![El 23-J también aboca al bloqueo a la agenda valenciana](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/07/24/pleple-RHSpZkeNrbUtooyYjLiqLRM-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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24 horas después de las elecciones generales, las conclusiones del resultado en las urnas siguen siendo tan inciertas como la noche del domingo. Las certezas –el PP gana las elecciones pero no parece tener forma de llegar a los 176 escaños, y el PSOE es ... la segunda fuerza, pero podría mantenerse en la Moncloa con el apoyo de sus socios y el partido de Puigdemont- acercan una repetición electoral o, en su defecto, un pacto múltiple con Pedro Sánchez a la cabeza. Esos son los escenario. Las direcciones nacionales de los partidos analizan ya este lunes los resultados.
En ambos casos, y a día de hoy parecen los únicos con visos de prosperar pese al entusiasmo mostrado por Núñez Feijóo al noche del 23-J en la calle Génova, la agenda valenciana, el término con el que se identifican las principales reivindicaciones de la Comunitat, y que puede hacerse extensivo incluso al estado de salud de la región, se ve en una posición secundaria. Porque la repetición electoral provocaría el retraso y el bloqueo de esas reivindicaciones. Y porque un Gobierno de Sánchez con sus socios sitúa a las regiones nacionalistas en una posición de influencia sobre el Ejecutivo central que la Comunitat Valenciana, gobernada además por PP y Vox, no tendrían en ningún caso.
El resultado del 23-J en clave valenciana deja un escenario complicado de gestionar. Las expectativas de éxito de Núñez Feijóo y un hipotético pacto de Gobierno con el partido de Santiago Abascal situaban sobre el papel una coincidencia con el pacto de PP y Vox en la Comunitat que podía hacer pensar en una gestión del Gobierno central 'alineada' con el del Consell que preside Carlos Mazón. El PP valenciano ha venido asegurando que disponía del compromiso del líder nacional de los populares respecto a la situación financiera de la Comunitat y a la necesidad de fondos para sobrevivir. El propio Mazón, en la entrevista que publicaba este diario el pasado domingo aseguraba que Feijóo aceptaba no sólo adoptar medidas para compensar la infrafinanciación valenciana, sino incluso que garantizaba que la Comunitat estaría por encima de la media por habitante en financiación.
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El horizonte que se abre ahora no es ese. El escenario más probable pasa por la reedición de un Gobierno del PSOE sostenido por multitud de partidos, entre ellos los nacionalistas. Gabriel Rufián (ERC) ya advertía la noche del domingo del precio que harían pagar al PSOE por su apoyo. Junts, el partido de Puigdemont, se pronunciaba en términos similares. El discurso de Bildu no ha sido muy distinto en los últimos meses.
Los partidos nacionalistas –hay que incluir al PNV- están dispuestos a hacer pagar un peaje a Sánchez a cambio de su apoyo. Nada demasiado distinto de lo que ha ocurrido en los últimos cuatro años. Petición de inversiones para sus regiones, impulso de sus proyectos y, en algunos casos, la exigencia de referéndums de autodeterminación.
Poco que ver con la agenda valenciana. La reforma del sistema de financiación autonómica lleva pendiente desde el 1 de enero de 2014 –van nueve años y medio-. Y eso significa más deuda y más déficit para la Comunitat. El trasvase Tajo-Segura se ha visto claramente amenazado por los sucesivos recortes del Gobierno, que parece decidido a poner fin en los próximos años a esa transferencia de agua a las cuencas deficitarias. El corredor mediterráneo acumula años de retraso y los compromisos de impulsarlo acaban chocando con la realidad de la ejecución de las inversiones. La ampliación del puerto está pendiente de una decisión del consejo de ministros. Las ayudas para la dependencia son papel mojado, Chamartín y el AVE que ya no lo es, el derecho civil… La agenda valenciana se reduce a una idea, la de gobernar con sensibilidad hacia la Comunitat. La misma que no se ha percibido en los últimos años, en que se ha querido hacer bandera del incremento de las inversiones en los PGE, pero se han obviado los escasos índices de ejecución.
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JC. Ferriol Moya
Para esas exigencias, para esa agenda valenciana –en terminología utilizada por el propio Ximo Puig- un Gobierno de Sánchez apoyado por nacionalistas vascos y catalanes no parece situar las exigencias de la Comunitat como una prioridad. No lo es por lo que a infraestructuras se refiere – en el caso del puerto, de hecho, el retraso de la ampliación puede favorecer a alguna de esas regiones- y tampoco por lo que tiene que ver con la financiación o los trasvases, cuya problemática afecta mucho más a la Comunitat que a otras autonomías. No lo ha hecho en los últimos años, así que difícilmente cabe esperar otro escenario.
El bloqueo electoral, la posibilidad cierta de que se acaben repitiendo los comicios, no despeja mucho más este panorama. Porque si tras el verano los partidos tienen que volver a activar sus maquinarias electorales, el tiempo de los pactos –como el que requeriría una nueva financiación- o el del impulso a obras o actuaciones pendientes, volvería a quedar pendiente.
La agenda valenciana, el bloqueo del que puede volver a ser víctima, se suma a otra circunstancia más grave si cabe. El pacto de gobierno PP y Vox en la Comunitat perfila un Ejecutivo cuya convivencia con un Gobierno presidido por Pedro Sánchez no resultaría sencilla.
De hecho, lo que anticipa ese escenario es, antes al contrario, de choque permanente. En términos políticos el Ejecutivo de Mazón podría recurrir al discurso victimista para señalar a Madrid en el caso de que la gestión del Gobierno central dejara de lado los intereses valencianos. Pero, en realidad, ese discurso debería de ser medido. Porque tal y como ha ocurrido con el Consell del Botánico, la supervivencia financiera de la Comunitat está en manos del Ejecutivo central.
Los últimos datos conocidos en víspera de la cita electoral, lo que cifraban la tesorería de la Generalitat en 160 millones de euros en mayo o las facturas en los cajones por encima de los 1.300 millones, o la propia deuda de la Comunitat -55.000 millones de euros- en su mayoría contraída con el Estado, deja en manos del Gobierno central el oxígeno financiero necesario para las arcas autonómicas. Grandes proyectos como el corredor mediterráneo, la ampliación del puerto o el túnel pasante dependen en buena medida de la financiación y el impulso que quiera dar el Ejecutivo central. No hay por qué concluir que un Gobierno con Sánchez vaya a gestionar 'contra' la Comunitat. Pero parece poco discutible que el peso de los partidos nacionalistas catalanes y vascos puede decantar la prioridad de la gestión y de la inversión del futuro Gobierno hacia esos dos territorios.
De la invisibilidad de la agenda valenciana ya dejó buena nota el cara a cara entre Feijóo y Sánchez de esta pasada campaña electoral. Hubo referencias valencianas, sí. Pero no hubo espacio para la agenda valenciana. Varias alusiones a Vox y a las primeras decisiones de este partido sobre violencia machista o en el Ayuntamiento de Náquera por parte del presidente del Gobierno y candidato socialista a la reelección, Pedro Sánchez. Y alguna del aspirante, popular, Alberto Núñez Feijóo, a Juan Roig y, de forma indirecta, al exministro José Luis Ábalos, por aquel episodio con Delcy Rodríguez.
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Pero ya está. De los temas que componen la agenda valenciana, las materias sobre las que los principales partidos de la Comunitat han venido mostrando su interés y poniendo el foco en el debate político durante los últimos años, ninguno ocupó un espacio propio en los más de cien minutos de cara a cara retransmitido por A3 Media.
Que la agenda valenciana pasara inadvertida fue, en realidad, la constatación de que los grandes temas que preocupan en la Comunitat no ocupan en este momento espacio entre las prioridades de los principales partidos. O como poco, que no resultan atractivas como para incorporarlas en un debate televisivo para tratar de dejar en evidencia al adversario.
Ahora, tras el 23-J, esa agenda valenciana parece abocada al bloqueo. Sea por una repetición electoral que impediría impulsar el consenso necesario para sacarlas adelante, sea por el peso de formaciones nacionalistas que en ningún caso tendrían entre sus prioridades las de la Comunitat.
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