Ribó sale de la sede de Compromís para reconocer su derrota, este domingo. J. L. BORT

El desplome de Compromís quema la figura de Joan Ribó

El partido del alcalde pierde más de 7.000 votos en un año, pero él se resiste a dimitir pese a la debacle nacionalista

Álex Serrano

Valencia

Domingo, 28 de mayo 2023

Le ha faltado a Compromís aceptar que gobernaban para toda la ciudad, y no sólo para los suyos. El tsunami azul al que hizo referencia este domingo Joan Ribó se ha llevado por delante a una formación que hace cuatro años ganaba las elecciones y ... que ayer descubrió cómo era relegada a segunda fuerza por detrás de un PP arrollador. El futuro de Ribó queda en el aire: anoche no se habló de dimisiones, pero la cuestión estará encima de la mesa a buen seguro en próximos días.

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Los segundos cuatro años de Ribó han terminado con 8.000 votos y un concejal menos. Pueden no parecer demasiados, porque Compromís se ha quedado con cerca de 99.000, pero palidecen al lado de los 150.000 del PP. Las lecturas son variadas, pero una sobresale por encima de todas. ¿Qué ha pasado para que un partido que lleva ocho años en la Alcaldía no consiga capitalizar esa visibilidad y el 'rodillo' con el que puedes ejecutar tu visión de la ciudad? Aunque su electorado se ha mostrado fiel, lo cierto es que esos 8.000 sufragios no han ido al PSPV, por lo que o se han quedado en casa o (anatema) se han pasado al PP.

Compromís pone fin así a ocho años con muchas más sombras que luces, provocadas las primeras, sobre todo, por la movilidad y por una gestión de distintas cuestiones que afectan mucho a los ciudadanos como el tráfico o las peatonalizaciones. Ha llevado a cabo políticas dirigidas a cambiar cuanto antes la cara de la ciudad, a borrar el pasado, como decían siempre que podían. Sólo de cara al final del segundo mandato han empezado a poner en valor la gestión: lo importante era borrar todo lo que oliera, supiera o recordara de cualquier manera al Partido Popular. No parece haber sido suficiente.

Un jefe de la oposición de 75 años empujado a la dimisión

Hará lo que quiera, por supuesto, pero la edad de Ribó juega en contra de un futuro ex alcalde que tendrá que decidir si quiere pasarse cuatro años en la siempre ingrata labor de concejal de la oposición o si prefiere dejar su acta de edil y retirarse. Si toma este segundo camino, su grupo municipal tendrá que decidir si sigue el liderazgo de Papi Robles, investida como número 2 pero sin experiencia en el Ayutnamiento; el de Pere Fuset, natural heredero pese a lo ocurrido con el accidente mortal de Viveros; o el de Sergi Campillo, afín a Iniciativa. Habrá lucha por el trono, una lucha que no contará con el incentivo de ganar cargo alguno.

Con la estrepitosa caída de Ribó desde el segundo piso del Ayuntamiento se va, también, la última esperanza de Compromís. El partido, huérfano sin Mónica Oltra, lo fiaba todo (o casi todo) al tirón de Ribó. Era Valencia la última opción: si salvaban los muebles en el cap i casal, mantendrían el tipo en la Generalitat. Ribó es conocidísimo en la ciudad. Es el alcalde, vaya, como para no serlo.

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Pero Ribó, y es algo que Compromís parecer haber obviado, sólo convence a los suyos. Allí donde Oltra convencía a quienes se dejaban convencer por su discurso en contra de la corrupción, la baza que jugaba Ribó era hacerse TikTok porque se lo decían sus nietas y «alcaldear», como decía en uno de sus vídeos más conocidos. Ser «el alcalde guay» y capitanear la «Ribolució» en un cartel donde aparecía sonriendo a cámara, sobre una bici y saludando (o, ahora sabemos, despidiéndose) no ha sido suficiente.

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Con la caída de Ribó el grupo municipal de Compromís queda huérfano. Sobre todo en Valencia, por supuesto, donde Papi Robles ha sido encumbrada al número 2 y Pere Fuset ha sido rehabilitado tras el espinoso asunto de su imputación por homicidio involuntario. Habrá que ver qué pasa con el alcalde, si los tiempos de Ribó terminan de forma definitiva o el futuro ex primer edil decide mantenerse en el Consistorio para encabezar la oposición a Catalá. Tiene 75 años y parece complicado que aguante cuatro como concejal en la oposición, una labor que él conoce a la perfección porque lo fue entre 2011 y 2015.

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Respecto al equipo, repiten todos los concejales importantes, con excepción hecha de Luisa Notario. Entran Ferran Puchades, la ya mencionada Papi Robles y Eva Coscollà. Serán ellos quienes capitanearan la opisición a la alcaldesa popular, y lo harán con el conocimiento de cómo funciona la labor de Gobierno que ya tienen tras entre cuatro y ocho años firmando mociones y yendo a plenos para presentar diversas iniciativas.

Sea como fuere, los plazos de la constitución de los ayuntamiento obligan a que Compromís deshoje la margarita cuanto antes: cuando se quieran dar cuenta, es 17 de junio, hay pleno de investidura y Compromís tiene que buscarse un hueco en el tercer piso, donde están los despachos de la oposición. Quién sabe si entonces alguien, en esas reuniones de grupo, lamenta no haberse sentado antes con quienes más les criticaban para intentar llegar a acuerdos que podrían haberles afianzado en la alcaldía.

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