El viento huracanado de las últimas semanas ha extendido gravísimas pérdidas en la agricultura de la Comunitat Valenciana, especialmente en la citricultura y sobre todo en plantaciones de naranjos, con mucho las más afectadas.
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Por casi toda la geografía naranjera son bien visibles los ... duros efectos causados por el persistente vendaval de poniente. Buena parte de la cosecha pendiente en muchas comarcas ya está en el suelo, pero lo peor de todo es que el arbolado ha quedado 'quemado' por la fuerza de las rachas cálidas, lo que se va traduciendo en mayores caídas sucesivas de la fruta, desprendida al perder la sujeción natural en ramas que súbitamente se han quedado sin hojas, y seguramente afectará también a la productividad del año siguiente.
Nadie es capaz de aventurar cuánto se ha perdido, ni en cantidad de toneladas ni mucho menos en valor, porque no se ha expresado del todo el alcance del mal sufrido, no se sabe qué parte de cosecha se salvará de caer aún en campos afectados y por supuesto no se puede calcular nada en función de hipotéticos precios futuros. Pero sin duda hablamos de muchas decenas de miles de toneladas de naranjas perdidas, quizá algunos cientos de miles, y esta merma se suma a la que ya se contabilizaba en una campaña de bajada de producción general, más acusada por la sequía. La traducción: menor oferta aún de naranja española.
Los daños más serios afectan a las zonas productoras de casi toda la provincia de Valencia, norte de Alicante y un poco en el sur de Castellón. Particularmente se centran con mayor intensidad en las comarcas de l'Horta, Camp de Turia, Camp de Morvedre, zonas de La Ribera y La Safor...
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Hay que verlo para creerlo: es como si los naranjos hubieran tenido grandes fogatas al lado que los hubiera deshidratado. Las hojas dañadas que todavía permanecen en las ramas están completamente desecadas, muertas, y al cogerlas crujen. A quien está poco avezado a ello le cuesta entender el proceso ocurrido, por otra parte tan poco habitual y sobre todo con esta gravedad inusitada.
Lo primero que piensa alguien que ve de repente esta imagen, lamentablemente tan repetida ahora, con campos y campos de naranjos sin apenas follaje y con el suelo cubierto de hojas y naranjas, es qué ha ocurrido aquí para llegar a esto. Cuando lo explican quienes comprobaron sobre la marcha lo que iba sucediendo, aún surgen dudas, y finalmente se debate por ejemplo si variará la intensidad del daño en función de si se había regado más o menos, incluso sobre si condicionará algo la modalidad de riego, en función de la superficie mojada, aventurándose si irá mejor para este caso regar a manta o poner el riego a goteo enterrado, para tratar de compensar quizá la mayor evaporación impuesta por los fortísimos vientos secos.
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Sin embargo, al realizar largos recorridos se comprueba que tiene que ver más la ubicación y orientación de cada campo que el sistema de riego para determinar la intensidad de la afección. Y, desde luego, lo más determinante es la variedad de cítrico cultivada, con clarísimas diferencias para marcar posteriores estudios de técnicos e investigadores.
Los daños graves se encuentran en naranjos, sobre todo los de Nável, Lane Late, Navelate... Con menor intensidad en Navelina, también porque en gran parte ya estaba cogida la cosecha y posiblemente mucho de lo que queda pendiente está en ubicaciones más favorables.
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En cambio, en mandarinos apenas se ve afección, incluso nada de daño en plantaciones al lado de otras de naranjos seriamente afectadas. Es bien curioso, porque huertos de clementinos y variedades híbridas situados entre otros de naranjos con pérdidas cuantiosas y la mayor parte de hojas y frutas en el suelo, sorprendentemente quedaron a salvo. Pueden tener algunos frutos en tierra, arrancados por la acción física del vendaval, pero no por la desecación de hojas y ramas, como se ve al lado, que en este caso se presentan intactas.
Es decir, que hay sin duda componentes de tipo genético que condicionan mayor, menor o nula sensibilidad a este tipo de daños, lo que, aparte del lamento general del momento, debiera llevar a que se estudie para el futuro.
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