El eurodiputado José Manuel García-Margallo, en un momento de la entrevista. TXEMA RODRÍGUEZ

José Manuel García-Margallo: «Lo de Yolanda Díaz es una especie de Podemos vestido de Carolina Herrera»

En 'España en su laberinto' alerta del proceso de desmembración nacional y de los riesgos de que vuelva a ganar Sánchez

Pablo Salazar

Valencia

Viernes, 26 de mayo 2023, 00:54

He venido a hablar de mi libro. Recordé la legendaria frase de Umbral porque el eurodiputado del PP y ex ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo (Madrid, 1944), quiere hablar del suyo, de 'España en su laberinto', escrito conjuntamente con Fernando Eguidazu. Una ... lúcida reflexión sobre la deriva de nuestro país.

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-¿Está idealizada la Transición? Lo pregunto porque frente a la enmienda a la totalidad que realizan Podemos y los independentistas también hay una cierta mitificación, o eso pienso yo, de un periodo muy difícil, con un golpe de Estado, con terrorismo y con un ambiente político a veces muy áspero. Alfonso Guerra nos parece hoy un señor entrañable, pero entonces no tanto... («El tahúr del Misisipi llamaba a Adolfo Suárez», apostilla García-Margallo).

-Yo creo que no. El tono esperanzador del libro es que la situación de la Transición fue mucho más difícil que la que estamos ahora, La tesis es que si entonces pudimos salir cuando nos pusimos de acuerdo, ahora también podríamos salir si nos pusiéramos de acuerdo. En aquel momento, cuando Franco muere, no hay ni una sola institución política, no había libertad de sindicación, de asociación, de prensa, etcétera. Aquel momento era un vacío, ETA estaba matando más que en ningún otro momento, medio Ejército estaba sublevado y la situación económica era mucho más complicada que ahora. Y eso nos lo encontramos los que llegamos en el 77. ¿Cuál fue el éxito de la Transición? El éxito fue que la condujeron dos partidos que estaban en la centralidad política. La UCD, nacido para ser un partido de centro, y el PSOE, que había hecho cosas muy importantes. Los jóvenes, en el 74, habían apartado a la dirección que miraba a la guerra y a la república -la memoria democrática, apostilla con una sonrisa- y en el 81, Felipe había renunciado al marxismo. Además, coincidíamos en la unidad de España, la separación de poderes, las libertades y derechos y una economía abierta al mundo. ¿Qué hubo que hacer? Primero, la reconciliación nacional, justo lo contrario que quieren hacer ahora con la memoria democrática, revivir las heridas de la guerra. Una cosa es ayudar a la gente a encontrar los restos de sus seres queridos, que es algo que hay que hacer con toda generosidad y con dinero público, y otra es abrir un debate de si estamos o no en el 36. Otro paso previo, establecer las libertades. Y los Pactos de la Moncloa, tranquilizar la calle. Ahí, el PCE, que tenía a Comisiones Obreras, jugó un papel importante. Si no hubiésemos tranquilizado la calle no se hubiera podido hacer un proceso constituyente que permitió una Constitución de todos y para todos.

Las frases

  • La transición «No está mitificada. Nos encontramos una situación más difícil que la actual y salimos adelante»

  • La ruptura «¡Lo tengo clarísimo! El Pacto del Tinell, 2003, con Zapatero como secretario general del PSOE»

  • Gobierno de Rajoy «Lo dije en un libro y no le gustó nada: hicimos demasiada gestión y muy poca política»

-¿Y en qué momento se torció todo? ¿Cuándo se rompe el tono de concordia que...?

-¡Eso lo tengo clarísimo! (me interrumpe). En 2003, el Pacto del Tinell con Rodríguez Zapatero como secretario general del PSOE. Se compromete a asumir cualquier proyecto de Estatuto que salga del Parlament, incumpliendo su obligación constitucional de verificar si concordaba o no con la Carta Magna, y sobre todo, dicen los que firman -Iniciativa, Esquerra y él- que no hablarán con el PP en Cataluña ni fuera de Cataluña. Eso es romper el consenso e iniciar un proceso de divergencia con el otro partido, que es lo contrario de la Transición.

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-Tenía previsto preguntar más tarde por el tema del Estatut pero ya que lo ha sacado ¿se equivocó el PP al recurrirlo?

-No. El Estatut era claramente inconstitucional, partía de la concepción de una nación y de la creación de mecanismos de Estado. Esto es lo que determina que todo empiece a estropearse. Se estropea más por la crisis financiera, que provoca que aparezca Podemos, que disputa la hegemonía de la izquierda al PSOE Y la debilidad del Gobierno ante el 'procés' hace que aparezcan partidos que insisten en fortalecer la Nación española. Que es UPyD, es Ciudadanos y es Vox. Y eso determina que vivamos un proceso de fragmentación. Con un panorama fragmentado ¿se puede funcionar? Sí, pero si son los partidos extremos los que tiran de los centrales hacia la divergencia estamos donde nos encontramos ahora.

-Podríamos decir que en la etapa de Zapatero es cuando se dinamitan los puentes, que...

-Sobre todo porque transforma el PSOE (no me deja acabar), Zapatero llega a la conclusión de que la lucha de clases no es el motor de la Historia, que eso es una vieja dialéctica, y él lo que quiere es liderar los colectivos identitarios que se han sentido maltratados. Eso explica las exageraciones que se han cometido con el feminismo, el privilegio a las religiones minoritarias sobre la mayoritaria -eso es la Alianza de las civilizaciones-, y el pacto de hierro con los nacionalistas, que consiste en poner al PSOE a su servicio en las nacionalidades históricas para que las gobiernen a cambio de que ellos le apoyen en Madrid. Esto es lo que ha retomado Sánchez, es donde estamos, es un presidente cautivo. Traga lo que sea y van a exigir cada vez más. Por eso me preocupa que una reedición de este Gobierno, con un PSOE más débil y unos partidos nacionalistas más fuertes, nos lleve a una dilución de España.

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-Sigamos avanzando en la historia, llegamos al período de Mariano Rajoy, 2011-2018. ¿Fue una oportunidad perdida para...?

-(No me deja acabar la pregunta, está lanzado) Mira, yo lo he dicho en el primer libro, y no le gustó nada a Rajoy: hicimos demasiado gestión y muy poca política. Por ejemplo, con la memoria histórica hubiese hecho justamente lo contrario, dinero público para ayudar a los descendientes de las víctimas y derogación de la ley porque era una enmienda a la totalidad de la Transición. La memoria histórica lo que hace es enaltecer la República y conectar este Gobierno con aquella República. Lo que yo he dicho en algún mitin, que la República fue un fracaso porque tuvo seis golpes de Estado y acabó en una guerra civil y en una dictadura, puede ser delito conforme a la ley de memoria democrática, porque se puede entender que estoy justificando el golpe de Estado del 36. Y luego, en el 'procés' fui muy radical, planteé en septiembre, y el primer referéndum fue en noviembre, que había que aplicar el artículo 155 veinticuatro horas para destruir papeletas y urnas y haber empezado un proceso de negociación sobre lo que se podía negociar. El 'procés' nos costó la fragmentación del centro-derecha. La izquierda se fragmenta por el artículo 135 de la Constitución y el plan de ajustes de Zapatero y la derecha se fragmenta por la debilidad ante el proceso de construcción nacional y la memoria histórica.

-Hay quien asegura que en realidad Sánchez está aplicando el programa de su compañero de tertulia en la SER, Pablo Iglesias.

-No te quepa la menor duda. Sánchez cada vez es menos el secretario general del PSOE y aspira a ser el caudillo de todos los movimientos antisistema y anticonstitucionales. Le está arrebatando las banderas a Podemos y creando una especie de sustitutivo de Podemos que él considera más domesticable, que es un Podemos vestido de Carolina Herrera. No le arriendo la ganancia con Yolanda pero él cree que lo maneja mejor. Pablo (Iglesias) sabe que quiere acabar con él.

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  • Modelo Pablo Iglesias «Una España confederal, republicana y económicamente dirigida»

  • Modelo PNV «Ya que no podemos sacar a Euskadi y Cataluña de España, saquemos España de Euskadi y Cataluña»

  • Modelo PP «Unidad de España, que las leyes se cumplan, economía social de mercado y europeísmo»

-En 'España en su laberinto' habla de los diferentes modelos de construcción, o destrucción, nacional.

-Hay un modelo muy radical, que es el que expone Pablo Iglesias en un libro que se llama 'Nueva Transición', que es pasar a una España plurinacional, confederal, republicana y económicamente dirigida, centralizada, socialismo del siglo XXI, con la posibilidad para los territorios que integren esa España plurinacional de celebrar referéndums no vinculantes jurídicamente pero sí políticamente. La segunda, es una versión más light, que es la que ha puesto de moda el PNV. En síntesis: no podemos renunciar a la soberanía nominal española, porque eso nos supondría la salida de la Unión Europea, pero sí podemos hacer algo que yo resumo en una frase: no se trata ya de sacar a Euskadi y Cataluña de España sino a España de Euskadi y Cataluña. Eso tiene tres fases: reconocimiento jurídico de la nación vasca y de la nación catalana, leyes autonómicas que no dejen margen ninguno a la legislación estatal, y tercero, negativa de la jurisdicción del Constitucional para solucionar conflictos, que serían solucionados por un procedimiento arbitral como el que se aplica entre estados soberanos. Luego está la España de Vox, que lo que quiere es suprimir las autonomías, un ataque frontal a la Constitución. Y una España muy cerrada a la Unión Europea, soberanista; es la tesis de Orban, de los polacos... Y muy cerrada al mundo, son negacionistas del cambio climático, de las vacunas... una cosa muy rara. Y luego está la nuestra, la España constitucional, que es muy sencilla, la unidad de España, que las leyes se cumplan en todo el territorio, que ya tiene mandangas que tengas que decir esto en un Estado de derecho, economía social de mercado, europeísmo y multilateralismo.

-Y la de Sánchez ¿cuál es?

-Varía. El Sánchez candidato apareció con una bandera española, dijo que en el referéndum del 17 había habido rebelión aunque no hubiese habido violencia; luego, cuando es presidente, resulta que cree que ya no hay rebelión, sí que puede haber sedición, con lo cual la deroga para que no se aplique, abarata la malversación, con lo cual convocar un referéndum y financiarlo desde las instituciones públicas ha dejado de ser delito. A partir de ahí entramos en una fase en la que él se va deslizando según las exigencias que sus socios le plantean para seguir en Moncloa. Como él no tiene ningún principio, ningún límite ético, llegará donde le exijan llegar, y una reválida de Sánchez nos plantearía el referéndum de secesión, y eso sería un desastre.

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-¿Estas elecciones son un plebiscito a favor o en contra de Sánchez?

-Creo que lo son. Esto ya pasó con Zapatero, tras las municipales y autonómicas él deja de ser candidato. Esta es la primera parte del partido, si él no sale dañado el tema se nos complica mucho. Estamos ante un ciclo electoral completo. Y además, puede tener consecuencias en el PSOE. Hay una corriente que no comulga con las tesis de Sánchez, lo que pasa es que los barones que son contrarios no se atreven a formularlo, hacen alguna declaración que luego matizan o retiran, y ahí estarían desde Ximo Puig, Lambán, García-Page, Fernández-Vara y otros, que creen que ha desnaturalizado al PSOE y temen que desaparezca como desapareció en Francia o en Italia.

-Ha salido antes Vox, con el que el PP ya está gobernando en Castilla y León. ¿Cuál debería ser la estrategia del PP con Vox?

-La prioridad es desalojar a Sánchez porque Sánchez nos lleva a una deriva, lastrado por sus socios, de los cuales depende cada día más, que puede acabar con la destrucción del demos constituyente, de la idea misma de España. Si para pararle hay que entenderse con Vox, habrá que entenderse con Vox. Pero nuestro partido lo que tiene que hacer es definir un proyecto muy nítido que nos permita reconocernos a nosotros mismos y ser reconocidos por los demás, incluido Vox. Fijar unas líneas rojas: nosotros no podemos retroceder ni un centímetro en el tema de igualdad y de violencia de género, no podemos retroceder el tema autonómico, otra cosa es que haya que mejorar el funcionamiento de las autonomías y completarlo con la ley de financiación, somos europeístas, multilateralistas, creemos en Naciones Unidas, no negamos el cambio climático...

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-¿El PP de Feijóo es el mismo que el de Ayuso?

-Sí. Vamos a ver, esto no es el comité central del Partido Comunista de la URSS, no es un partido minarete, es un partido cúpula y ahí caben gentes de distintos pensamientos, liberal, democristiano, etcétera, y caben distintas sensibilidades. Esas líneas que he comentado las compartimos todos, otra cosa es cómo se manifiesten. Entre Ayuso y Núñez Feijóo no hay diferencias profundas, hay diferencias de expresión, nada más. Y este partido tiene que ser plural.

-Al hablar de las líneas rojas a la hora de negociar con Vox ha citado la igualdad. ¿Mantendría el Ministerio de Igualdad?

-¡No, eso es una tontería! (lo dice tajante). Tener 22 ministerios es una provocación, el de Educación y Cultura que era uno ahora son cuatro, eso es un disparate.

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