Lola Soriano
Valencia
Martes, 12 de abril 2022, 17:44
Marina Puche y Manolo García Lleonart no han tenido rival. Han sido la única candidatura presentada para la falla municipal de 2023, pero además, han ganado el concurso por mérito propio, ya que el jurado ha quedado prendado con la propuesta presentada por la nueva ... generación de dos familias con fuertes raíces en la nada fácil profesión de artista fallero. De hecho, han ganado por unanimidad.
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Tanto el sello de García como el de Puche siempre han sido distintivo de calidad y de innovación creativa y, por eso, todo el mundo fallero tenía claro que el concurso no iba a quedar desierto, aunque fuera una opción administrativa posible.
Nada más empezar a desplegar las ideas que proponen para la falla de la plaza del Ayuntamiento, el jurado lo ha tenido claro. Los ingredientes esenciales serán la vareta, marca distintiva del taller de Manolo García, y el mundo creativo y de ilustración de Marina Puche, un cóctel que seguro que será sorprendente.
El tándem artístico ha defendido la iniciativa cuyo lema es 'Cardioversió valenciana'. Se da la circunstancia de que por primera vez en la historia la firma de una mujer estará presente en el diseño de la falla grande municipal, con Marina Puche, y lo estará junto con la de Manolo García Lleonart, un artista que ya ha trabajado en varias fallas grandes en la Plaza del Ayuntamiento bajo la dirección de su padre, el artista Manolo García.
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Como anécdota, cabe destacar que este éxito les llega justo el año en que Marina Puche va a ser mamá por primera vez, ya que está embarazada y espera un bebé para el mes de mayo. Se trata de un niño que llevará por nombre 'Pepe'. «Va a ser un año muy loco, entre la falla grande y mi faceta de mamá. Será intenso y de mucho trabajo, pero será bonito».
En el proyecto destacará un corazón. Concretamente se centrarán en la reanimación de la ciudad de Valencia después de las duras restricciones por la pandemia y la idea es que ese corazón vuelva a latir con fuerza con todo aquello que le hace estar alegre y acelerarse de emoción.
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El comité seleccionador lo han integrado cinco personas propuestas por varias entidades falleras, del mundo de las artes y de la sociedad del Cap i Casal: Rafa Mengó, a propuesta de la Federación de Fallas de Especial; Montse Català, designada por el Gremio Artesano de Artistas Falleros de València; Miguel Arraiz, en representación de València Capital Mundial del Diseño 2022; Nuria Enguita, a propuesta de Visit València, y Lydia del Canto, en representación de Levante-EMV.
«El impacto, el contraste y las sensaciones» serán clave en la falla grande municipal de 2023, según ha explicado Rafa Mengó. Precisamente, esas sensaciones y «el concepto de comunidad» han sido aspectos destacados también por Nuria Enguita, para una falla que contará con «la solvencia de la vareta, del taller de Manolo García y de la frescura de los ninots de Marina Puche», ha añadido Montse Català. Para Lydia del Canto, el mensaje de la falla grande municipal del año que viene «es el que necesita València en 2023 para reafirmar la alegría de la fiesta».
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Si bien tendrán muy cerca los consejos de sus padres, Manolo García y Pepe Puche, la firma del proyecto municipal será de las nuevas generaciones, que ya se atreven a dejar huella en la plaza del Ayuntamiento después de muchos años de crecimiento personal.
Cabe destacar que Marina Puche, nieta de Julián Puche e hija de Pepe Puche, se hará cargo del diseño, y la ejecución será un reto de Manolo García hijo. Ambos defienden que «puede haber fallas 100% de creadores y diseñadores valencianos».
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El tándem promete hacer una falla que no se olvidará y una vez más demostrarán la buena sintonía de las dos sagas. Como recuerda Marina Puche, «ya hemos trabajado juntos en otras ocasiones, ya que por ejemplo cuando he hecho un proyecto para las carrozas de la Feria de Julio, la carpintería era de Manolo García. Además, hice un mural para un colegio, dentro de la campaña 'Dones de ciència' y también me ayudó Manolo».
Manolo de 36 años de edad, lleva ya 22 años de oficio en el taller de la familia, ubicado en la Ciudad del Artista Fallero. Ha participado en las cuatro fallas municipales que el taller de Manolo García ha creado para la plaza del Ayuntamiento, con el Moisés de 2014; el león de las Cortes de los Diputados de 2015; el artesano de 2016 y la torre de Calatrava de 2017.
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Además, ha creado cinco fallas infantiles para San José de Pignatelli y ha participado en las fallas grandes de Na Jordana (2012 y 2013), Nou Campanar (2014), Palleter-Erudit Orellana (2018) y plaza de la Reina (2019), mientras que también ha formado parte en los proyectos de las fallas grandes municipales desde 2014 hasta 2017.
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Además, ha participado en varios proyectos de hogueras en Alicante, en la construcción de carrozas para la Batalla de Flores de Valencia, en decorados para los carnavales de Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife y en la elaboración de múltiples proyectos de decoración, expositores y escenarios, si bien será la primera vez que Manolo García Lleonart ponga su firma como cabeza de cartel.
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En el caso de Marina Puche, Marina es licenciada en Bellas Artes y máster en Producción Artística (UPV), con posgrado Universidad de Diseño Burg Giebichienstein, Kunst und Design (Halle, Alemania) y ha recibido varias becas y reconocimientos.
Ya ha plantado antes fallas infantiles en Quart-Palomar donde se estrenó trabajando mano a mano con José Luis Ceballos y Francisco Sanabria, artistas con los que compartió inquietudes en la facultad de Bellas Artes, y luego en solitario.
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No hay que olvidar que ha llegado a plantar en la sección Especial infantil, concretamente en la comisión de Exposición-Micer Mascó donde obtuvo en 2012 el tercer premio de sección y el segundo de Ingenio y Gracia con el lema 'Algodón de azúcar'.
Además, por ejemplo, en las Fallas de 2022 había diseñado para los artistas falleros Latorre y Sanz el exitoso proyecto plantado en la falla Pizarro, en la que hace un juego de palabras con el juego corporal, con el lema 'On hi ha pel hi ha alegría'. Y en 2021 también diseñó para Latorre y Sanz (artistas de las fallas municipales de 2018 y 2019) la falla de Maestro Arambul Sanz de Campanar, donde hablaban de la gastronomía con el lema 'L'aperitiu'.
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Galiana ha mostrado su confianza en el proyecto validado por el jurado. «Será una gran falla firmada por dos artistas que cada vez tienen un sello más reconocible por parte del mundo fallero y que seguro que durante los próximos años continuarán agrandando su peso dentro de la historia del arte fallero», ha afirmado. Además, ha agradecido tanto al jurado de hoy como al de ayer su trabajo y ha destacado el incremento presupuestario de un 6 por ciento en las dos fallas «para continuar apoyando al sector de los artistas falleros y al elemento central de nuestra fiesta grande, que es la falla». Así, la partida destinada para la falla grande municipal llegará este año a los 217.300 euros, el presupuesto más alto de los últimos 11 años.
Una vez resuelto el proceso de selección y en el plazo máximo de un mes, las personas responsables de las propuestas seleccionadas tendrán que presentar un proyecto definido y concretado ante el Ayuntamiento. Durante ese plazo, el comité de selección y el Ayuntamiento podrán mantener una sesión informativa con que se puedan incluir en el desarrollo del proyecto las sugerencias que puedan aparecer como resultado del examen, valoración y resolución y las que pueda señalar el consistorio con posterioridad, siempre que no alteren sustancialmente la propuesta seleccionada.
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Los criterios que tendrán en cuenta los comités de selección para elegir las fallas municipales de 2023 incluirán la solvencia técnica y artística global de los proyectos presentados, su originalidad, el carácter satírico de la obra en conjunto, su claridad conceptual y la singularidad de la idea planteada, la integración de la obra en el espacio público en que tiene que instalarse, la calidad compositiva y espacial, la facilidad de recorrido, accesibilidad y relación visual desde el exterior, la adecuación entre la obra y su apoyo literario, el uso de materiales para contribuir a una cremà lo más limpia y respetuosa posible con el medio ambiente, el uso de recursos que favorezcan la interacción de la obra con el público y la adecuación del proyecto a los objetivos marcados en la convocatoria.
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