![«Necesitamos replantear nuestra relación con la energía, los alimentos y la naturaleza»](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202211/29/media/cortadas/vicente-domingo-RDTvkC2BnPdhvFqOyrSzAVP-624x385@Las%20Provincias.jpeg)
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Jorge Peiró
Miércoles, 30 de noviembre 2022, 10:00
El Centro Mundial de Valencia para la Alimentación Urbana Sostenible (Cemas) nació de la voluntad del Ayuntamiento de Valencia por hacer políticas alimentarias sostenibles. Dirigido por Vicente Domingo, el Cemas quiere reducir el desperdicio alimentario e impulsar una gastronomía valenciana más sostenible, entre otras metas. Ahora, une sus fuerzas con el Palacio de Congresos y la Fundació Lluís Alcanyis, con lo que el cumplimiento de estos retos se antoja más cercano.
–¿Cómo valora el acuerdo a tres firmado recientemente con el Palacio de Congresos y la Fundació Lluís Alcanyis?
–El acuerdo confirma el interés común de diversas instituciones públicas por mejorar nuestro sistema alimentario. Toda acción en esta línea de trabajo será más que bienvenida por el Cemas. Demuestra la convergencia de intereses de tres entidades públicas, bajo el prisma de mejorar, datar e implementar modelos de análisis que ofrezcan soluciones de cara a reducir significativamente el desperdicio alimentario. Pero la metodología de la Universitat de València y la colaboración de expertos en estas cuestiones va a generar conocimiento que será compartido. Eso es lo bueno de lo público, la capacidad de ofrecer datos, experiencias y conocimientos que orienten a todas aquellas personas, instituciones o empresas que tengan verdadero interés en estas cuestiones.
–¿Qué les ha impulsado a trabajar juntos?
–La idea fundamental de este proyecto se basa en ese espacio que necesitaba ser revisado urgentemente al que denominamos desperdicio alimentario. Entendemos que el conocimiento y las propuestas para mejorar en aspectos de sostenibilidad, no solo medioambiental, sino también social y económica obliga a la interacción de entidades dedicadas al estudio y al fomento de proyectos que ayuden a reducir el desperdicio alimentario. Estamos, pues, ante un caso ejemplar de análisis de una problemática que debe ser tratada lo antes posible, incluso antes de sus primeros resultados que ofrece elementos para que puedan ser compartidos y utilizados.
–¿Qué puede aportar el Cemas en este acuerdo?
–El Cemas puede ser un elemento dinamizador y un coprotagonista de los resultados y de todo el proceso de este proyecto. Tenemos una relación permanente casi diaria con FAO y otras entidades de Naciones Unidas, además de universidades y centros de investigación. Eso nos permite consultar y compartir líneas de trabajo que facilita la toma de decisiones. La capacidad de relación del Cemas hoy es global y supone un orgullo para esta entidad compartir todos los días con ciudades de todo el mundo ideas, proyectos y estrategias generadas desde lo público y también desde la sociedad civil y el sector privado con el objetivo de conseguir sistemas alimentarios urbanos, sostenibles.
–Dice que esta alianza está llena de futuro, ¿por qué?
–Una entidad con la proyección internacional y el buen hacer del Palacio de Congresos vincula su actividad cotidiana con una de las universidades más reputadas del mundo como es la Universitat de València. Estoy seguro que esta primera alianza dará paso a otro tipo de estudios y proyectos puesto que ahora esa gran estrategia presente en cualquier acción que es la sostenibilidad supone afortunadamente el intercambio de conocimientos y la permanente revisión de procedimientos en aras de la coherencia. El Palacio de Congresos ha demostrado un verdadero interés por la mejora permanente de sus servicios. Estoy seguro de que desde la Universitat de València, el conocimiento y la sabiduría al servicio de una entidad del renombre del Palau, generará proyectos y realidades de las que todos podemos estar orgulloso. El Cemas ofrece sus contactos, su conocimiento y la permanente mejora de cualquier forma de producción, distribución y consumo alimentario, lo que significa que nos tendrán a su lado en cualquier idea o propuesta. Para nosotros es un verdadero honor.
–Esta ventana de oportunidades que se abre a la colaboración, ¿sobre qué pilares y valores se sustenta?
–Cualquier ciudadano de cualquier lugar del mundo hoy puede observar que emerge con urgencia la necesidad de replantear nuestra relación con la energía, con los alimentos y con la naturaleza. Esta ventana de oportunidades a la colaboración muestra una nueva manera de afrontar los problemas basada en la multilateralidad, en compartir honestamente la sabiduría y en diseñar acciones, muchas veces locales y generalmente globales, que orientan su razón de ser a modelos respetuosos no solo con nosotros mismos y con el planeta, sino con las próximas generaciones. Tenemos que repensar nuestros modelos de explotación, nuestros modelos de conocimiento y nuestros modelos de respeto.
–¿Cómo podemos reducir el desperdicio alimentario hoy en día?
–La idea fundamental es considerar el alimento como un bien vinculado a la dignidad de muchas personas y animales. Casi el 40% del desperdicio alimentario se produce en los hogares. Eso supone que otros sectores como la producción la distribución o la transformación ya han comenzado a tomar medidas para reducir el desperdicio. Más de 800 millones de personas no pueden alimentarse adecuadamente y que por otro lado, un tercio del alimento que se genera va a la basura. El desperdicio alimentario es un reto a nuestra coherencia y una oportunidad para valorar lo que realmente es valorable frente a modelos de consumo que sencillamente nos llevarían a una situación más insostenible.
–¿Cómo se puede impulsar una gastronomía valenciana sostenible?
–Valencia se encuentra en un lugar privilegiado. La huerta de Valencia es un espacio que es capaz de ofrecer cuatro cosechas en un año. La gastronomía valenciana está íntimamente relacionada con la producción de la huerta, con la explotación pesquera familiar de bajura y ha tenido una relación natural con los procesos del año. Se cimenta en dos de los pilares fundamentales de un sistema alimentario sostenible; la alimentación de proximidad, de temporada. Uno de los platos universales que nos proyectan hacia el mundo es la paella. Precisamente los que disfrutamos de una buena paella a menudo recordamos como nuestras madres y nuestras abuelas a la hora de hacer la paella producían más de la normal. Es decir, la paella es un plato curiosamente que se cocina para que sobre y al día siguiente o varios días después se pueda disfrutar. Es un verdadero ejemplo de coherencia y sostenibilidad y una herramienta valiosa para la lucha contra el desperdicio alimentario. Podríamos decir que la gastronomía valenciana desde hace siglos ha entendido el valor de la interacción positiva y sostenible con nuestro entorno natural.
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