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La subida del precio de la luz vuelve a amenazar al comercio en la Comunitat

Las facturas repuntan hasta máximos en verano. Los empresarios buscan la manera de salir adelante ante el lastre de unos costes desorbitados

Viernes, 2 de septiembre 2022, 00:40

El verano no ha traído solo temperaturas récord a España y la Comunitat Valenciana, sino también facturas de la luz que han vuelto a tocar máximos pese a las medidas aprobadas por el Gobierno. El precio del recibo medio del mes de jullio ... se ha colado en los registros más altos de la historia y en agosto se ha alcanzado uno de los máximos diarios. Una problemática que vuelve a amenazar al comercio valenciano, que sufre el incremento de los costes como pocos.

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Tal y como muestran los informes de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) realizados con registros del Operador del Mercado Ibérico de Energía (Omie), la factura media ha alcanzado el tercer mayor pico de los últimos años. Un total de 115,27 euros es la media que se paga. Sin embargo, esta cifra es irrisoria para los negocios. Los locales, por su extensión y actividad, requieren mucha más energía que las familias y sufren más los incrementos, aunque todo depende del consumo final y la potencia instalada.

Y a falta de terminar el mes de agosto, los indicadores diarios tampoco invitan al optimismo. Los clientes de tarifa regulada vinculados al mercado mayorista vieron el miércoles de esta semana cómo repuntaron los precios un 20% hasta los 436,25 euros por megavatio hora (MWh), lo que representa el cuarto más alto y se acerca peligrosamente al récord de 545 euros/MWh registrado el 9 de marzo. Entonces había un mercado muy tensionado por la recién comenzada guerra de Ucrania.

En estos meses ha habido movimientos del Gobierno como alargar la bajada de impuestos en el sector y la nueva medida de tope al gas. Pero el impacto ha sido más bien limitado y los analistas coinciden en que más que conseguir una rebaja se ha conseguido que el incremento haya sido menor. En otros países europeos esta problemática está incluso más desbocada. Por su parte, la Generalitat ha dado ayudas de 300 euros a 63.000 autónomos para tratar de minimizar el impacto. Algo que agradecen las asociaciones. En solo un día ya las solicitaron más de 25.000 personas, lo que evidencia la desesperación.

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Nueve de cada diez autónomos y pymes descarta hacer contratos en los próximos nueve meses debido a la inflación

Las medidas se quedan cortas

Sin embargo, las medidas se quedan cortas para los empresarios valencianos, que se sienten cada vez más ahogados por este incremento y se ven obligados a subir los precios a unos consumidores que con su salario cada vez pueden adquirir menos productos.

De hecho, el barómetro de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) evidencia que más de la mitad de los trabajadores por cuenta propia, que suelen tener a su cargo pequeños negocios, se han visto obligados a subir los precios. Además, la consultora Addeco confirma que el incremento de los costes, que está abanderado por la luz, es el motivo para que nueve de cada diez no tenga pensado realizar ninguna contratación en los próximos meses y los registros reflejan que las altas ya se están frenando.

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Desde la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), llevan desde marzo avisando sobre esta cuestión. La patronal ha insistido en sus últimos comunicados que el incremento de los precios de la energía empezaron 2020 y no descartan que se inicie una cascada de cierres. También entidades sectoriales, como la patronal turística Hosbec, son claros en afirmar que el récord de turistas que se está registrando en julio y agosto, que incluso llega a superar los datos previos a la pandemia, deja un sabor totalmente agridulce para los hoteles y restaurantes de la zonas más clásicas de la Comunitat Valenciana, debido a la reducción del margen de beneficios por el encarecimiento de la energía.

Helados y Turrones Soler

«Esto es una pesadilla constante. La factura se triplica y hay escasez»

Luis Soler, gerente (junto a su hermano) de Helados y Turrones Soler, en el local de Ruzafa. Damián Torres

Luis Soler y su hermano Marcos, gerentes de Helados y Turrones Soler, saben lo que es una factura de la luz desorbitada. Si este incremento del precio es un golpe para todos los hogagres y empresarios, aún más para aquellos negocios que dependen de la electricidad a las 24 horas para poder mantener su producto. «Es una pesadilla constante», explica Luis a este periódico tras contar que al incremento de la factura de la luz hay que sumarle el desabastecimiento de materias primas. «En el mes de julio de 2021, pagamos 961 euros y este año, la factura ha sido de 3.073 euros. Es decir, se ha triplicado», afirma.

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«Luego, además, nos encontramos con que cada semana hay escasez de algún producto. Leche, mango, naranjas...Esta semana tenemos problemas para encontrar piña y la poca que hay está carísima. Ahora los proveedores no te pueden garantizar precios ni abastecimiento», asegura el empresario, que gestiona cuatro heladerías propias y una franquiciada en Valencia.

Gracias a que el negocio familiar tiene casi 50 años, los Soler pueden hacer frente a esta crisis, pero los márgenes son cada vez más estrechos. «Hoy en día la hostelería se convierte en un acto de fe. El encarecimiento de los costes ahora mismo llega al 30% e incluso al 50%. Esto no lo puedes repercutir en el producto final», señala Luis, quien añade que a partir del 15 de agosto han detectado una caída del consumo ante el temor de un otoño complicado.

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Restaurante Malarmat

«He pagado unos 1.300 euros en julio, el doble que hace un año»

Alfonso García, dueño del restaurante Malarmat. D. Torres

Alfonso García, hostelero del Cabanyal, vio terminar su contrato de la luz al comienzo del verano. Sabía que en su día había conseguido unos precios relativamente buenos cuando firmó con Endesa, pero la renovación ponía sobre la mesa unos costes escandalosos para sus dos negocios. Así que se puso a buscar con su asesor todas las ofertas del mercado que había disponibles y acabó encontrando una compañía minoritaria que le ofrecía la mejor oferta disponible. Y la mejor significó pagar el doble.

García, dueño del restaurante Malarmat y de la taberna La Aldeana, admite a este periódico que su factura mensual de la luz ha pasado de un mes a otro «de costar entre 600 y 800 euros a 1.300». Este socio de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia subraya que este incremento tiene un impacto directo en su negocio porque «o sube los precios o me toca reducir beneficios».

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El hostelero afirma que el incremento de los costes de la electricidad y la inflación general está detrás de los motivos que esgrimen sus proveedores para cobrarle más. Desde hace meses le van dando malas noticias el carnicero, la pescadera, el de las bebidas...

Esta escalada de costes protagonizada por la energía le ha llevado a subir los precios dos veces este año. «Primero decidí que había que incrementarlos un 10% y luego me vi obligado a volver a subirlos otro 10%», comenta el también cocinero, que revela que ya prepara una tercera alza.

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«Y aún así me estoy quedando corto porque muchos productos se han encarecido mucho más y no estoy trasladando todo a la carta», insiste. Se refiere al aceite en especial, pero también a determinadas carnes o pescados, que sufren vaivenes impensables desde hace meses.

Las dudas de septiembre

Pese a toda esta situación, el hostelero admite que los clientes siguen llegando y eso le tranquiliza. «Es cierto que el principio de julio fue raro y que muchas noches empiezas sin reservas, pero en general está funcionando bien el negocio en verano», remarca García. Eso sí, el hostelero admite que al subir los precios muchas veces los clientes se lo recriminan. Y lo entiende.

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La mayor preocupación para el propietario, y que comparte gran parte de la federación, es septiembre. «Este verano la gente quería consumir porque ha sido el primero después de la pandemia pero muchas personas se han gastado el dinero sin control y ahora les tocará hacer números», indica. Este mes suele ser uno de los peores para el sector pero se teme que en esta ocasión pueda llegar a ser incluso peor por las incógnitas de la factura de la luz.

Floristería Sueca 13

«La gente está contenida en el gasto y antes compraba sin preguntar precios»

Fernando Quiroz, gerente de la floristería Sueca 13. D. TORRES

Ante los tambores de ralentización de la economía -e incluso advertencias de recesión por parte de los más alarmistas-, los consumidores reaccionan. Y en lo primero donde se aprietan el cinturón es en aquello que no supone una necesidad básica. Buena cuenta de ello la da Fernando Quiroz, gerente de la floristería Sueca 13.

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«La gente que antes compraba sin preguntar precio, ahora sí lo hacen. Es evidente que los consumidores cuidan mucho más el bolsillo. Hay mucho más miramiento en el gasto», explica Quiroz, quien añade que también han detectado una caída de las ventas en los pedidos para eventos. «En agosto otros años se vendía mucho más. Nuestro producto no es de primera necesidad, es más un capricho y el cliente está mucho más contenido», agrega.

En cuanto al incremento del precio de la electricidad, el negocio no lo ha sufrido, de momento. «Tenemos un acuerdo con el propietario y pagamos como una tarifa plana. Entonces a final de año se hace un cálculo y si el gasto ha sido mayor, le abonamos la diferencia.Este año tocará pagar aunque no sabemos cuánto», cuenta.

Sin embargo, donde sí están notando la inflación es en el género. «Nuestro producto, además se tiene que mantener en lugares frescos, con aire acondicionado. Los proveedores tienen que mantenerlo y suben los costes por ello. Además, a esto hay que sumar el encarecimiento del transporte que nos lo trae», añade el empresario.

Confianza pese a todo

Aun con todo, Fernando y el resto del equipo tratan de ser optimistas. «Para nosotros ahora vienen campañas fuertes; todavía queda Todos los Santos y Navidad. Queremos ser positivos. Si conseguimos salir vivos de la pandemia, estamos seguros de que podremos salir de esta», destaca con un tono de esperanza.

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Además, en su caso, han podido solicitar la ayuda autonómica para la eficiencia energética. «Son 300 euros para paliar los gastos excesivos del coste energético. Esa la solicitamos hace más de un mes y la han ingresado esta semana», subraya.

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