El voto en blanco, el rival silencioso del Botánico

La participación en las elecciones siempre es un factor a tener en cuenta a la hora de definir el resultado electoral. Para los comicios del 28 de mayo, la izquierda trata de movilizar a su electorado a la vista de que el conservador parece percibir opciones reales de triunfo. En los comicios de hace cuatro años 2,6 millones de valencianos ejercieron su derecho al voto (el 74,5% del censo) y más de 800.000 decidieron abstenerse. Podemos recibió algo más de 210.000 votos en unos comicios que coincidieron con las elecciones generales del 26 de abril. Ahora las autonómicas coinciden con las municipales, unas elecciones en las que el protagonismo de la formación morada está llamado a ser menor.

En este escenario, el aumento de la participación se convierto en un peligroso enemigo para la izquierda. La ley electoral valenciana establece ese listón del 5% de los votos emitidos –en otras normas se establecen mínimos similares pero se matiza que sean votos válidos-. Esa circunstancia provoca que la formación que presenta a Héctor Illueca como candidato a la presidencia de la Generalitat tenga en la elevada participación a un peligroso enemigo. Cuanta más gente vote, sea a candidaturas, pero también si es en blanco o nulo, más aumentará ese porcentaje del 5%. En las autonómicas de 2019 se situó en el entorno de los 133.000 sufragios.

La entrada o no de Podemos a Les Corts es un problema de primera magnitud para el Botánico. Si la formación morada no obtiene representación parlamentaria, la repetición del acuerdo de izquierdas se antoja mucho más complicado. Porque para mantener el resultado de hace cuatro años sería necesario que entre PSPV y Compromís sumaran esos ocho escaños obtenidos entonces por Podemos.

¿Y por qué el voto en blanco? En las elecciones de hace cuatro años el voto en blanco superó los 20.000 sufragios. A diferencia del voto nulo, el voto en blanco expresa una evidente intencionalidad de hacer patente la voluntad de participar en los comicios y, al mismo tiempo, su disconformidad con las opciones políticas que se presentan. El voto en blanco en la actual coyuntura política dispone de factores que, sobre el papel, contribuyen a reforzarlo. El votante de izquierdas decepcionado con el Botánico, o el de Cs que dé por hecho que ese partido no superará el 5% y no quiera apoyar a ninguna otra formación, son segmentos de electorado en los que el voto en blanco se perfila como una opción creciente.

Y ese voto en blanco perjudica a Podemos y al Botánico, precisamente porque contribuye a elevar esa barrera del 5% de voto.