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La falla infantil del Ayuntamiento de Valencia es una oda al reconocimiento que recibió la ciudad como capital verde europea. En lugar de los ... tradicionales ninots, este año las figuras son de cartón, como un compromiso con el medioambiente
«Me encanta. Realmente las primeras fallas eran así, de cartón», cuenta emocionada Montiel. Ha llegado a primera hora para poder ver la mascletà pegada a las vallas. Mientras la Plaza del Ayuntamiento se colapsa, ella aguarda pacientemente a que lleguen las 14 horas para disfrutar del espectáculo pirotécnico.
Las opiniones son controvertidas. Los espectadores se esperaban observar un monumento más tradicional. «Debería haber ninots. Pintar cartón es muy fácil. Me esperaba otra cosa», dice Sergio. Él también ha conseguido hacerse un hueco entre la multitud y verá la mascletà en primera fila.
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«El cambio siempre es bueno. Además ahora hay que tener conciencia con el medioambiente y este es el ejemplo perfecto», observa Amparo. Los valencianos han aplaudido una fallita tan original y sostenible.
El lema de la falla es fácil de captar. A los pies del monumento hay una plaza que reza: «Ser Capital Verde europea 2024 ha sido un éxito colectivo que será para los niños de hoy una ciudad mucho mejor». La fallita desprende frescura y es un fiel retrato de los valores de la ciudad.
Los artistas falleros que han dado vida a esta obra son José Luis Ceballos y Francisco Sanabria junto a Marina Puche. Los artistas han calificado esta falla como «un reto». En las bases del concurso se estipulaba que no podían utilizar poliestireno. Por ello, el monumento completo está hecho de madera, grapas, papel y cartón. Sólo un 3% de su composición está hecha de corcho y es ecológico.
Desde el primer momento supieron que recibirían opiniones dispares. «Estamos contentos con el resultado. Es una falla arriesgada porque es muy diferente pero creemos que va a calar en la gente», comentan Ceballos y Sanabria.
Valga la redundancia, califican al monumento como «muy infantil. Al fin y al cabo va dirigido a los niños y les ha llamado mucho la atención porque se sienten como si estuvieran dentro de un cuento gigante», aseguran los artistas falleros. Todos los detalles están perfectamente cuidados y las escenas representan microcuentos. Màxim Huerta escribió los fragmentos relacionados con la vida en la huerta valenciana y Teresa Brucheta, sobre los parques.
Para los artistas falleros, lo que más llama la atención de esta pieza son las ilustraciones. Entre las figuras se representan emblemas valencianos: las naranjas, la huerta. Un simbolismo cercano que sin duda corona la figura de «la iaia pescadora» representada sonriente en una barca junto a sus nietos. También se retrata la recogida de tomates en una escena muy familiar en la que padres y niños arriman el hombro para trabajar la huerta. La fallita está completamente inspirada en los espacios naturales de la ciudad.
El mensaje está claro: incentivar a los valencianos a que adopten un estilo de vida más responsable con el medioambiente. En la parte superior hay una representación de muñecos que van en bicicleta o en patinete para recorrer Valencia. Un trayecto que va desde el Miguelete hasta las Torres de Serranos.
Ni una sola de las figuras está con el móvil. Al contrario. La fallita del Ayuntamiento invita a reconectar con la ciudad y también con nosotros mismos. En la plaza de la Virgen, una abuelita lee un libro en compañía de sus nietos. Los pajaritos que les acompañan también tienen su lectura entre las manos.
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