Diego Fernández: «En Wine Luthier no decimos si un vino es bueno o malo. Nosotros lo describimos»

Y así lo hacen en Wine Luthier. Tras más de 8 años de investigación, cientos de miles de catas a ciegas, 300 catadores, una veintena de enólogos y la ayuda de Marcelino Ferri (matemático y profesor de física en la UPV), la start up valenciana ha conseguido desarrollar el único sistema operativo que existe en el sector vinícola, capaz de dibujar lo invisible: el sabor de un vino. El objetivo principal de la empresa es ser capaces de describir objetivamente un vino mediante tecnología de datos para, por un lado, ayudar a que los productores puedan ofrecer un producto consistente que satisfaga al cliente y también, ayudar a distribuidores a tener una oferta de vinos adaptada al gusto de sus clientes. Según Fernández Pons: «en Wine Luthier no decimos si un vino es bueno o malo. Nosotros lo describimos. Por ello nos llamamos Luthier. Somos fabricantes de instrumentos musicales, no intérpretes».

Para poder dibujar -literalmente- el sabor de un vino, primero hay que someterlo a un análisis exhaustivo. De cada muestra de vino recibida, en Wine Luthier realizan un análisis físico y químico de una veintena de parámetros con la mejor tecnología que existe ahora mismo para ello.

Dichos parámetros se introducen en un software ('Picture The Taste™') que dibuja el sabor del vino en Matemáticas y 4D y las pasa a 2D para que visualmente se pueda comprender. «El sabor de ese vino lo posicionamos en un mapa del mundo de todos los sabores llamado Wine Positioning System™ (WPS), en el que somos capaces de comparar con precisión matemática el sabor de un vino con el sabor de cualquier otro vino del mundo, representándolo según sus 4 ejes directores: la impresión de acidez: 'Crisp'; la impresión de volumen en boca: 'Mellow'; la impresión de dulzor: 'Sweet' y la impresión de solidez: 'Grip'».

Se trata de un sistema de posicionamiento de los vinos único en el mundo y de gran precisión. A través del uso de esta tecnología de Inteligencia Artificial, se puede conocer el perfil de sabor individual de cada muestra, para así «ofrecer soluciones y ventajas competitivas a productores y comercializadores», asegura Diego.

A día de hoy, en Wine Luthier disponen de una base de datos con aproximadamente 15.000 marcas de vino del mundo registradas. Tal y como indica Diego, «estas marcas forman nubes de puntos que permiten a los productores saber lo cerca o lejos que están respecto a los vinos de la competencia». Una de las aplicaciones de este WPS para ayudar a los productores, es la de dar a conocer con exactitud el tipo de sabor que están ofreciendo. «Les ayudamos a que, independientemente de las añadas o las producciones, su vino sea siempre parecido a sí mismo. Es muy importante que el consumidor encuentre siempre el mismo sabor detrás de una botella», señala.

Además, si los productores quieren buscar nuevos mercados en los que el estilo de sabor es diferente, «les ayudamos a entender dichas variaciones y a adaptar el sabor de su vino al nuevo mercado». Con la información que ofrece su tecnología, pueden «determinar cuáles son las características que debe poseer un vino para que lo pueda tomar una persona después de cenar viendo la televisión, por ejemplo».

En cuanto a sus éxitos, Diego destaca el proyecto de una productora valenciana que necesitaba comercializar un vino tinto en el mercado alemán. «Les hicimos un estudio de los vinos que más se vendían en Alemania y teniendo en cuenta esos estilos, estudiamos cuáles se podían producir con uva valenciana. Pudieron lanzar este producto hace aproximadamente un año y ya llevan vendidas más de un millón de botellas a muy buen precio».

Con respecto a los distribuidores, Wine Luthier ofrece su tecnología para proporcionar información sobre los gustos del consumidor final, «mediante recomendaciones individualizadas y haciendo una fotografía de los sabores de los vinos que tienen en su portfolio».

En el ámbito de proyectos online, tal y como explica el enólogo, «si el consumidor entra en la página web como cliente, con su IP saben cuáles son sus compras recurrentes y qué zona del mapa de los vinos es la que le gusta. Con esos datos, se le ofrece un vino que saben que le va a gustar y, además, por un precio que está dispuesto a pagar».

Lo mismo ocurre con las tiendas físicas: «el consumidor que acude a una tienda física a comprar un vino, es porque le gusta que le atiendan. Si no, lo compraría por internet. Nosotros ayudamos a que sus empleados, con la información del mapa de vinos, identifiquen su perfil y sepan qué vinos le pueden ofrecer», asegura.

Una vez han definido objetivamente el sabor, los comercializadores pueden obtener información muy valiosa a nivel demográfico. «Saben segmentar por género, por edad, por renta per cápita...y así pueden potenciar la venta de esos productos».

En cuanto a la objetividad y la exactitud de sus datos, el enólogo indica que es casi total: «en un panel de catas de expertos como yo, se admite un 40% de diferencia y nosotros estamos en un 5%. Estamos hablando de una precisión de un 95%, frente a los expertos que somos como mucho un 60%», señala.

La revolución que ha causado Wine Luthier en el sector vitivinícola resulta innegable. Según comenta Diego, «dentro de diez años, todo el sector trabajará con herramientas similares. Nuestro objetivo como empresa es seguir siendo los primeros de la lista. Todos los días trabajamos en mejorar y en buscar nuevos parámetros para que el día de mañana, la competencia vaya por detrás».