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«La gente que vea esto en la plaza del Ayuntamiento va a alucinar». Son palabras de la fallera mayor de Valencia, Berta Peiró, que ... este lunes ha visitado el taller de Alejandro Santaeulalia y Vicente Llácer en Alcàsser para ver los primeros avances de 'Fauna fallera', el monumento municipal que se plantará en la plaza del Ayuntamiento. Y tanto que va a alucinar la gente. Porque se vuelve al clasicismo con una falla tradicional que tira de ironía y de animales personificados para arrancar sonrisas. Las primeras, las de la corte de honor, cuyas integrantes han prorrumpido en gritos, saltitos y taconeos excitados al ver la que sin duda será una de las imágenes de estas fallas: un carrito donde van cuatro bebés felinos camino de la Ofrenda.
Esa pieza, de hecho, iba a saer la que saliera a la plaza el día 4 de marzo tras la Cabalgata del Ninot, pero finalmente será un perezoso fallero porque el carrito de felinos falleros es demasiado algo «y chocaba con las luces de la calle de la Paz», tal como ha explicado el concejal de Fallas, Santiago Ballester, al que esta mañana hasta le han dicho, en tono de broma, que la falla municipal «competiría con Convento» en altura. Porque la falla será más alta de lo esperado: superará los 25 metros de altura.
'Fauna fallera' supone un retorno al clasicismo con un monumento que cuida de la trasera, donde hay un babuino que sonríe el transeúnte. Está protagonizada por una familia de felinos de distintos tipos (distintos estampados en cachorros que se supone que son hermanos, pero esto tampoco es un documental de animales) que se prepara para ir a la Ofrenda. El carrito con los bebés, de hecho, es el que más ha gustado. «Yo quiero uno de esos, tía, me muero, qué mono», ha sido uno de los gritos más repetidos entre las falleras de la corte mayor.
Hasta se ha oído algún «por fin» en referencia a que vuelve la falla clásica (algunos dirán antigua) a la plaza del Ayuntamiento. Tras años de monumentos más novedosos, 'Fauna fallera' regresa a un tipo de falla que gusta mucho entre los aficionados y que quizá representa más el modelo que más se planta en las demarcaciones que algo más rompedor como se hacía en años del Rialto, aunque también es verdad que si no se arriesga en la falla municipal, fuera de concurso, dónde se va a arriesgar.
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Berta, por su parte, hasta eligió el ninot que se llevará a casa. Se trata de una coneja con traje de fallera que casi hizo llorar a alguna de sus compañeras. «Es que mira qué mofletes», decían. El personaje, que, ciertamente, es monísimo, irá en una parte superior del monumento. «Lo tendrán que descolgar los bomberos porque va muy arriba», han comentado los artistas. Las falleras, además, vieron «los pajaritos» que van en la parte superior de los cuernos del búfalo central. «Mirad, si son más altos que yo, un 'pajarito' de metro ochenta», decía con ligereza Berta mientras se ponía al lado del ninot para que sus compañera vieran el tamaño.
Tanto Llácer como Santaeulalia han celebrado este lunes la alegría de la corte mayor, han expresado su deseo de que a los aficionados les guste tanto como a ellas y han asegurado que llegarán a tiempo porque van «muy avanzados». La plantà, de hecho, empezará el día 7, cuando llegarán más piezas a la palza, pero será el 8 cuando se tire de grúa para elevar volúmenes hacia las alturas. Las integrantes de la corte mayor se han ofrecido a ayudar, a lo que Llácer les ha dicho, siempre en tono de broma: «Os tengo que contratar a todas que si no, no llego».
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