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Las fiestas josefinas del 2020 iban a ser muy especiales para una comisión. No por que fuera a competir con su falla en la sección Especial o porque celebrase un aniversario concreto. Iban a ser muy especiales para Albacete-Marvá de la Hispanidad porque es la falla de la fallera mayor de Valencia, Consuelo Llobell. Y eso sucede muy pocas veces en la vida. Es la segunda vez desde 1987, cuando Mari Carmen Mollá fue la máxima representante de la fiesta en Valencia.
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La ilusión depositada en la semana grande se desvaneció el martes por la noche como el humo de una carcasa al estallar en un día de viento. No es difícil imaginar la decepción de los componentes de esta comisión que nació en 1942, fundada por niños, entre los muros de la Finca Roja. La fallera mayor de Valencia es de los suyos. La han respaldado en muchos actos oficiales, la han aclamado durante las mascletaes y se dejaron las gargantas a los pies de las torres de Serranos en la Crida. La iban a tener una noche en la semana fallera y Albacete-Marvá iba a ser la única falla de Valencia que acompañara a Consuelo en una de las ceremonias más emotivas para cualquier valenciano: la Ofrena de Flors a la Mare de Déu dels Desamparats. Este año, si cabe, había más ganas de Fallas que nunca.
Inmaculada Arenas, la presidenta, está más que indignada. «No han fastidiado solo a las Fallas, han fastidiado a toda la Comunitat Valenciana. Los políticos del Gobierno central no saben lo que han hecho ni las consecuencias económicas que tiene y los de aquí no nos han defendido. Si había que tomar la decisión de suspender las Fallas se adopta hace 15 días, cuando las fallas aún no están en la calle, no ahora. Pero no, se han esperado a que se celebrasen las manifestaciones del 8 de marzo para el lucimiento de algunos», afirma.
Los responsables de la junta directiva se afanan en evaluar el perjuicio económico creado y resolver contratos no ejecutados, porque «no está nada claro que las fallas se aplacen. Se han suspendido», afirma Arenas. «No sabemos nada de lo que va a suceder, por eso tenemos que tratar de paliar el daño que vamos a sufrir y rescindir contratos por causa de fuerza mayor y riesgo sanitario decretado por el Gobierno», relata la presidenta.
No solamente el roto a la economía de la falla preocupa a Arenas. «Nuestro cuadro de honor está muy fastidiado. De tener un año fabuloso pasamos a tener un año horrible», lamenta la presidenta.
A Andrea Alfonso, la fallera mayor 2020, las palabras se le quedan atascadas en la garganta. «He pasado la noche llorando. Estoy rota, como todos los que formamos parte de las fallas. Rabia, impotencia por no saber qué va a pasar. Llevo todo el día pegada al móvil viendo noticias, esperando ver que haya respuestas a las miles de preguntas que todos nos hacemos. Esto es muy duro», lamenta Andrea.
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Alicia García es la fallera mayor infantil. Su madre, Cristina Esteve, está desolada. «Es un día muy triste para todos los que queremos tanto estas fiestas. Ojalá pudiéramos verlo con el corazón y los ojos sencillos de una niña», indica. De momento, los padres, ambos falleros, han preferido evitar el mazazo directo a la niña, pero son conscientes de que no la pueden aislar. «Serán días tristes los que se nos vienen encima porque será cuando Alicia no deje de preguntar», teme Cristina.
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