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Jueves, 27 de junio 2019, 01:53
Según estimaciones oficiales, España dispone de algo más de 420.000 hectáreas de superficie natural protegida. Con la llegada del verano, muchos de estos espacios son visitados por familias, amantes de la naturales y todo tipo de excursionistas que disfrutan, aprenden y recorren rincones de enorme riqueza natural y paisajística. Para protegerlos y cuidar de ellos para que sigan conservando todas las características que les hacen únicos, es necesario seguir unas sencillas recomendaciones que todos deberíamos tener presentes a la hora de visitar zonas de especial protección medioambiental.
En toda España se contabilizan 136 parques naturales, 15 Parques Nacionales y un gran número de reservas protegidas y zonas de especial atención medioambiental. Todos ellos son espacios de gran valor y en los que habitan especies de gran importancia, incluyendo algunas de las nueve especies de animales en peligro de extinción registradas en el territorio nacional. Por todo ello, es ideal seguir una serie de recomendaciones y consejos a tener en cuenta para no alterar esos espacios como los que aporta la Fundación Aquae y que contribuyen al correcto mantenimiento de las zonas de especial relevancia.
Lo más importante para disfrutar de este tipo de espacios es no alterar el ecosistema con nuestra sola presencia. Por ello, no están permitidas las actividades o los comportamientos que supongan un verdadero peligro para la conservación del parque o reserva natural, que alteren la quietud y tranquilidad, o que supongan un posible deterioro de la calidad de la visita para el resto de los visitantes. De la misma forma, no tienen cabida comportamientos incívicos como arrancar o cortar la vegetación, así como recoger sus frutos, flores y semillas. Todo tiene su porqué en una zona protegida y, por ello, no se deben entender como zonas de libre disfrute, sino como santuarios para especies de flora y fauna. Por ello, son zonas libres de caza y pesca, y sus animales silvestres deben estar protegidos de molestias, posibles heridas o capturas. Esto incluye a sus larvas, huevos y crías.
Bajo ningún concepto está permitido liberar en plena naturaleza animales, sobre todo si no son de ese mismo hábitat. La experiencia de las últimas décadas nos ha mostrado cómo de complicadas son de eliminar las especies invasoras, sobre todo cuando consiguen mimetizarse con en el espacio y reproducirse con especies locales. Uno de los ejemplos más llamativos es la plaga de cerdos vietnamitas que sufren algunas zonas de monte en Galicia o Castilla-La Mancha. Esta recomendación también es extensible a las plantas.
Las recomendaciones de la Fundación Aquae también incluyen una que podría parecer menor pero no lo es: respetar el silencio de la naturaleza. Solo así estaremos conservando el hábitat en plenitud y se podrá observar en todas sus facultades. De la misma forma, no está permitida la emisión de luces o destellos deslumbrantes que alteren la tranquilidad de la noche salvo el uso de linternas individuales, para las que se recomienza una potencia y color que sean respetuosos con los animales del entorno.
Aunque la visita se haga con personas acostumbradas al senderismo y amantes de la aventura, se recomienda siempre no salir de las sendas y caminos señalizados. Es esencial intentar no dejar huella de la presencia humana en el entorno natural y, por supuesto, llevar de vuelta a las zonas urbanas cualquier tipo de residuo que genere la actividad.
Aunque pueda parecer algo evidente, no está permitido recolectar, destruir o alterar elementos de interés arqueológico, histórico o geológico. Lo mejor en esos casos es avisar a la autoridad competente, en la mayoría de los casos la Guardia Civil, que se hará cargo de los restos si son de nuevo hallazgo. Si ya han sido analizados y los expertos decidieron dejarlos en ese lugar, mejor contemplarlos en su contexto y dejarlos para que futuras generaciones puedan también aprender de ellos.
El respeto al ecosistema también debe mostrarse no realizando inscripciones, señales o signos y dibujos sobre árboles, piedras o equipamientos. Tampoco se deben levantar hitos o poner señales que puedan indicar nuevas rutas, ya que, sobre todo en los parques naturales, estos senderos son planificados por los técnicos teniendo en cuenta muchas variables: accesibilidad, respeto a los hábitats, climatología o comportamiento de las especies, entre muchos otros factores.
De cara a pasar el día en lugares de especial protección, hay que tener en cuenta que no se pueden lavar utensilios en ríos, arroyos o láminas de agua, ni emplear detergentes o jabones en sus proximidades. Lo mejor, guardar todo en la mochila y esperar a salir del parque y encontrar una fuente o llevarlo todo a casa.
Aunque son práctica habitual para deportes de naturaleza como el barranquismo, el senderismo, el descenso o la escalada, no es recomendable emplearse clavos o medios técnicos de perforación de la roca que supongan agresiones mecánicas o acústicas al medio natural. Todos estos sistemas solo deberán utilizarse en zonas que estén autorizadas para ello y siempre que las autoridades medioambientales hayan dado su visto bueno. Lo mismo sucede con el magnesio u otros medios químicos para el agarre en manos y pies, que está prohibido en lugares protegidos.
Si se puede acceder con vehículos, siempre hay que evitar estacionar en los márgenes de carreteras o entradas de pistas y caminos. En el caso de que esté permitido pernoctar, lo ideal es no instalar tiendas de campaña, dobles techos o similares. Los expertos recomiendan dormir al raso, con un saco, y disfrutando del cielo estrellado.
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