Y justamente por eso, se reconoce y se admira a empresas como iPronics y VLC photonics que pese a no contar con las ayudas que tienen otros países como Holanda, han conseguido desarrollar productos y ser referentes mundiales en sus campos».

Ana González aterrizó en Ipronics después de haber estado 5 años en el European Photonics Industry Consortium (EPIC), una aventura que le proporcionó una nueva visión sobre la fotónica además de una gran red de contactos, entre otros: «Trabajar allí fue una experiencia increíble, que me abrió los ojos respecto a todas las diferentes tecnologías y aplicaciones que existen en fotónica. Después de mi doctorado en fotónica, sabía mucho de circuitos integrados para aplicaciones biomédicas, pero se me escapaba la foto completa de las diferentes plataformas que podían usarse y todas las demás aplicaciones, esa foto completa es lo que conseguí en EPIC. Además, por la naturaleza del trabajo acabas teniendo muchos contactos a un nivel alto en empresas relevantes, conociendo a la industria y sus relaciones, y como trabajan las empresas, y eso es lo que estoy aplicando ahora y está siendo muy útil para esta posición en iPronics.

Para finalizar, la experta reflexiona sobre la capacidad de adaptación que los sistemas educativos deberían tener para la rápida evolución de este tipo de tecnologías: «Como madre de hijos en edad escolar, sí que veo que a las escuelas les falta rapidez para adaptarse a las nuevas tecnologías. Las escuelas deberían actuar como un igualador social, ofreciendo a los niños y niñas un futuro con las mismas oportunidades independientemente de lo que vean en casa, pero, por otro lado, que sé yo, no soy una profesional de la educación. Lo que sí puedo decir es que en España hay universidades reconocidas internacionalmente y grupos excelentes en óptica integrada, como el grupo de Laura Lechuga, donde hice el doctorado en Barcelona «Nanobiosensors and bioanalytical applications» en el ICN2, o el grupo de Jose Capmany en Valencia, iTEAM Research Institute».

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