Un balcón fallero de 24 millones

Es el precio por el cual el Consell adquirió, el pasado mes, el mítico edificio situado en la esquina de la plaza del Ayuntamiento con la calle Roger de Lauria. A la espera de que se concrete un arcano, por el momento, Centro Europeo de las Regiones, del que se sabe muy poco, la Generalitat ha decidido emplear el inmueble como espacio desde el que ver las mascletaes. Del 9 al 19 de marzo, el presidente invitará a representantes de la sociedad civil para vibrar en la catedral de la pólvora desde una ubicación envidiable. Difícil de mejorar, en realidad.

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Paco Moreno

A falta de concretar los usos de un edificio sobre el que los distintos partidos políticos en el Ayuntamiento siguen proponiendo como contenedor de varias iniciativas, como centros de innovación, Correos será una suerte de balcón oficioso. Fuentes de la Generalitat han confirmado que no quieren competir con el del Ayuntamiento. «Cuando vengan los ministros o quien venga irán ahí», han indicado. ¿Pero a Correos también? «Quizá», responden. Y si el presidente Puig va a ver la mascletà, ¿irá al del Ayuntamiento? «Sí, bueno, alguna vez puede estar en Correos, pero el oficial es el otro», aseguran.

Vamos, que no es oficial pero casi, y que Puig siempre irá al del Ayuntamiento, salvo cuando vaya a Correos, y que los ministros irán al Ayuntamiento, salvo cuando vayan a Correos. Además, tal como ha podido saber este diario, se dan casos de personalidades invitadas al mismo día a los dos balcones, por lo que tendrán que elegir si quieren más a mamá o a papá. Fuentes del Consell han confirmado que no se puede hablar de «balcón» porque el edificio no tiene balcones, sino ventanas, y que hasta el momento la Generalitat sólo podía llevar a sus invitados a una terraza «muy escorada» del edificio del Rialto.

Además, desde Presidencia han insistido en que la invitación, más que para ver la mascletà, es para que la sociedad civil «pueda conocer de primera mano el interior del edificio de Correos» y, de paso, nadie les va a impedir asomarse a una ventana para ver el disparo. Quizá en esas reuniones se pueda concretar más ese Centro Europeo de las Regiones que albergará el inmueble y del que, por el momento, no se sabe casi nada.