Asier Martínez y Jorge Sánchez en la sede del Parque Científico de la Universidad de Alicante Quimsil
CANAL E/START

La startup alicantina que recicla silicona

El proyecto de dos ingenieros químicos que parte de la Universidad de Alicante y sueña con convertirse en la primera empresa especializada en esta clase de tratamientos de toda Europa

Marta Donat

Valencia

Lunes, 8 de julio 2024

«Emprender es como hacer un master», confiesa Asier Martínez. Su historia como emprendedor comienza de la mano de su amigo Jorge Sánchez, quien, con un poco de experiencia en el mundillo, le animó a presentarse a un concurso de ideas de negocio en ... la Universidad de Alicante, el mismo lugar donde se habían conocido años atrás. Los dos estudiantes de ingeniería química estaban decididos a participar y se enfrentaron a la primera gran pregunta: ¿Cómo y con qué idea se presentarían?

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Después de varias sesiones de 'brainstorming', concluyeron que la economía circular sería su enfoque, pero les faltaba definir el medio para llevarla a cabo. Asier había trabajado anteriormente en una empresa de aerosoles. Por aquel entonces, el precio de la silicona virgen subió mucho, ahí surge una problemática que había que resolver. «Tras investigar, llegamos a los fluidos reciclados», explica Asier. La solución parecía prometedora: en lugar de usar silicona virgen se podía utilizar silicona reciclada que era más barata y más sostenible. Otro problema (o más bien una oportunidad): en Europa no había nadie que produjera este material. Casi sin darse cuenta ya tenían la idea: «¿Y si nos convertimos en la primera empresa que fabrique silicona reciclada en Europa?»

Su respuesta era clara y tras decidirse, comenzaron con determinación a averiguar cómo podían hacer realidad su sueño, prestando especial atención al gigante estadounidense que llevaba tiempo explotando esta industria. Primer concurso al que se presentan y un resultado esperanzador les hace confiar en su proyecto. Así comienza su trayectoría en los campeonatos, con más de 15 premios en la espalda (aunque no de grandes cantidades), hasta que llega el punto de inflexión: la victoria en el premio internacional del reconocido European Institute of Innovation & Technology (EIT). Galardón que supondría materializar su propuesta, ya que para cobrarlo era necesario constituir la empresa: Quimsil.

Los fundadores de Quimsil recogiendo uno de sus numerosos premios. Quimsil

Desde su génesis en 2022, Quimsil se plantea como una respuesta circular y sostenible a los desafíos ambientales y económicos que enfrentan millones de empresas. La silicona, un material que tarda 400 años en degradarse y que ostenta la huella de carbono más alta entre los polímeros, es el foco fundamental de esta startup con sede en el Parque Científico de la UA. Uno de los fundadores, Asier, confiesa con sinceridad que «la economía circular no es nada romántico, sino que son procesos que transforman materia en otra». Y añade con franqueza : «Para hacer eso necesitas inversión y tiempo».

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Por el momento, no se ha comenzado la comercialización de silicona reciclada pero sí un residuo que se desprende de este material: un fluido de simbiosis industrial. Este residuo, que de otro modo habría sido incinerado, ha sido tratado por Quimsil y vendido con éxito hasta llegar a una cantidad de 10 toneladas el año pasado, utilizándose en productos de limpieza, pintura y zapatos, entre otros. Los jóvenes emprendedores detrás de este negocio tienen grandes proyecciones de futuro, con una visión clara de seguir trabajando para revolucionar el sector de la silicona reciclada.

Su objetivo próximo es encontrar financiación para establecer su primera planta piloto. Esta instalación permitirá a Quimsil responder a la creciente demanda de sus clientes y sentar las bases para, eventualmente, escalar hacia una planta industrial completa. Este proyecto no solo ha sido un desafío técnico y empresarial, sino también una transformación personal para sus fundadores. «Nos ha ayudado a hacer un cambio de mente, te da la perspectiva de pasar de la parte del trabajador a la gestión de una empresa. Es complicado pero gratificante», concluye Asier.

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